jueves, 22 de noviembre de 2012

Manteniendo con vida la momia taurina



Por: Yolanda Plaza Ruiz
ESPAÑA 21 DE FEBRERO DE 2010
Estupefacta me he quedado al leer esta noticia: “Cabe señalar que  la Diputación de Badajoz aporta cada año 404.000 euros al Patronato de Tauromaquia”, así lo ha expresado el Vicepresidente de la Diputación de Badajoz tal y como lo refleja un periódico de la zona. Por supuesto, esto es sólo una gota del manantial (al parecer inagotable) que recibe el mundo de la tauromaquia de los presupuestos provinciales, autonómicos y estatales en este país. Mi estado de aturdimiento no es sólo por el gasto que supone seguir intentando mantener con buen aspecto a la momia taurina, sino a la pasividad con que el resto de los ciudadanos, no aficionados a esta fiesta macabra, toleran imperturbables que el dinero recaudado con sus impuestos tenga un fin tan siniestro.
Realmente ¿en España nos encontramos tan boyantes economicamente para que continúe el chorreo de transfusiones de dinero y sangre (sangre del toro, evidentemente) a un colectivo desfasado, tan agonizante y moribundo?. Estos datos me hacen pensar que la educación, la sanidad, la ayuda a los más desfavorecidos, a enfermos crónicos y un largo etcétera, va “viento en popa” en Badajoz y el resto de los diferentes rincones del país.
Acabo de pincharme (menos mal que no he recibido las estocadas del pobre toro) y salgo de mi estado de shock. Recupero la consciencia (el toro no la recupera, es la víctima mortal) y sigo sufriendo una realidad patente y dolorosa: “El número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo se situó al finalizar diciembre al borde de cuatro millones de desempleados”.
Si a usted estimado lector, le preguntasen: ¿quiere que parte de sus impuestos se dedique a subvencionar las corridas de toros?, ¿prefiere seguir manteniendo estos espectáculos denigrantes? o ¿se mostraría favorable a que este dinero se dedicara a ayudar a los parados a encontrar trabajo, libros gratuitos para la enseñanza de los más jóvenes, asistencia a ancianos desamparados, etc. etc. etc.?.
Aun tengo sangre en las venas y no consiento que el dinero de mis impuestos se dedique a seguir transfundiendo vida a una momia, un cadaver digno de figurar únicamente en algún museo, un museo del espanto, por supuesto.


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