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martes, 15 de enero de 2013

La modelo Elen Rivas se desnuda para protestar contra la tauromaquia



BARCELONA |  29 DE JUNIO DE 2011
Las corridas de toros están prohibidas en las Islas Canarias, Cataluña y Ecuador, pero aún se siguen practicando en muchas partes del mundo, sobre todo en España. Por eso, la modelo ha decidido protagonizar un cartel publicitario junto a PETA y conseguir así su abolición total. La modelo catalana Elen Rivas es la última protagonista de la campaña PETA en contra de la tauromaquia. Para defender sus creencias y ayudar a promocionar la abolición de los festejos, la modelo no ha dudado en quitarse la ropa. Pero, en este caso, su curvas no son lo que más impacta al público, sino las banderillas que han 'clavado' en su espalda, simulando el estado de un toro en plena faena. Su cara es también un reflejo del dolor. Bajo el título de 'La verdad al desnudo: La Tauromaquia es cruel', la campaña de PETA y Rivas pretenden concienciar a los turistas que vienen a España: "No se dejen engañar por la propaganda de la industria taurina". "No hay nada absolutamente nada romántico en torturar y matar animales para el entretenimiento", confiesa la modelo de 36 años que define la Tauromaquia como un "deporte bárbaro y sangriento". Elen Rivas se suma, así, a una larga lista de celebrities que han ayudado a PETA en sus campañas publicitarias, como Eva Mendes, Pamela Anderson, Khloe Kardashian o Alicia Silvertsone.

miércoles, 9 de enero de 2013

Las plantas pueden reconocer a sus “parientes” y colaborar con ellos



ONTARIO   9 DE SEPTIEMBRE DE 2011
Al parecer, las plantas también poseen valores familiares, según sugiere un nuevo estudio, y pueden reconocer a sus parientes cercanos para trabajar en colaboración. La capacidad para diferenciar a un familiar de entre un grupo de desconocidos es ya bien conocida entre los animales, lo que les permite cooperar y compartir recursos; sin embargo, los científicos creen que las plantas tienen destrezas sociales parecidas.
Susan Dudley y Amanda File, de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá, informaron haber demostrado por primera vez que las plantas pueden reconocer a sus familiares. Esto sugiere que las plantas, aunque carentes de memoria y capacidad cognoscitiva, son capaces de establecer complejas interacciones sociales. "Las plantas tienen una vida social oculta bastante complicada", afirmó Dudley. Su estudio reveló que las plantas de la misma especie de una flor silvestre costera crecen de manera agresiva junto a vecinas no emparentadas, pero son menos competitivas cuando comparten la tierra con sus hermanas.
Cakile edentula, una especie norteamericana, presentó un desarrollo de raíces más vigoroso al sembrarla en macetas con plantas no emparentadas que cuando se le cultivaba con miembros de la misma familia materna. Según las investigadoras, este es un ejemplo de selección familiar, conducta común en los animales donde individuos estrechamente emparentados actúan como grupo para sobrevivir en su ambiente.
Menos competencia
La selección familiar también se aplica a la competencia, agregaron las científicas, porque si los integrantes de la familia compiten menos entre sí, el grupo se desarrollará mejor en su conjunto. "Por todas partes se puede ver que hay plantas que crecen junto a otras", señaló Dudley. En ese caso, casi siempre la competencia se traduce en la supervivencia de la más fuerte. "Pero a veces las plantas están emparentadas, y obtienen beneficios al no consumir recursos que gastarían en la competencia -agregó Dudley-. Y, en realidad, no tienen que pagar el precio de no ser competitivas siempre y cuando las vecinas tampoco lo sean"".
Los hallazgos de las investigadoras fueron publicados en la edición más reciente de la revista Biology Letters. Más recientemente, una investigación no publicada por el equipo de Dudley sugirió que otras plantas, a parte de la Cakile edentula, poseen una conducta semejante. Además de limitar el crecimiento de sus raíces, también desarrollan tallos de distintas alturas en presencia de sus hermanas, afirmó. Sin embargo, la forma como las plantas identifican a sus parientes sigue siendo un misterio, reconoció Dudley. Aunque el aprendizaje y la memoria juegan un papel importante en el reconocimiento familiar de los animales, las plantas no tienen esa opción, señaló. Algunos investigadores especulan que las plantas se comunican por medio de las raíces, identificándose mediante minúsculas "firmas" químicas específicas de cada familia. 
Producción de cultivos
El nuevo estudio podría tener importantes implicaciones para la agricultura, agregó Dudley, ya que la competencia puede afectar la producción. En teoría, se cree que es posible mejorar las cosechas si se siembran hermanas colaboradoras en vez de plantas desconocidas. La investigación informa que otros estudios recientes sugieren que las plantas son mejores comunicadoras de lo que se creía. Por ejemplo, algunas especies responden al ataque de insectos que destruyen sus hojas, produciendo sustancias químicas que atraen avispas, que a su vez atacan a los insectos indeseables. No obstante, los científicos continúan perplejos ante el hecho de que las plantas vecinas, que los insectos no atacan, emiten señales de auxilio similares.
En otro estudio por parte de la Universidad de Kyoto, Japón, los investigadores descubrieron que esto podría ser prueba de una señal de alarma adicional generada por las plantas infestadas: las plantas atacadas envían una señal a sus hermanas, las cuales responden generando sus propios "mensajes" de urgencia. "Proponemos la hipótesis de que las plantas han evolucionado para emitir una señal de ayuda secundaria a sus parientes más cercanas, utilizando a los enemigos naturales [de la plaga de insectos]", escribieron Yutaka Kobayashi y Norio Yamamura en la edición más reciente de la revista Evolutionary Ecology. También se sabe que las plantas pueden identificar a sus parientes cercanos para evitar la endogamia, agregó Dudley. "Poseen mecanismos de autoincompatibilidad con los que reconocen el polen -explicó-. De esta manera, impiden la fecundación con su propio polen o el de una planta que comparte sus genes."

domingo, 6 de enero de 2013

El arte de matar


 
Por: Jorge Ramos
Periodista y Escritor
MADRID    15 de julio de 2011
El toro sabe que está a punto de morir. Le quedan segundos de vida. Lo han arrinconado. A cada lado tiene un torero ondeándole el capote, su cola pega contra los maderos del corral de la plaza y frente a él está el rejoneador, quien se ha bajado del caballo, y tiene su espada lista para matar. Por algo se llama rejón de muerte.
Un chorro de sangre, producto de tres banderillas y un rejón de castigo mal colocado, le rueda por su torso. Más de 500 kilos de furia han quedado reducidos a un amasijo de músculos lacerados y un par de ojos aterrados. El toro se está desangrando y tropieza sin caer. Pero el matador no lo dejara morir así. Quiere volverle a clavar la espada, tras la nuca, y derrotarlo. Prueba una vez más y falla. El toro no cae. Trata de nuevo y el toro se derrumba sobre su espalda, con las cuatro patas al aire. El mediocre matador sube ambos brazos y el mentón, esperando el aplauso de miles de espectadores que pagaron hasta 100 dólares por boletos para ver la tortura y asesinato de seis toros. No recibe mucho. Algunos aplausos cortos y secos.
Sale por un lado del ruedo, cabizbajo. Sabe que lo hizo mal. Aún así, quien murió es el toro, no él. Lo que habla de la gigantesca desventaja en la corrida: un mal matador vive, un buen toro muere. 
Mientras tres caballos arrastran el toro muerto, uno de sus cuernos deja un largo surco sobre la arena. Un grupo de hombres arroja arena sobre la sangre derramada, como si trataran de maquillar una cicatriz. Son casi las ocho de la noche pero el sol no se quiere enterrar en Madrid. La mitad del público de la plaza se quema irremediablemente a pesar de los sombreros y abanicos con que se cubre. La corrida apenas ha comenzado; cinco toros más serán lidiados antes de que la tarde haya terminado.
Durante una visita reciente a Madrid, mi hijo, de 12 años, me pidió que fuéramos a ver una corrida. Yo tenía mis dudas, pero él insistió y era absurdo ocultarle lo que puede ver en su laptop en YouTube. Esa tarde no había corrida de toros, era rejoneo, una corrida en la que el rejoneador, montado a caballo, incita, esquiva, y evita una y otra vez la embestida del toro. Clava las banderillas en el lomo del animal, y finalmente lo mata, preferiblemente montado.
Tengo que reconocer que tiene su gracia y talento esta danza de la muerte, aunque el resultado es totalmente predecible: El toro siempre muere. Y si sus largos cuernos ponen en peligro la vida del hombre o del caballo, tres toreros con capas color rosa entran corriendo al rescate. El primer rejoneador de la tarde fue patético. Los otros dos, en cambio, fueron bastante mejores en el arte de matar. Acercaron peligrosamente sus aterrados caballos al toro sin que recibieran un solo rasguño, y ejecutaron el lance final, el rejón de la muerte, desde su caballo, no a pie. Uno de ellos, incluso, recibió una ovación y una oreja en premio por su faena.
Mientras veíamos la corrida, el horror en los ojos de mi hijo, tras la muerte del primer toro, se fue transformando en una cansada resignación. Tras el cuarto toro nos salimos. Habíamos visto suficiente. La lección había quedado sellada con sangre; hay gente que mata por gusto. 
Desde luego, podemos argumentar que esta masacre forma parte de una centenaria tradición cultural muy ligada a la historia del país que visitamos. Pero, al final de cuentas, pagamos por ir a ver matar animales.
Reconozco un cierto grado de hipocresía al criticar la llamada fiesta brava y, al mismo tiempo, comer carne, usar zapatos de cuero y tener una hermosa chaqueta argentina. Mi absurda justificación: siento que no ver como matan a la vaca que me como y que me viste me distancia y exonera de su brutal ejecución (aunque yo sea su beneficiario final). 
Hay, sin embargo, algo fuera de lugar y moralmente condenable en convertir la muerte de un animal en espectáculo, y en aplaudir el sadismo contra los animales, como lo hace el público en las corridas. Al ser testigo de esa muerte soy, también, su cómplice. Estoy seguro, aunque no tengo como medirlo, que quienes hacen daño a los animales son también más propensos a la violencia contra otros seres humanos.
Confieso que vi morir cuatro toros, despiadada y lentamente, y que no hice nada para evitarlo. Jorge.Ramos@nytimes.com
Fuente: Univisión

viernes, 4 de enero de 2013

Revelan incidentes en centrales nucleares de Reino Unido



LONDRES    20 DE ABRIL DE 2011
Tres centrales nucleares de Reino Unido registraron en febrero escape radiactivo y avería en el sistema de refrigeración, reveló un informe divulgado hoy por la prensa, en medio de un debate interno sobre la revisión de los programas actuales.  El periódico The Guardian cita un reporte dirigido al Gobierno sobre los incidentes en las plantas de Sellafield, Torness y en Hartlepool, ocurridos en los primeros meses de este año. Se trata de vertidos de residuos radiactivos y de una falla en uno de los conductos de ventilación, asociados a "deficiencias en diseño", consigna el informe filtrado por el rotativo londinense.
La fuente periodística sostiene que pese a la gravedad de algunos de los hechos, los ministros del gabinete británico fueron informados a mediados de abril, lo cual contrasta con las directrices de seguridad vigentes desde la catástrofe de Chernobil, en Ucrania, hace 25 años. Los escapes ocurridos en dos gasoductos en la central de Torness, cerca de Edimburgo, provocaron la contaminación de las aguas subterráneas con tritio radiactivo, un isótopo de hidrógeno. En el complejo de Sellafield se detectó un derrame de plutonio, que según autoridades competentes, ya fue limpiado. El accidente en Hartlepool tuvo que ver con la paralización momentánea del sistema de refrigeración, debido a una válvula defectuosa.
De acuerdo con The Guardian, los tres incidentes están bajo investigación de la Oficina de Regulación Nuclear, adjunta al Gobierno, encargada de la seguridad de las instalaciones átomo-eléctricas británicas. De hecho, los sucesos podrían retrasar los planes de revisión anunciados por el ejecutivo con vistas a un nuevo programa nuclear, a raíz del accidente en la central japonesa de Fukushima.
Fuente: Prensa Latina

Suspenden peleas de gallos en Feria de Sinaloa



CULIACÁN    23 DE NOVIEMBRE DE 2011
Autoridades estatales suprimieron las peleas de gallos en el palenque de la Feria Ganadera de Sinaloa, donde fueron asesinadas tres personas el domingo pasado en el área de sanitarios, durante la presentación de un artista regional. El gobernador Mario López Valdez dijo que la medida responde a los avances en las investigaciones del hecho, el cual presuntamente se derivó de una disputa por dinero proveniente de las apuestas que se cruzan en los torneos de gallos. La madrugada del domingo pasado, al momento de iniciar el espectáculo con banda del compositor y cantante Roberto Tapia, en el área de sanitarios se escucharon varias detonaciones de arma de fuego, lo que causó pánico entre los asistentes. En la agresión murieron dos personas y horas más tarde falleció una tercera víctima cuando era atendida en un hospital. 
Fuente: Noticias Ultra 


miércoles, 2 de enero de 2013

Muere una lechuza tras ser pateada por un jugador en pleno partido de futbol



BOGOTÁ    1 DE MARZO DE 2011
La lechuza que fue pateada por el defensa panameño Luis Moreno, del Deportivo Pereira, durante un partido de la liga colombiana entre su equipo y el Atlético Junior murió en la madrugada de hoy, informó el veterinario que la atendió. Pese a la mejoría que habÍa experimentado durante el lunes, esta madrugada "entró en estado de shock y falleció", contó a la prensa local el veterinario Camilo Tapia, que atendió al animal en una clÍnica de la ciudad de Barranquilla (norte).
El pasado domingo, cuando faltaban 20 minutos para que terminara el encuentro en Barranquilla entre el Atlético Junior y el Deportivo Pereira, la lechuza se coló en el campo.El partido se detuvo para sacar a la lechuza, pero en ese momento el panameño Moreno, del Deportivo Pereira, la lanzó fuera del campo de una patada, hecho que registró la televisión nacional y que causó la indignación de los hinchas del Junior y de defensores de los animales.
La lechuza es emblema de las victorias del Atlético Junior, pues generalmente cuando vuela sobre el campo el equipo local gana. El triunfo por 2-1 del domingo ante el Deportivo Pereira confirma el mito.La PolicÍa Ambiental de Barranquilla abrió un proceso de responsabilidad por la agresión a Moreno, quien se disculpó ayer por lo ocurrido y dijo que aceptarÍa cualquier sanción que le sea impuesta.Según publica hoy el periódico El Heraldo, de Barranquilla, la lechuza será disecada y colocada en una urna de cristal en el estadio Metropolitano, para convertirse en un recuerdo permanente de las consecuencias de la violencia. (EFE)
Fuente: Diario Hoy

Adiós a la energía nuclear



Por: Paco Puche
ESPAÑA    20 DE ABRIL DE 2011
El cambio climático y el final del petróleo barato habían venido como anillo al dedo a los partidarios de la opción eléctrica nuclear. Mantenían que ésta era limpia, no emitía CO2, era más barata que la solar y, con las nuevas maneras, bastante segura. Se anunciaba ya una nueva era de renacimiento nuclear. Pero Fukushima ha venido a estropear la fiesta a los pronucleares.
Si las emisiones comparativas de CO2 y los costes se debaten sobre el papel, la seguridad se manifiesta en los hechos sobre los que no cabe disquisición alguna. Que los costes no son más bajos, en el caso del kilowatio nuclear respecto al solar o eólico, lo demuestra el hecho de que en EEUU, por ejemplo, desde 1973 no se había pedido licencia alguna para construir una nueva central nuclear hasta no hace mucho. En la Europa de los 25 hay ahora 17 centrales menos que en 1990, y en todo el mundo 23 más solamente (el 5% de aumento en doce años) Que las emisiones de CO2 son mayores de lo que defienden los pronucleares, se evidencia teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de una central: desde la cuna a la cuna.
El ciclo de vida de la energía nuclear y sus residuos
La energía nuclear que se utiliza para producir electricidad, lo que hace es calentar agua a altas temperaturas que, convertida en vapor, mueve una turbina, la cual genera electricidad en un alternador. El combustible es una sustancia llamada uranio, que se encuentra en determinadas rocas, y que tiene la propiedad de desintegrarse con facilidad emitiendo mucha energía, que es la que caliente el agua. Desde el uranio natural a las barras de uranio del reactor nuclear se han de dar una serie de pasos que se describen en el gráfico siguiente:

El orden de magnitud de todo lo que se mueve en la minería del uranio queda bien reflejado en las siguientes cifras: 156 toneladas de roca, aportan una tonelada de mineral de uranio del que se obtiene un kilo de uranio; y de ese kilo sólo un 0.7% es U235, que es el que se necesita en las centrales: o sea para 7 gramos de U235 hay que remover mil kilos de mineral y ¡156 toneladas de rocas! Todos estos pasos y las tareas de instalar las centrales, desmantelarlas al final de su vida útil, almacenar las partes que restan con radiactividad y todos los residuos dan lugar a mucho consumo de energías fósiles y a la emisión de gases de invernadero. Esto hace sostener a muchos autores, con probada solvencia, que teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de las centrales -y si los minerales son de bajo contenido metálico- las centrales nucleares producen más gases de efecto invernadero que una central térmica de ciclo combinado (1). La energía nuclear no es solución para frenar el cambio climático como sostienen sus defensores.
Asímismo, la inversión en una central nuclear es de más de 2000€ por kW de capacidad y para las eólicas es sólo de 900€ /kW. La industria nuclear es, hablando financieramente, una auténtica ruina que sólo se sostiene con subvenciones y leyes propicias (tiempo largo de duración, pocas responsabilidades en caso de accidente, uso militar, etc.) Si tenemos en cuenta que un reactor de mil Megawatios (que es el tamaño medio) produce al año unas 33 toneladas de residuos, los cuales emiten radioactividad que pueden durar desde unos pocos segundos hasta miles de años, el almacenamiento y cuidado de los mismos eleva enormemente los costes de esta energía, por lo que no pueden ser tenidos en cuenta a la hora de compararlos con la de otras fuentes. ¿Cuanto vale el salario de una persona durante cientos de miles de años? Aún así, sin computar estos costes, necesita otras subvenciones y privilegios. La energía nuclear es inconmensurablemente cara.
Del uso civil al militar sólo hay un paso
Una central nuclear de mil MW de potencia produce como residuo entre 200 y 300 kg de plutonio cada año, y si se posee capacidad de reprocesamiento se pueden obtener entre 20 y 30 bombas atómicas. Calculando en todo el mundo, en 2006, unas reservas de plutonio de procedencia civil de unas 230 toneladas, contabilizamos el doble del contenido de las 30.000 cabezas nucleares existentes. Cuando se dice que la energía nuclear está vinculada a usos militares, estas cifras dan buena cuenta de ello. Y su carácter limpio queda en entredicho.
Hemos visto que de cada kilo de uranio natural que se extrae de las minas sólo se obtiene el 0.7% de U235, el que necesitan como combustible los reactores ¿Qué pasa con el 99.3% restante? Que es una clase de uranio distinta de mayor peso atómico, el isótopo U238. Este U238 es el que se transforma en plutonio del que se obtienen bombas atómicas. El U238 emite partículas alfa altamente energéticas que pueden ocasionar graves problemas de salud cuando entran dentro de nuestro organismo y como tiene un periodo de semidesintegración de unos 4.500 millones de años (en ese tiempo queda reducido a la mitad de su masa) supone una fuente de radiaciones eterna.
Estas grandes cantidades de U238, aparte de para producir plutonio, sirven en otros uso militares: para fabricar obuses antitanques que tienen una gran penetrabilidad y son muy inflamables, como se hace ahora en Libia donde se lanzan bombas con ojivas de uranio “empobrecido”, que es como se llama vulgarmente a este tipo de isótopo de uranio. El U235, el de los reactores, tiene una vida media de 713 millones de años. Otra fuente eterna de contaminación. Como cualquier otro mineral contenido en la corteza terrestre tiene un stok limitado, que se calcula en menos de 50 años al ritmo actual de extracción. Si tenemos en cuenta que sólo representa el 2% de toda la energía primaria mundial, es una imposible alternativa a la escasez de petróleo y gas que se nos avecina.
Riesgos de las centrales nucleares para la salud y el medio ambiente
Los seres vivos hemos coevolucionado con una radiación de fondo natural procedente del cosmos y de la formación de la Tierra. A medida que ha pasado el tiempo la radioactividad del planeta ha ido disminuyendo por las leyes físicas del decaimiento radiactivo. Así las bacterias son mucho menos radiosensibles que los mamíferos, por ejemplo. Pero a partir de 1942 el uso creciente industrial, militar, científico y médico de la energía atómica está incrementando fuertemente el nivel de exposición que sufren las poblaciones humanas a las radiaciones y esta contaminación afecta cada vez más a la salud pública. “Existe una notable evidencia científica de los múltiples riesgos para salud y el medio asociados a los centenares de accidentes e incidentes nucleares producidos durante más de cincuenta años que han ocasionado miles de víctimas y afectados” (2)
La exposición a las radiaciones puede ser externa o interna. En el primer caso la fuente está fuera del organismo en el segundo ha sido ingerida o inhalada y opera mientras siga dentro en función de su vida media biológica. Así, el plutonio 239 tiene una vida media en el pulmón de 300 días, en los ganglios de 1.500 y 82 años en el hígado (vida media es el tiempo que la mitad del radionúclido se elimina). La buena noticia es que más del 95% del uranio que penetra en el organismo es eliminado (3). La mala es que se acumula en el organismo y actúa de forma similar al calcio, depositándose en los huesos y produciendo una irradiación interna que puede llevar a consecuencias patológicas e incluso letales.
Estas características de las radiaciones: de extenderse ampliamente en el espacio y en el tiempo, de ser acumulativas, de propagarse a través de las cadenas tróficas y del agua y de causar serios problemas a la salud (cánceres diversos, mutaciones, teratogénesis, formación de radicales libres, etc.), las hacen especialmente peligrosas para los seres vivos, que además no tienen medios fáciles de detectar su presencia, ni forma de preservarse más que alejándose del foco emisor, que no puede ser el caso si lo tienen incorporado.
El porvenir de una ilusión
De la energía prometida en los años cincuenta, que no necesitaría ni de contador por su abundancia, hemos pasado a una energía inconmensurablemente cara, peligrosa y militarista. En lo relativo a la energía nuclear todo es descomunal, incluido el miedo que suscita. Sobre la seguridad de las centrales ha pasado lo mismo que con el mito de la abundancia, que no para de haber situaciones imprevistas que dan lugar a accidentes, que afectan a millones de personas, por decenas de años. Otro mito increíble.
Si antes de Fukushima, sólo el 12% de los europeos eran partidarios de esta clase de energía, a partir de ahora “el público recelará para siempre de la energía nuclear”. La pregunta que hay que hacerse ahora es cuánto tiempo se tardará en desmantelar los 450 rectores nucleares que hay dispersos en 31 países, antes de que sea demasiado tarde. La lucha que se avecina será la relativa a acortar la vida de las centrales aún existentes. Más complicado va a resultar la desnuclearización militar tal como preveía el Tratado de Proliferación de Armas Nucleares, de 12 de junio de 1968, de la Asamblea General de NNUU, que en su artículo VI establecía que “cada Parte en el Tratado se compromete a celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas cesación de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y el desarme nuclear y sobre un tratado de desarme general y completo bajo estricto control internacional”. Para eso hemos de retomar la vía del pacifismo radical.
_________________________
Referencias:(1) Rodríguez Farré,E. y López Arnal, S. (2008), Casi todo lo que desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, El Viejo Topo, p. 135(2) Ibidem, p. 248(3) Cirera, A., Benach, J., y Rodríguez Farré, E. (2007), ¿Átomos de fiar? Impacto de la energía nuclear sobre la salud y el medio ambiente, Los Libros de la Catarata, p.47
Fuente: EcoPortal

Peligrosa equivocación sobre la radiación nuclear



Por: Helen Caldicott
ESPAÑA    14 DE ABRIL DE 2011
(Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens)
Poco después del accidente de Fukushima del mes pasado, declaré en público que un evento de este tamaño y potencial catastrófico podría presentar un problema médico de enormes proporciones. Los eventos han demostrado que esa observación era correcta a pesar de la campaña de la industria nuclear sobre los efectos “mínimos” para la salud de la así llamada radiación de bajo nivel. El que miles de millones de sus dólares están en juego si el evento de Fukushima lleva a que se ralentice el “renacimiento nuclear” parece obvio ante los ataques de la industria contra sus críticos, incluso ante un desastre no resuelto y que aumenta en el complejo de reactores de Fukushima.
Los propugnadores de la energía nuclear –incluir George Monbiot, quien ha sufrido un misterioso cambio como en el accidente camino a Damasco sobre sus efectos supuestamente benignos– me acusan a mí y a otros, quienes llaman la atención sobre las potenciales serias consecuencias médicas del accidente, de “escoger a gusto” datos y exagerar los efectos para la salud de radiación del combustible radioactivo en los reactores destruidos y sus piscinas de refrigeración. Pero al tranquilizar al público diciendo que las cosas no son tan malas, Monbiot y otros desinforman en el mejor de los casos, y en el peor tergiversan o distorsionan la evidencia científica de los efectos dañinos de la exposición a la radiación – y juegan un predecible juego de matar al mensajero al hacerlo.
A saber:
1) El señor Monbiot, quien es periodista, no científico, parece desconocer la diferencia entre radiación externa e interna.
Permitid que lo eduque:
La primera es aquella a la que fueron expuestas las poblaciones cuando bombas atómicas fueron detonadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945; sus profundos y continuos efectos médicos han sido bien documentados. [1]
La radiación interna, por otra parte, emana de elementos radioactivos que entran al cuerpo por inhalación, ingestión, o absorción por la piel. Radionúclidos peligrosos como ser yodo-131, cesio 147, y otros isótopos que actualmente son liberados al mar y al aire alrededor de Fukushima se bioconcentran a cada paso de diversas cadena alimentarias (por ejemplo en algas, crustáceos, pequeños peces, peces mayores, luego humanos; o suelo, pasto, carne de vaca y leche, luego humanos). [2] Al entrar al cuerpo, esos elementos –llamados emisores internos– migran a órganos específicos como la tiroides, el hígado, los huesos, y el cerebro, donde irradian continuamente pequeños volúmenes de células con altas dosis de radiación alfa, beta y/o gamma, y durante muchos años, pueden inducir una replicación descontrolada de células – es decir, cáncer. Además, muchos de los nucleídos permanecen radioactivos en el entorno durante generaciones, y finalmente causarán más incidencias de cáncer y enfermedades genéticas con el pasar del tiempo.
Los graves efectos de los emisores internos constituyen la más profunda preocupación en Fukushima. Es inexacto y engañoso utilizar el término “aceptables niveles de radiación externa” al evaluar exposiciones a radiación interna. Hacerlo, como ha hecho Monbiot, es propagar inexactitudes y engañar al público en todo el mundo (para no mencionar a otros periodistas) quienes buscan la verdad sobre los riesgos de la radiación.
2) Los propugnadores de la industria nuclear afirman frecuentemente que bajas dosis de radiación (por ejemplo 100mSV) no producen efectos dañinos y por lo tanto son seguros. Pero, como ha concluido el informe BEIR VII de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., ninguna dosis de radiación es segura, por pequeña que sea, incluida la radiación de fondo; la exposición es acumulativa y agrega al riesgo de que el individuo desarrolle cáncer.
3) Ahora volvamos a Chernóbil. Varios grupos aparentemente de buena reputación han emitido informes divergentes sobre la morbosidad y las mortalidades resultantes de la catástrofe de radiación de 1986. La Organización Mundial de la Salud (OMC) publicó en 2005 un informe que atribuye directamente sólo 43 muertes humanas al desastre de Chernóbil, en el que calcula otros 4.000 cánceres fatales. Al contrario, el informe de 2009: “Chernóbil: consecuencias de la catástrofe para la gente y el entorno”, publicado por la Academia de Ciencias de Nueva York, llega a una conclusión muy diferente. Los tres autores científicos –Alexey V Yablokov, Vassily B. Nesterenko, y Alexey V Nesterenko – suministran en sus páginas una síntesis traducida y una compilación de cientos de artículos científicos sobre los efectos del desastre de Chernóbil que han aparecido en publicaciones en lenguajes eslavos durante los últimos 20 años. Calculan la cantidad de muertes atribuible a la fusión nuclear accidental de Chernóbil en unos 980.000.
Monbiot desecha el informe como carente de valor, pero hacerlo –ignorar y denigrar a todo un cuerpo de literatura, colectivamente cientos de estudios que dan evidencia de grandes y significativos impactos sobre la salud humana y el entorno– es arrogante e irresponsable. Los científicos pueden y deben discutir cosas semejantes, por ejemplo, cómo intervalos de confianza acerca de cálculos individuales (que muestran la fiabilidad de cálculos), pero tirar sin más a un cubo de la basura metafórico todo el informe es una vergüenza.
Además, como señala el profesor Dimitro Godzinsky, de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, en su introducción al informe: “Contra este trasfondo de datos tan convincentes algunos defensores de la energía atómica parecen capciosos cuando niegan los obvios efectos negativos de la radiación sobre poblaciones. De hecho, sus reacciones incluyen una negativa casi total de financiar estudios médicos y biológicos, incluso la liquidación de organismos gubernamentales que estaban a cargo de los ‘asuntos de Chernóbil’. Bajo presión del lobby nuclear, funcionarios también han desviado personal científico alejándolo del estudio de los problemas causados por Chernóbil.”
4) Expresa sorpresa de que un organismo afiliado a la ONU como la OMS pueda estar bajo la influencia de la industria de la energía nuclear, lo que lleva a que sus informes sobre asuntos relacionados con la energía nuclear puedan ser tendenciosos. Pero es precisamente el caso.
En los primeros días de la energía nuclear, la OMS publicó declaraciones expresas sobre los riesgos de la radiación como ser su advertencia de 1956: “El patrimonio genético es la propiedad más preciosa de los seres humanos. Determina las vidas de nuestra progenie, la salud y el desarrollo armonioso de futuras generaciones. Como expertos, afirmamos que la salud de futuras generaciones es amenazada por el aumento del desarrollo de la industria atómica y las fuentes de radiación… También creemos que nuevas mutaciones que ocurren en seres humanos son dañinas para ellos y para su descendencia.”
Después de 1959, la OMS no hizo más declaraciones sobre la salud y la radioactividad. ¿Qué había sucedido? El 28 de mayo de 1959, en la 12ª Asamblea Mundial de la Salud, la OMS redactó un acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA): referencia12-40 que dice: “3. Siempre que cualquiera de ambas organizaciones tenga el propósito de iniciar un programa o actividad relativo a una materia en que la otra organización esté o pueda estar fundamentalmente interesada, la primera consultará a la segunda a fin de resolver la cuestión de común acuerdo.” En otras palabras, la OMS otorga derecho de aprobación previa a cualquier investigación emprender o informar al OIEA – un grupo que mucha gente, incluidos periodistas, piensan que es una autoridad protectora, pero que es, en realidad, un defensor de la industria de la energía nuclear. Los Estatutos del OIEA señalan bajo Objetivos: “El Organismo procurará acelerar y aumentar la contribución de la energía atómica a la paz, la salud y la prosperidad en el mundo entero.”
Helen Caldicott es presidenta de la Fundación Helen Caldicott por un Planeta Desnuclearizado y autora de 'Nuclear Power is Not the Answer'.
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Notas al Pie:
[1] Vea, por ejemplo: WJ Schull, Effects of Atomic Radiation: A Half-Century of Studies from Hiroshima and Nagasaki (New York: Wiley-Lis, 1995) y DE Thompson, K Mabuchi, E Ron, M Soda, M Tokunaga, S Ochikubo, S Sugimoto, T Ikeda, M Terasaki, S Izumi et al.: "Cancer incidence in atomic bomb survivors, Part I: Solid tumors, 1958-1987" en Radiat Res 137:S17-S67 (1994).
[2] Este proceso es llamado bioacumulación y viene también en dos subtipos: bioconcentración y biomagnificación. Para más información vea: J.U. Clark y V.A. McFarland:Assessing Bioaccumulation in Aquatic Organisms Exposed to Contaminated Sediments, Miscellaneous Paper D-91-2 (1991), Environmental Laboratory, Waterways Experiment Station, Vicksburg, MS y H.A. Vanderplog, D.C. Parzyck, W.H. Wilcox, J.R. Kercher, y S.V. Kaye, Bioaccumulation Factors for Radionuclides in Freshwater Biota, ORNL-5002 (1975), Environmental Sciences Division Publication, Número 783, Oak Ridge National Laboratory, Oak Ridge, TN.

Fuente: Rebelion.org

lunes, 31 de diciembre de 2012

El vertido de agua radiactiva afectará a toda la cadena trófica



MADRID    5 DE ABRIL DE 2011
Salvo las bacterias, que son altamente radioresistentes, y los insectos, seguramente toda la cadena trófica se verá afectada por el agua radiactiva vertida al mar en el entorno de la central nuclear de Fukushima. No se puede asegurar al cien por cien «porque no conocemos exactamente lo que se ha vertido», explica Eduardo Rodríguez-Farré, radiobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Desde la operadora de la planta nuclear japonesa (Tepco) se asegura que se trata de agua radiactiva de bajo nivel. Para Rodríguez-Farré «lo más probable es que lo que contenga esa agua sean los restos de todo lo que se arrastró desde el reactor al intentar enfriarlo o desde las piscinas de combustible gastado». En todo caso, tanto en un sitio como en otro –explica- hay unas cantidades enormes de isótopos radiactivos de muchos elementos. «Y todo ello tiene, sobre todo al principio, una actividad muy alta».
Entre esos contaminantes puede haber yodo 131, cesio 137, plutonio y cobalto 60, muchos de ellos altamente radiactivos. «Bien es cierto que en cuestión de meses algunos van a ir desapareciendo –matiza el investigador del CSIC- pero otros van a durar muchísimo tiempo porque tienen vidas medias o largas. De vida media es, por ejemplo, el cesio 137, que tiene 30 años de vida media, lo que quiere decir que en ese tiempo solo habrá desaparecido la mitad. Pero otros radioisótopos permanecen a largo plazo como es el plutonio, que tiene una vida media de 24.000 años, y otros productos similares, aunque están en más pequeñas cantidades».
Se desconoce el impacto biológico
Al igual que ocurre en las piscinas de refrigeración, algunos de estos isótopos van a desaparecer, como el yodo 131, que lo hará previsiblemente en más de un más mes, pero otros como el cesio 137 o el estroncio 90 van a durar mucho. «Esto en poco tiempo entra en las cadenas tróficas», insiste el investigador, uno de los mayores expertos internacionales en radiaciones nucleares. «Se incorporan a las algas, al micropláncton, de ahí pasan a los peces y a los vertebrados (moluscos, etc), y como el pez grande se come al chico, se produce lo que se llama la biomagnificación y se va acumulando en los peces que están más arriba en la escala trófica (atún, pez espada, tiburón) y esto acaba llegando a las personas con el agravante de que muchos de estas especies son migratorias».
No obstante, Rodríguez-Farré advierte de que lo que se ha estudiado más ha sido «cómo pasan los radionúclidos de un sistema a otro ecológicamente, la transferencia hasta que aparece en la leche, por ejemplo». En el caso de los ecosistemas marinos estos ciclos son muy largos y complicados, además de que en función de las características químicas de cada isótopo va a variar cómo se transfiere de un sistema ecológico a otro, «y tampoco sabemos si esa agua es ácida o alcalina», matiza. Por eso, no se atreve a precisar cuál puede ser el impacto biológico, aunque reconoce que también «es posible que haya alteraciones de los equilibrios en la fauna».
Como criterio general, explica el investigador, se considera que cuanto más activos son los organismos también son más radioresistentes. Así, la resistencia de los invertebrados es enormemente superior a la que pueda tener un mamífero. «Hay organismos que resisten centenares de cibers, incluso hay una bacteria que habita en el agua de los reactores atómicos, pues son organismos capaces de vivir bajo un campo radiactivo inmenso. Esto se debe a que la vida ha evolucionado en el planeta bajo un fondo radiactivo, pero la radiactividad va disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Entonces desde que se formó el planeta hasta ahora ha disminuido enormemente, solo el hombre ha incrementado la radiactividad en el planeta, con toda la tecnología nuclear, las bombas, etc...».
Fuente. Diario ABC



Algunos materiales radiactivos de Fukushima durarán miles de años



MADRID    31 DE MARZO DE 2011
Se han cumplido 20 días desde que comenzó el accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima. Desde que el tsunami dejó sin suministro eléctrico a la planta y se produjo la primera explosión de hidrógeno, los elementos radiactivos que se han liberado a la naturaleza se cuentan por decenas. Pero no todos suponen el mismo riesgo para la salud ni perduran en la naturaleza el mismo tiempo. Sin duda, el plutonio recién detectado en la planta atómica es uno de los que tiene una actividad mayor y supone un riesgo muy elevado para la salud.
Las partículas que salen con mayor facilidad acompañando al vapor de agua que se deja salir de los reactores para evitar que aumente la presión en el interior y se produzcan explosiones son las más ligeras y que tienen una mayor volatilidad. Se trata de elementos como el yodo o el cesio, de los que ya se ha oído hablar, pero también de algunos otros de volatilidad intermedia como el rutenio o el estroncio. El periodo de semidesintegración -el tiempo que tardan en perder la mayor parte su radiactividad- de cada uno de ellos oscila desde días hasta varios años.
Materiales ligeros y volátiles
El yodo-131, por ejemplo, uno de los elementos que más ha liberado la central de Fukushima, tiene un periodo de semidesintegración de 8 días. Pero los riesgos que supone para la salud son muy elevados. De hecho, es el material responsable de que la población cercana a la central haya tenido que bloquearse la glándula tiroides con pastillas de yoduro de potasio para evitar el riesgo de padecer cáncer de tiroides.
El cesio-134 tarda dos años en perder la mayor parte de su actividad. Y el cesio-137, otro de los elementos que ha salido en grandes cantidades de los reactores de Fukushima, no reduce su radiactividad hasta 30 años después de producirse. El mayor riesgo que supone el cesio para la salud o el medio ambiente está en quese absorbe muy fácilmente a través de la comida o el agua, o también si se inhala en forma de polvo. El cesio, de hecho, supuso uno de los mayores peligros tras el accidente de Chernobil debido a que se ingirió de forma masiva en los productos alimenticios.
En cuanto a los elementos de volatilidad media, el rutenio tiene dos isótopos comunes, el 103 y el 106, con una semidesintegración de 39 días y de un año, respectivamente. El estroncio-90 perdura en la naturaleza durante cerca de 30 años. Los elementos más pesados y menos volátiles son más peligrosos, pero también es más complicado que se liberen debido a su elevada masa atómica. Sin embargo, ya se ha detectado plutonio en Fukushima.
Materiales pesados y poco volátiles
El plutonio, concretamente el plutonio-239, tiene un periodo de semidesintegración de 24.100 años. El plutonio no está de forma natural en el medio ambiente. Pero se podría hacer una comparación muy sencilla para hacerse una idea del enorme periodo que supone su vida media: si se hubiese liberado plutonio en algún lugar de la Tierra cuando se extinguieron los neandertales, hace 24.000 años, aún seguiría siendo muy radiactivo. En cambio, el plutonio-238, también encontrado en la planta japonesa tiene una vida de 40 años. Emite radiación de tipo alfa, que puede ser detenida por la ropa o por un simple papel. El mayor riesgo es que entre en contacto con el cuerpo, ya que puede provocar cáncer o alteraciones celulares. El plutonio es un metal muy pesado y con una volatilidad casi nula. Esto dificulta mucho su transporte por el viento. Cuando se libera en tierra, lo más probable es que se pegue al suelo y permanezca allí hasta que sea limpiado. Sin embargo, si se libera en el mar el plutonio podría diluirse y dispersarse por el océano. en este caso las consecuencias serían imprevisibles.
Por último, otro de los elementos pesados que puede liberarse en un accidente nuclear es el uranio. El isótopo 234, uno de los tres que se puede encontrar de forma natural, tiene un periodo de semidesintegración de 247.000 años. Pero sus formas 238 y 235, las que se utilizan como combustible en la mayoría de los reactores del mundo, tienen una duración de 4.500 millones de años y de 710 millones de años, respectivamente.
Fuente: El Mundo

Costuras que revientan



Por: Julià Castelló
CATALUNYA   29 DE MARZO DE 2011
Todavía no ha acabado este horrible mes de marzo y el final de muchas cosas está en el aire, pero ya se puede decir que mientras aquí estalla la primavera al mismo tiempo revientan algunas de las costuras que algunos quieren creer y nos quieren hacer creer que están muy cosidas.
El movimiento antinuclear tiene más de 60 años de vida, pero necesitamos que un tsunami invada Fukushima para echarnos las manos a la cabeza y airear los peligros de la radiactividad global una vez más. Siempre habrá excusas. En Harrisburg no hubo muertos. En Chernóbil, sí, a miles y todavía mueren y los cánceres que generará. Pero claro, estas centrales soviéticas no eran muy de fiar. Los japoneses, en el terreno tecnológico, son perfectamente fiables, hacen los edificios anti terremotos más eficientes del planeta y en el terreno cívico están dando ejemplo a todo el mundo. Quizás esta fuerza colectiva les servirá para evitar nuevos Fukushima.
Pero el Fukushima de ahora se ha construido a escasos kilómetros de una de las placas tectónicas más activas del mundo. Y Fukushima no escapa tampoco a la lógica capitalista del máximo beneficio. Así se demostró tiempo atrás, queriendo esconder problemas importantes de funcionamiento. Igual que en Ascó, que enseñaba los grandes beneficios de la central a los escolares cuando sus directivos sabían perfectamente que las partículas radiactivas que se les habían escapado los podían contaminar.
Ahora, deprisa y corriendo, en Europa y en el mundo entero se despiertan para decir que todo se tiene que revisar, que mejor que paremos los planes de crecimiento nuclear, que nos tenemos que asegurar de que todo está como es debido. Mientras tanto, en Finlandia, agujerean un escondrijo para poder estar muy seguros de que los residuos nucleares podrán dormir su sueño radiactivo durante !cien mil años!. Por mucha memoria que tengamos los humanos sólo podemos ir atrás con cincuenta mil años de existencia. Y somos tan arrogantes que pensamos prever y controlar un futuro de cien mil años.
Un poco de sensatez nos tendría que parar para pensar un momento. En el terreno de la energía tenemos que encontrar otros caminos. Mientras continuemos agujereando tierras y mares rascando las últimas bolsas de gas y petróleo, mientras nos emperremos en asegurar la contestada eficiencia económica de las nucleares -¿cuando costará Fukusima?, ¿quién pagó por los muertos de Chernóbil?- y no dediquemos todos los esfuerzos al ahorro y al uso y búsqueda de energías limpias y renovables nos encontraremos con que nos explotan las costuras cuando menos lo esperamos.
Fuente: El Debat.cat

Manipulación Nuclear



Por: Javier Alonso
Médico
ESPAÑA    29 DE MARZO DE 2011
"Quiero pedir perdón a nuestras familias por el sufrimiento que les estamos haciendo pasar"
Son las palabras de uno de los responsables de los cincuenta de Fukushima, un grupo de más de 200 personas que tratan desesperadamente de evitar una catástrofe nuclear regando los reactores con mangueras. Como aquellos kamikazes que estrellaban sus aviones cargados de explosivos contra los navíos americanos tratando de evitar su llegada a las costas de Japón, sacrifican su salud y ponen es riesgo su vida -ya se han producido varios fallecimientos en ese grupo- intentando contener el escape radiactivo que se ocasionaría si el combustible de alguno de los reactores se fundiera completamente o si las piscinas donde se almacena el ya utilizado se quedaran sin agua.
Un escape radiactivo que tendría mucha menor magnitud que el ocurrido, tras la explosión y proyección a la atmósfera de toneladas de material radiactivo, hace 25 años en Chernobyl. En Fukushima el tsunami provocó daños que inutilizaron los sistemas de refrigeración, pero los reactores ya estaban en situación de parada de emergencia desde que se produjo el terremoto, las medidas de contención de las vasijas eran más sólidas -aunque puede que ya estén fracasando- y se dispone de más medios técnicos para atajar el accidente. Un escenario opuesto al que se vivió en la central soviética, en la que una combinación fatal de errores de diseño, gestión e intereses políticos originó la contaminación radiactiva de millones de personas y de la mayor parte de Europa.
La terrible desinformación que rodea a lo ocurrido en la central europea impide realizar una estimación veraz de su impacto en la salud. De esta circunstancia sacan provecho los grupos con intereses ideológicos o económicos en la energía atómica para manipular los resultados de los estudios y acercar las conclusiones a sus tesis. Es tal el grado de imprecisión que, en este momento, solo parece existir consenso en que la explosión se produjo, que la radiactividad se dispersó por toda Europa y que la onda expansiva y la exposición aguda a la radiactividad produjeron 30 fallecimientos. El resto de los efectos se ocultan, se exageran o se disfrazan. No se trata de discrepancias leves. 
En función de los intereses de la organización que suscribe el informe se pueden añadir o detraer entre uno y cuatro ceros al número de personas afectadas o fallecidas por tal o cual enfermedad. Un ejemplo de esta adulteración se aprecia en los datos sobre la incidencia de cáncer de tiroideo en la juventud que vivía en las zonas contaminadas. Las organizaciones pronucleares afirman que el número de fallecimientos por la neoplasia es pequeño, que dado el tumor es de fácil diagnóstico y que tras el tratamiento su supervivencia es mayor del 90%. Obvian referirse a los miles de casos que se están produciendo.
La fisión del uranio y el plutonio necesaria para que se libere la energía que se utiliza para generar electricidad en las centrales nucleares, origina varios residuos radiactivos que son los responsables últimos de los daños en la salud. Esta radiación ocasiona cambios y muerte celulares que, si tienen la entidad suficiente, acarrearán la falta de producción de elementos sanguíneos, lesiones digestivas o graves problemas neurológicos. Si la exposición ha sido muy intensa, el resultado será la muerte de la persona. Esta es la causa del fallecimiento precoz de los llamados liquidadores de Chernobyl que acumularon grandes cantidades de radiactividad tratando de contener el escape.
Por otra parte, si en lugar de destruirse la célula se produce una mutación no letal del ADN -la molécula que contiene nuestra información genética, nuestro genoma- los mecanismos de reparación tratarán de restablecer su integridad. Un objetivo que, si no se consigue, ocasionará el desarrollo de neoplasias como la leucemia o el cáncer de pulmón, de mama u óseo, o la aparición de mutaciones que eventualmente podrán transmitirse en forma de enfermedades hereditarias. Este tipo de efecto, a diferencia del que destruye la célula, ni necesita una dosis umbral ni es inmediato, pudiendo aparecer con exposiciones muy pequeñas y tardar decenas de años en manifestarse.
Aquí radica una de las principales discrepancias científicas del debate nuclear: la dificultad que existe para establecer una relación entre las dosis bajas radiación y la aparición de tumores. El riesgo de padecer un cáncer después de una exposición baja existe, pero al ser pequeño los estudios epidemiológicos no pueden cuantificarlo hasta que no transcurran decenas de años y se produzcan miles de casos. 
Esta dificultad allana el camino a los lobbies pronucleares permitiéndoles seguir afirmando que la energía atómica por su precio, seguridad y limpieza es la solución al problema del cambio climático. La página web del Forum de la Industria Atómica Japonesa, donde se informa cuatro veces al día del desastre nuclear de la central de Fukushima-Daiichi, sigue manteniendo la cabecera que tenía antes del accidente: "La energía nuclear, que no emite CO2, contribuye a la prevención del Calentamiento Global", un aforismo que sonaría a broma si no estuviéramos hablando de una tragedia.
Aunque la radiactividad incontrolada no altere de forma llamativa las estadísticas de morbi-mortalidad, el problema existe y es lo suficientemente importante para suscitar preocupación. Una inquietud que no se disipa con las simplistas tablas que muestran lo barata que resulta la electricidad que proviene de la fisión nuclear comparada con la de otras fuentes de energía.
Después de las catástrofes de Chernobyl y Fukushima las empresas responsables del deletéreo negocio nuclear deben arriar la bandera de la seguridad y están obligadas a aclarar si su energía resulta tan rentable una vez pagados los costes económicos que supondrán los dos accidentes. Asimismo deberían explicar en qué epígrafe de sus saneadas cuentas de resultados reflejarán las muertes y enfermedades que se producirán en los próximos 100 años como consecuencia de los escapes, y cómo se valorará el impacto de la contaminación de los ecosistemas con los isótopos radiactivos.
No tengo opinión acerca de si es el momento de que la industria de la energía pida disculpas por el sufrimiento que nos está haciendo pasar, pero tengo claro que las no demostradas ventajas de la energía nuclear son incapaces de compensar los riesgos a los que nos someten.
Fuente: DEIA.com

Protestas masivas contra la energía nuclear en Alemania



ALEMANIA    27 DE MARZO DE 2011
Más de 210.000 personas salieron a las calles de Alemania para protestar contra el uso de la energía atómica. Las multitudinarias manifestaciones se realizaron en Berlín, Hamburgo, Múnich y Colonia. Sólo en Berlín más de 100.000 personas se unieron a los actos de protesta, según la policía local, lo que supone dos veces más de lo que planeaban los organizadores. Los manifestantes exigían renunciar al uso de la energía nuclear, un tema que se ha puesto muy de actualidad en diferentes países del mundo tras la avería en la central nuclear nipona Fukushima-1, provocada por un terremoto de 9 grados y un posterior tsunami.
Después de la tragedia en Japón, que ha conmovido a la comunidad internacional y ha provocado una ola de protestas contra el uso de la energía nuclear en el mundo, la canciller de Alemania, Angela Merkel, ha decretado una moratoria de tres meses a la ley que autoriza la prolongación de la vida útil de 17 reactores de Alemania, que fue aprobada hace tan sólo unos 4 meses. Además Merkel ordenó detener el funcionamiento de siete centrales nucleares construidas en los años 70. Según algunos analistas e incluso algunos políticos alemanes como, por ejemplo, el ministro de Economía, Reiner Brüderle, este cambio drástico de dirección política no es sino una maniobra realizada por la presión a causa de la cercanía de las elecciones regionales en el Estado federado de Baden-Württemberg, que se celebrarán este domingo.
La bandera del "Atomkraft? Nein, Danke" ("¿Energía atómica? No, gracias"), señal de identidad del ecopacifismo alemán, recuperó así el protagonismo de las grandes movilizaciones de los años 80 y 90, revitalizadas ahora bajo el impacto de la catástrofe de la planta japonesa de Fukushima. La marcha berlinesa iba encabezada por los líderes de los Verdes en el Bundestag (Parlamento federal), Renate Künast y Jürgen Trittin, así como el jefe de la oposición parlamentaria socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier.
Para la oposición roji-verde, la decisión de Merkel de ordenar, tras el accidente en Japón, la desconexión de siete de los 17 reactores alemanes es una reacción de emergencia ante las elecciones que mañana se celebran en los estados de Baden-Württemberg y Renania-Palatinado (sur y oeste del país, respectivamente). Los líderes de esas formaciones, secundados por las decenas de miles de manifestantes concentrados, exigieron una acción más contundente y sin marcha atrás, sustentados en la alarma radiactiva desatada en Japón.
"Fukushima dio la alerta: ¡Cierre inmediato de todas las centrales!", era la consigna de la convocatoria simultánea en todo el país, durante la cual se guardó un minuto de silencio por las víctimas del sismo japonés. Se trataba de la tercera semana consecutiva en que se convocaban marchas antinucleares, tras el terremoto de Japón y los sucesivos accidentes en las plantas nucleares niponas, y la que concentró un mayor número de asistentes.
Merkel, quien pocos días después de la catástrofe en Japón ordenó la desconexión de siete reactores y dio marcha atrás a su decisión de prolongar la vida de las centrales, adoptada unos meses atrás, rechazó, en un mitin en Renania-Palatinado, que tal proceder obedezca a intereses electoralistas. "Con o sin campaña electoral: ningún ser sensato ignoraría lo ocurrido en Japón", afirmó Merkel, para ratificar su propósito de someter a revisión la seguridad de todas las plantas alemanas e invitar a que ello se extienda a todo el ámbito de la UE.
Las palabras de Merkel se producen después de que uno de sus ministros, el de Economía, Rainer Brüderle, tratara de tranquilizar los ánimos de la gran industria y dijera, ante un ámbito reducido, que la moratoria obedece a cuestiones electorales. Las palabras del ministro, posteriormente desmentidas, han puesto en tela de juicio la credibilidad de Merkel, quien en plena alarma dejó en suspenso, por tres meses, la prolongación de la vida de las centrales recientemente aprobada por su gobierno y defendida, hasta ahora, como imprescindible por razones de suministro energético.


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