YUCATÁN • 31 DE AGOSTO DE
2008
(Notimex) El relato sobre la vida y muerte de un
toro de lidia famoso por embestir y matar a cornadas caballos en improvisados
ruedos yucatecos, se ha convertido en la "novedad" de la temporada en
los puestos de discos 'piratas' de la entidad. Ahí, la denominada "fiesta
brava" tiene un antecedente ancestral. El animal, de nombre "El
Sinaloense", pero de origen guanajuatense, cercano a los 500 kilos,
resultó ser un negocio redondo para su propietario, Pedro Pérez Sosa,
ganadero de la localidad de San Pedro Kulinché, quien lo 'rentaba" en 20
mil pesos por corrida, lo que hacía a veces en tres ocasiones en un solo día.
El animal se hizo famoso al despertar el morbo de
gente que llenaba improvisados cosos taurinos de pueblo, hechos de palos y
huano para ver cómo, con inusitada y auténtica furia, atacaba caballos que le
ponían ex profeso para que los matara a embestidas en un espectáculo por demás
cruel y salvaje.
Las corridas de toros en los poblados de
Yucatán se realizan con base en bureles rentados que constituyen un auténtico
peligro para los toreros, al ya no irse los astados con la "finta"
del capote, tras varias salidas al ruedo, a diferencia de las corridas
habituales en las que los toros mueren en su "debut". De hecho, en
muchos de estos casos, el toro pasa a ser la "estrella" de la
corrida, tal como sucedió con "El Sinaloense", quien por prolongado
tiempo fue la "minita de oro" de su propietario, la pesadilla de los
equinos, de las sociedades protectoras de animales y la envidia de otros
rancheros yucatecos.
El astado murió recientemente en la población de
Homún, donde fue ahorcado por varios vaqueros al tratar, presuntamente, de
inmovilizarlo con cuerdas y jalar todos para distintos lados simultáneamente.
Este hecho, tal como varias de sus "ejecuciones", fueron filmados y
son parte de la derrama económica que este animal mantiene, ya no a favor del
que fuera su dueño, sino de los distribuidores de vídeos 'piratas' que lo han
vendido por miles en toda la Península de Yucatán.
El vídeo, que tiene una duración promedio de 35
minutos y un costo que va de los 20 a los 30 pesos, es realmente impresionante,
pues se ve como el "Sinaloense" acaba con varios caballos y
literalmente, los acaba hasta reducirlos y desmembrarlos. Quienes lo vieron,
aseguran que el animal tenía un odio "endemoniado" por los caballos,
muchos de los cuales pagaron con su vida ese rencor que lo hizo famoso y por lo
cual su dueño lo aseguró en cientos de miles de pesos. El sólo hecho de su
presencia en un evento era una especie de conjuro que llevaba multitudes a las
"plazas" portátiles, donde seis minutos le bastaban para acabar con
su víctima elegida.
La muerte del "Sinaloense", pese a su
crueldad, causó conmoción, y el animal fue despedido, de manera inexplicable,
en medio de aplausos y hasta con una vuelta al ruedo por su bravura. Pérez Sosa
incluso decidió disecar la cabeza del toro para tenerla de recuerdo, y hay
versiones que apuntan en el sentido de que conserva su semen para crear una
segunda versión del bravo animal que sigue siendo un gran negocio para otros.
"Raúl", un vendedor de discos 'piratas' en
el Centro Histórico, dice que ha llegado a vender en un solo día más de 50
copias de la vídeograbación de las hazañas y la muerte del toro, lo que no
ocurre con ningún otro de los títulos que vende, incluso aquellos "Made in
Hollywood". Algunos videos de esta historia ya están en el servidor de
Youtube e incluso se han establecido foros de discusión sobre el toro que más
ha dado de qué hablar en la Península de Yucatán.
Fuente: Diario
Vanguardia
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