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martes, 28 de abril de 2015

Más de la mitad de la fauna salvaje que existía hace 40 años ha desaparecido




GINEBRA | 30 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Más de la mitad de los animales salvajes que existían en la Tierra hace 40 años ha desaparecido, y la mayoría de estas pérdidas ha ocurrido en las áreas tropicales de Latinoamérica, según el último informe "Planeta Vivo" del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Bajo el título "Especies y Espacios, Personas y Lugares", el informe -la décima edición de este estudio bienal- recoge las investigaciones realizadas sobre el destino de 10,000 especies de vertebrados de 1970 a 2010. Las especies están clasificadas en el Índice Planeta Vivo, un registro mantenido por la Sociedad Zoológica de Londres. 
Asimismo, el informe mide la huella ecológica de la humanidad en el Planeta elaborada por la Global Footprint Network. La principal conclusión del estudio es que las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles han decaído en un 52 por ciento desde 1970
Las especies de agua dulce han sufrido un declive del 76 por ciento, en una pérdida que dobla las padecidas por especies marinas y terrestres. La mayoría de las pérdidas globales proviene de las regiones tropicales de América Latina.
Situación dramática en América Latina
El Índice Planeta Vivo para la región neotropical -que coincide con el territorio de Latinoamérica- muestra un dramático y continuo declive de las poblaciones de fauna salvaje, con una pérdida media del 83 por ciento de las especies desde 1970. "Esta es la caída regional más profunda, y destaca la intensa presión a la que están sometidas las especies tropicales de América Latina", señaló a Efe Richard McLellan. El experto del Fondo explicó este declive por una serie de razones, que incluyen "las amenazas típicas", como la explotación de las especies, la degradación de la tierra y el agua, la pérdida de hábitats y el cambio climático.
Unos factores que, sin embargo, en el informe de este año se ven acentuados porque se han mejorado los sistemas de recolección de datos y porque se ha obtenido más y mejor información procedente de América Latina.  "Dicho esto, hay que dejar claro que el principal factor es la presión en el ecosistema llevada a cabo por la acción humana", afirmó en rueda de prensa Marco Lambertini, director general de WWF.
Lambertini señaló, además, que hasta hace pocas décadas, el territorio latinoamericano estaba casi virgen con respecto a otras áreas tropicales del mundo, que habían sido explotadas intensamente desde hacía mucho más tiempo. "El hecho de que estuvieron menos afectadas ha provocado que cuando se ha hecho presión sobre ellas las consecuencias han sido mucho más notorias, y el declive de las especies es más intenso que en otras áreas donde la explotación ha sido más sostenida en el tiempo", agregó Lambertini.
De hecho, en general en toda la Tierra, el mayor peligro para la fauna es la degradación y la pérdida del hábitat natural de los animales causada por la acción humana. La pesca y la caza son amenazas "significativas", señala el informe, mientras que el cambio climático se ha convertido en "crecientemente preocupante", con las primeras constataciones de que "el cambio climático es ya responsable de la extinción de algunas especies".
La humanidad necesita un planeta y medio
Por otra parte, el informe destaca que lo que la humanidad demanda al Planeta es más del doble de lo que la naturaleza puede renovar. "Estamos cortando madera más rápido de lo que los árboles pueden crecer, usando agua dulce más rápido de lo que los acuíferos subterráneos se llenan, y lanzando CO2 a la atmósfera más rápido de lo que se puede absorber". De hecho, se calcula que haría falta una Tierra y media para producir los recursos necesarios para equilibrar la huella ecológica de la humanidad.
El informe también destaca que la huella ecológica es cinco veces mayor en los países desarrollados que en las naciones en desarrollo, y recuerdan que se ha demostrado que se pueden elevar los niveles de vida de la población y restringir al mismo tiempo la explotación de los recursos naturales.
Los diez países con una mayor huella ecológica son Kuwait; Catar; Emiratos rabes Unidos; Dinamarca; Bélgica; Trinidad y Tobago; Singapur; Estados Unidos; Bahrein y Suecia. Ante esta situación, Lambertini dijo que la única solución pasa por "consumir y producir de forma más sostenible", y fijarse no sólo el lado conservacionista sino también "las oportunidades económicas" de un desarrollo distinto.
"La biodiversidad es una parte crucial de nuestro sistema de vida en la Tierra, y el barómetro de lo que hacemos a este Planeta, el único hogar que tenemos. Necesitamos urgentemente una acción global de todos los sectores de la sociedad para construir un futuro más sostenible", concluyó Lambertini.
Fuente: Primera Hora

martes, 4 de junio de 2013

Advierten de la escasez de semillas por la extinción de la fauna frugívora



BRASIL |  3 DE JUNIO DE 2013
Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado cómo la desaparición de la fauna frugívora (que se alimentan de frutos) en la Mata Atlántica de Brasil influye en el tamaño de las semillas de una palmera endémica, Euterpe edulis, especie clave en esa selva atlántica. Los resultados, publicados en Science, muestran que la extinción de los animales de mayor tamaño, que pueden dispersar con éxito las semillas más grandes, ha provocado una disminución del tamaño de estas en poco más de 100 años.
El equipo de investigadores ha estudiado más de 9.000 semillas de 22 poblaciones de E. edulis a lo largo de la costa sureste de Brasil, tanto en áreas bien conservadas como en zonas fragmentadas a causa de la introducción de cultivos de café y caña desde inicios del siglo XIX, cuando comenzó la etapa de deforestación más extensiva de la Mata Atlántica.
“La palmera depende de grandes aves frugívoras, como los tucanes, que dispersan sus semillas. En las áreas de selva divididas sólo persisten aves frugívoras de menor tamaño, que son menos eficientes para la dispersión de la planta”, explica en la nota de prensa el investigador del CSIC Pedro Jordano, de la Estación Biológica de Doñana. En la actualidad sólo un 12% de la superficie original de La Mata Atlántica brasileña persiste y más del 80% de lo remanente se encuentra dividido en porciones de menos de 50 hectáreas, en las que los grandes frugívoros, como tapires, monos, tucanes, pavones y contíngidos no son capaces de sobrevivir.
“En las áreas fragmentadas las semillas son sensiblemente menores que en áreas bien conservadas, lo que tiene consecuencias negativas para la regeneración natural. El menor tamaño de semilla en los fragmentos de selva no se explica por otras variaciones ambientales o geográficas, sólo es atribuible a la desaparición de la fauna”, añade Jordano.
Mutualismo
Los animales frugívoros que pueblan un área determinada desempeñan funciones ecológicas fundamentales. Estas especies mantienen una interacción ecológica de mutualismo con las plantas, ya que se alimentan de sus frutos y a cambio dispersan las semillas, garantizando así la regeneración natural de la selva. Con la desaparición de la fauna, desaparecen también estas interacciones ecológicas.
La reducción de la semilla influye negativamente en ese proceso de regeneración. Según los investigadores, menor tamaño implica menor éxito para las plántulas en las etapas tempranas del ciclo vital de las palmeras y mayores pérdidas por desecación. “Todo ello podría resultar en un menor potencial de respuesta evolutiva al cambio climático ya que las proyecciones para América del Sur indican largos periodos de sequía y clima más cálido. Las consecuencias serían particularmente negativas para árboles de semilla grande en la Mata Atlántica, ya que dependen estrictamente de los animales para la dispersión de sus semillas” comenta el investigador. “Nuestro trabajo resalta la importancia de identificar estas funciones clave y poder diagnosticar rápidamente situaciones de colapso funcional de los ecosistemas”, concluye Jordano.
Fuente: Tendencias21 

sábado, 23 de marzo de 2013

Científicos de Panamá y Costa Rica intentan salvar al manatí



PANAMÁ |  23 DE MARZO DE 2013
Científicos de Panamá y Costa Rica iniciaron un proyecto conjunto para tratar de salvar al manatí, un mamífero marino en peligro de extinción en la zona fronteriza en la vertiente del Caribe, confirmaron hoy los responsables de la iniciativa binacional. Héctor Guzmán, biólogo venezolano del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés), se trasladó a la caribeña provincia de Bocas del Toro para emprender un completo estudio del manatí (Trichechus manatus) y su hábitat. El proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial de las Naciones Unidas, tiene el objetivo de crear esquemas de conservación más sólidos. Guzmán fue invitado a participar en el estudio.
Los manatíes son parte de la fauna del Sixaola, que incluye a los jaguares y tortugas laúd, y usan los ríos, estuarios y zonas costeras para moverse en agua dulce, salobre y salada, en busca de vegetación acuática. Se estima que entre 20 y 150 manatíes habitan en el área limítrofe entre Panamá y Costa Rica. Con el apoyo del investigador Mario Rivera, de la Universidad de Costa Rica, los biólogos vinculados al proyecto realizarán un censo de mamíferos marinos y las áreas de preferencia que utilizan para alimentarse y aparearse.
Desde hace varias semanas, los científicos del STRI navegan en un autobús flotante en el río Sixaola, tras la pista de los manatíes. A bordo, Guzmán instaló escáneres sonares de doble frecuencia e hidrófonos, comida y tiendas de campaña, para seguir a los manatíes, conocidos como “vacas marinas”. Los mamíferos marinos se comunican entre sí con un coro de voces que suena como rechinidos, y ayuda a los científicos a detectarlos.
Fuente: La Prensa

Esfuerzos en México para la recuperación del Berrendo



DESIERTO DE EL VIZCAINO |  23 DE MARZO DE 2013
Considerada una especie endémica de México, el berrendo peninsular estaba desde 1997 en peligro de extinción, pero hoy, gracias a la labor de varias instituciones, en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno hay más de 250 animales adultos y 40 crías con una población en aumento. En la Biosfera El Vizcaíno, en la que confluyen sierra, mar y desierto, habita el berrendo peninsular (antilocapra americana), una especie propia de México que también habita en zonas desérticas de EEUU y Canadá.
En 1997 se dio la voz de alarma ya que solo se contabilizaron unos 170 rumiantes. Desde entonces la labor de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales y Pesca y de organizaciones civiles ha sido fundamental para su recuperación mediante la campaña “Salvemos al Berrendo”. En un corral de crianza de la estación conocida como La Choya se pueden ver a varias hembras que han parido. Miden un metro de altura y pesan alrededor de 50 kilos y su pelaje es leonado o berrendo en el lomo (de ahí recibe el nombre). La Choya cuenta con más de 23,000 hectáreas de extensión. “Este Programa quiere conseguir reducir las amenazas mediante un encierro para minimizar la presión que pueda haber por algún tipo de depredador”, explicó a Efe Fernando Escoto Rodríguez, subdirector del área de Protección de Flora y Fauna Valle de los Cirios, encargada del programa Recuperación del Berrendo Peninsular. Esta institución trabaja junto a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable y la empresa Exportadora de Sal.
“La principal amenaza fue la cacería furtiva, ilegal e indiscriminada, la presión que significó la modificación de su hábitat y la depredación de los espacios en que había vivido, lo que redujo su hábitat natural y afectó a su reproducción”, agregó Escoto. Respecto a la transformación de su hábitat, la construcción de cercas, carreteras y tendidos eléctricos en el desierto han acotado las rutas migratorias de este mamífero, alejándolo de los lugares donde se solía alimentar y refugiar. El Programa de Recuperación del Berrendo comenzó en 1997 con el objetivo de duplicar su población en la Península de Baja California en un ambiente controlado. El Programa incluye educación y concienciación ambiental, ya que la reducción del berrendo está íntimamente ligada a la actividad del hombre. De allí el éxito del Programa para salvarlos, que consiste en crear las condiciones adecuadas para que pueda crecer y reproducirse en un entorno de inmensa riqueza para México.
El berrendo peninsular se aparea regularmente en junio y sus crías nacen unos 250 días después, al principio del invierno. Se alimentan de hierbas, arbustos, musgos y, en ocasiones, de cactus. Son los mamíferos más veloces de Norteamérica, y pueden correr a 65 km/h durante varios kilómetros. Aparte de en Baja California, este antílope se encuentra en Sonora, Chihuahua e Hidalgo y en lugares semidesérticos y llanuras áridas.

domingo, 17 de marzo de 2013

Animales en extinción



Por: Daniel Loewe
Profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez
SANTIAGO DE CHILE |  17 DE MARZO DE 2013
Sin duda lo conoce. No da un buen espectáculo. La mayor parte del tiempo yace desganado sobre las rocas artificiales o hace gala de su automatismo frente a los visitantes curiosos. En ocasiones gruñe. Pero a pesar del triste espectáculo, es fácil imaginar la fuerza y poderío de Taco, el oso polar del zoológico del parque metropolitano. 
Y es que más allá de lo que hoy en día sabemos (y nos negamos sistemáticamente a tomar en serio) sobre las capacidades cognitivas de muchos animales, algunos animales producen en nosotros admiración y maravilla. Con justa razón. La perfección del lobo al correr. La velocidad de las serpientes. La majestuosidad de los osos polares que entrevemos en los reportajes del National Geographic o Discovery Channel: seres capaces de desplazarse a nado y a pie cientos de kilómetros y de vivir en condiciones extremas neutralizando el frio mediante su pelaje blanco, su piel negra y una capa de grasa (lo que los torna imperceptibles para las cámaras infrarrojas, ya que casi no emiten calor). El resultado de 600 milaños de evolución.
En estos días se está desarrollando en Bangkok, Malasia, la conferencia de la CITES (la convención internacional sobre comercio de especies de peligro). Esta convención, en la que participan 177 países, acaba de rechazar la propuesta presentada por Estados Unidos para incluir al Ursus Maritimus en su apéndice I, con lo que pasarían a ser considerado una especie en peligro de extinción, prohibiéndose el comercio de sus partes.
Sólo 38 países votaros a favor (entre ellos, Chile, Argentina y Uruguay). 42 votaron en contra (entre ellos, Ecuador, Perú y Venezuela –quizás porque era una propuesta de Estados Unidos: que se jodan los osos polares si se trata de derrotar al imperio–. Aunque Ecuador está muy preocupado en la reunión por las Vicuñas. Probablemente algún tipo de Econacionalismo). Y 46 se abstuvieron (entre ellos Brasil y Paraguay). Crucial para el rechazo de la propuesta fue la abstención de los países de la Unión Europea, que tienen un acuerdo para consensuar su voto pero no pudieron alcanzar un acuerdo debido a Dinamarca, país que representa los intereses de Groenlandia.
En la actualidad hay una demanda por, y un comercio creciente de partes de osos polares. Una prohibición de su comercio hubiese sido importante para la persistencia de estos animales. El pelaje se tranza en aproximadamente 10 mil dólares. El cráneo en mil. Cada colmillo en 200. Cada garra en 50. Además, la existencia del comercio legal incentiva la caza de estos animales allí donde está fuertemente restringida, como en Rusia. Y ya que los cazadores buscan machos imponentes, ponen en peligro la reproducción en algunas zonas. Al rechazar esta propuesta la humanidad ha dado un paso más para sellar la suerte de estos animales que, con razón, se suele incluir entre los grandes perdedores del cambio climático.
La población de osos polares se cifra entre 20 mil y 25 mil (como apenas se los puede monitorear –se desplazan cientos de kilómetros y son invisibles a las cámaras infrarrojas– es difícil estimarla). Se localizan en territorios de EEUU, de Rusia –que votaron a favor–, de Canadá, de Groenlandia y de Noruega –que votaron en contra. Aproximadamente 15 mil se localizan en territorio canadiense. Cada año se caza aproximadamente 800. Sólo en Canadá, 600. Si bien muchos de ellos son utilizados por las poblaciones locales, en Canadá también es legal su caza con fines comerciales.
El gran opositor a la propuesta es el gobierno de Canadá (pero no su población: el 85% está a favor de una mayor protección de los osos polares). Uno de los argumentos más frecuentemente esgrimidos apunta a que su caza sería parte substancial de la forma de vida de los Inuit. Así, la protección medioambiental estaría en conflicto con los derechos de las minorías culturales, resolviéndose el conflicto a favor de estas últimas. No es casual que el ministro de medioambiente de Nunavut, James Arreak, esté en Bangkok, y que los Inuit celebren hoy, como ya lo hicieron hace dos años, el rechazo de esta propuesta.
Sin embargo, hay razones que hacen dudar de este argumento de corte cultural. Primero: tradicionalmente el significado de la caza de osos polares para los Inuit era más bien ritual: una prueba de coraje o el resultado de un encuentro sorpresivo. Fue el gobierno de Canadá el que recién en los años 50 introdujo, y en los años 80 fomentó, su caza sistemática en las zonas polares como un modo de crear una fuente de ingreso para los Inuit. Segundo: como de acuerdo a su cultura los Inuit no deben matar animales no destinados a su propio uso –y ellos no consumen la carne de los osos–, el comercio con las partes de osos polares es sospechoso. Tercero: los Inuit no son los que realmente se favorecen de su caza y del comercio de sus partes, sino que las agencias turísticas.
Pero aunque el argumento cultural se ajustase a los hechos vale preguntarse acerca de su validez. Después de todo, no todo aquello que es parte de nuestra cultura, sea ésta la que sea, debe ser permisible porque es parte de nuestra cultura. Por ejemplo, la tradición de deformar los pies de las niñas era parte de la cultura china hasta que Mao le puso término en unos pocos años. Afortunadamente.
Ciertamente el gran obstáculo a la persistencia de los osos polares es el cambio climático. Hay estimaciones de que su número estaría disminuyendo. También hay más relatos acerca de avistamientos de osos polares en las cercanías de zonas habitadas (pero de esto no se deduce, como hacen algunos, que la población esté en aumento. Por el contrario: la presión por buscar alimentos los llevaría a acercarse). Si no se realizan avances importantes en la lucha para disminuir el cambio climático, se estima una reducción de la población de aproximadamente dos tercios de aquí al año 2050. Es por esto que muchos que se opusieron a la propuesta indicaron que lo correcto sería enfocarse en el cambio climático y no en la protección contra la caza. Pero esto adolece de miopía moral: si bien resulta evidente que hay que hacer algo contra el cambio climático, y pronto, de esto no se deduce que no haya que proteger a los 800 o más osos polares que cada año son presa de cazadores. Con todas esas muertes se podría acabar inmediatamente. Además, sostener que la sobrevivencia de los osos polares debe exclusivamente recaer en la lucha contra el cambio climático, es tan productivo como afirmar que la solución a los tacos en nuestras calles pasa por permitir la libre circulación de alfombras voladoras: hasta ahora la disposición de la comunidad internacional para detener el cambio climático a sido mínima, y las últimas evoluciones en Doha demuestran que se acerca asintóticamente a cero.
Compartimos un mundo y sus escasos recursos con otros animales. Ellos no son sólo sensibles. Muchos tienen una vida propia que debemos considerar. Hay consenso en que el cambio climático que amenaza a los osos polares es producto de la acción humana. Si no queremos ser parásitos (es decir, individuos que asignan los costos de sus beneficios a terceros sin compensar), y tomamos en consideración la vida propia de estos animales, resulta evidente que al menos debiésemos impedir inmediatamente su muerte producto de la caza, además de hacer más para contener el cambio climático. Si no hacemos más para protegerlos mejor, en pocos años no habrá más que viejas cintas del National Geographic y tristes osos polares en cautiverio. Como Taco, una sombra de su especie. O como su hermano Winner, el oso polar del zoológico metropolitano de Buenos aires, quién murió de calor en la Navidad del 2012.
Fuente: El Mostrador

martes, 22 de enero de 2013

Tradición peruana en la mira ante el declive de los cóndores andinos



LIMA |  21 DE ENERO DE 2013
Atar un cóndor gigantesco en el lomo de un toro es la atracción principal de una festividad andina celebrada en Perú, pero algunos temen por el futuro de esta ave en peligro de extinción y afirman que es hora de prohibir esta tradición. Un proyecto de ley presentado este mes en el Congreso busca desacelerar lo que científicos y ecologistas describen como un declive preocupante en la población del cóndor andino en Perú, una de las aves voladoras más grandes del planeta.
Los cóndores, que utilizan sus alas de tres metros para volar en forma ininterrumpida por horas por corrientes cálidas, han sido por miles de años clave en la cultura andina. El proyecto de ley, presentado por un legislador y apoyado por funcionarios locales en una provincia famosa por sus cóndores, contempla el inicio de un programa de conservación, declarar al cóndor como patrimonio nacional y sentenciar con entre tres a cinco años de prisión al que capture o mate a esas aves.
El plan pone la mira específicamente en el tradicional festival "yawar", aunque no hay estadísticas disponibles ni evidencia científica sobre si los cóndores resultan afectados en esta celebración. En una especie de corrida de toros andina, el ritual involucra atar a un cóndor, que representa a los pueblos indígenas, al lomo trasero de un toro salvaje, que representa a los colonizadores. Si bien es muy pronto para saber si la medida será aprobada en el Congreso, posiblemente genere controversia sobre si proteger al cóndor significará el fin de una tradición peruana que según sus partidarios rinde homenaje al mismo.
En los festivales "yawar", realizados anualmente en entre dos a tres decenas de pueblos en los Andes del sur peruano, las personas hacen turno para correr frente al toro enfurecido por tener al cóndor en su lomo. Los participantes dicen que protegen a los cóndores antes de liberarlos del toro, dado que el que salga herido o muerto presagia mala suerte para toda la población. Uno de los autores del proyecto de ley, Elmer Cáceres, alcalde de la provincia de Caylloma en la montañosa región de Arequipa, dijo que esa opinión es ingenua.
"Es una tradición enfermiza, le rompen el ala, lo pisotean, lo atan a un toro que salta para sacárselo, y si no mueren allí se muere traumado en otra parte. Deberían prohibirlo y meter a esta gente en la cárcel", sostuvo Cáceres. A Yuri Ortiz de Zevallos, alcalde del distrito de Cotabambas en la región de Apurímac, también le preocupa el declive en la población de cóndores. "Cuando era joven y poníamos la carnada podíamos ver unos 20 30, 40 cóndores, ahora vienen de 5 a 10", afirmó. Pero consideró que los festivales "yawar" están siendo puestos en la mira en forma injusta. "Nunca he visto un cóndor morir en un festival yawar", acotó.
Habitat perdido
La supervivencia del cóndor en Perú también es amenazada por la reducción de su hábitat a causa del desarrollo, incluyendo grandes proyectos mineros en los Andes y el tráfico de su plumaje y partes del cuerpo. Asimismo, actualmente, la menor cantidad de ganado disponible se pierde o muere, reduciendo el suministro de carroña para esta ave. No hay disponible una cifra confiable de cuántos cóndores viven en los Andes peruanos y científicos dicen que tampoco han sido realizados estudios exhaustivos en esta región.
José Antonio Ochoa, biólogo en el sur del país que trabaja en la Frankfurt Zoological Society, dijo que toda la evidencia sugiere una caída alarmante en Perú y estimó la población actual en no más de 500. El Ministerio de Cultura ha declarado a por lo menos un festival anual "yawar" como parte del patrimonio cultural del país, y la ley, de ser aprobada, confligiría con otras leyes peruanas diseñadas para proteger la diversidad cultural. "Todo es el producto de conservacionistas exagerados que no tienen ningún respeto por las tradiciones de nuestros pueblos, que son fuentes de vital importancia para la conservación de su identidad cultural", dijo Juan Ossio, ex ministro de Cultura y antropólogo de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Pero Perú Antitaurino, un grupo en favor de los derechos de los animales que busca prohibir las corridas de toro, dijo que los festivales "yawar" podrían exterminar al animal que es tan importante en la cultura andina. 
Los cóndores han sido criaturas exaltadas a lo largo de los Andes desde antes del imperio incaico. Una figura de 135 metros de un cóndor es una de las famosas Líneas de Nazca, gigantescos jeroglíficos de misterioso origen ubicados en el desierto peruano desde hace más de 1.500 años. Asimismo, las ruinas de Machu Picchu contienen un petroglifo de un cóndor en vuelo, considerado por algunos como el antiguo altar de un templo de sacrificios.
Muchas comunidades quechuahablantes consideran al cóndor sagrado. "El cóndor es el Dios de los Andes (...) antes de cazarlo, no es simplemente ir y matar a un caballo y ya viene el cóndor, sino que hay que hacer pagos a la tierra Y tienes que comunicarte espiritualmente con el apu, con el cóndor, explicarle lo que deseas", precisó Ortiz de Zevallos.
Programas de reproduccion
Los cóndores andinos, que pueden volar más de 160 kilómetros en un solo día, solían estar conectados a través de los Andes desde Argentina hasta Venezuela en una única población. Dado que los grupos fragmentados ya no interactúan, en el largo plazo corren el riesgo de caer en un "cuello de botella" genético, en el que la reproducción resulte en defectos como infertilidad.
Michael Mace, un especialista de aves en San Diego Zoo Safari Park, dijo que Perú podría beneficiarse de un programa de reproducción en cautiverio. Estados Unidos inició a fines de la década de 1980 un exitoso programa de reproducción en cautiverio con el cóndor californiano, una especie diferente y levemente más pequeña, luego de que la población se redujo a apenas 22. Actualmente, la población asciende a más de 400, con más en libertad que cautivos.
Científicos en San Diego Zoo Safari Park y sus socios dicen que han liberado exitosamente cóndores andinos en otros países sudamericanos. Al menos 12 han sido liberados en Venezuela, donde habían estado extintos desde 1965, y 74 en Colombia. Ochoa dijo que desde hace tiempo se requieren de investigaciones serias y de un programa de conservación en Perú. El y sus colegas están buscando fondos para un programa de un año para realizar un censo y colocar dispositivos de rastreo en cóndores con el fin de determinar cuántos quedan y la mejor manera de detener su declive.
"Creo que debemos acostumbrarnos a hacer decisiones basadas en hechos (...) sería prematuro aprobar leyes cuando ni siquiera sabemos cuántos hay", dijo Ochoa. Cáceres, en cuya provincia se sacrifican burros todas las semanas para que sean comidos por los cóndores, dijo que puede que no quede mucho tiempo. El funcionario estimó que el Cañón del Colca, un destino turístico dos veces más profundo que el Cañón del Colorado, alberga a sólo 25 cóndores, una fracción de lo que había hace unos años. (Reporte de Mitra Taj. Editado en español por Silene Ramírez.)

viernes, 28 de diciembre de 2012

Mexico: el segundo país con especies en peligro de extinción



ARGENTINA   21 DE ENERO DE 2011
En México, el oso mexicano o ‘mexican grizzle bear’, como se le conocía en Estados Unidos, habitó en la región mexicana de Chihuahua, y en Arizona, Nuevo México, Texas y California. Era color rojizo o marrón y en su cara tenía bandas color plata, por lo que se le llamó también ‘oso plateado’. Los últimos ejemplares fueron vistos en los ‘60 en una zona montañosa de Chihuahua, pero fueron ultimados por cazadores furtivos, considerándose extintos el año ’64. Además del oso mexicano, en el país del tequila se han extinguido un sinnúmero de animales desde la llegada de los españoles, entre ellos el carpintero imperial y la foca monje caribeña. 

En 2001, las especies en peligro que habitaban en el territorio alcanzaban las 327, pero según un informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, este número subió a 500 especies en 2010, quedando México en el segundo lugar de los países con más animales en peligro. Este aumento de un 25% de las especies en peligro no considera las más de 700 especies amenazadas, y muchos de los que aún se consideran “en peligro” sólo viven en zoológicos. El estado mexicano aseguró que mantiene su compromiso de proteger la flora y fauna del país, para lo que cuenta con programas de colaboración con la Unesco a fin de evitar la deforestación, el aprovechamiento no extractivo, la protección del hábitat y la creación de áreas de refugio.
Fuente: MDZOL

sábado, 27 de octubre de 2012

¿Por que están desapareciendo las ranas?



Por: Malvina Bush
MIAMI  |  30 DE DICIEMBRE DE 2007
Quizá el lector eche un vistazo a un pasado --no muy lejano, por cierto-- y recuerde con qué frecuencia veía las ranas, no sólo de pequeño, sino de adulto. Pero ahora la pregunta es: ¿cuándo fue la última vez que vio una? 
Es probable que no recuerde, simplemente porque ya no abundan como en años anteriores. El problema no es solamente en una parte del país, o en una región. Es un problema global. En muchas partes del mundo existe la sospecha de que las ranas ya no son tan abundantes como la gente recuerda que eran. Algunas especies no se han visto por décadas. Y su ausencia es muy real. 
La declinación de las poblaciones de ranas fue documentada por primera vez hace casi 20 años, durante el Primer Congreso Mundial de Herpetología en Canterbury, Inglaterra, en 1989. A partir de entonces se han establecido rigurosos programas de supervisión que han confirmado dramáticos declives de este anfibio a nivel mundial. 
Los científicos dicen que hay muchas preguntas sin respuestas. Por ejemplo, señalan que ''muchos tipos de ranas y sapos están desapareciendo y efectivamente, en los últimos años algunos se han extinguido. Pero otros no parecen tener los mismos serios problemas''. ¿Qué está sucediendo? Para buscar una respuesta plausible, los herpetólogos se han concentrado en averiguar qué está causando la desaparición de estos valiosos animales.

Están de acuerdo en que la causa principal podría reducirse a un problema: por su propia fisiología, con una piel delicada y permeable las ranas son extremadamente sensibles a los más pequeños cambios en el medioambiente --en la atmósfera, el agua-- de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la edición de mayo 2007 de la revista científica BioScience

''Su complejo ciclo de vida de agua-y-tierra las expone a más cambios medioambientales que la mayoría de los animales'', dicen los autores, ``y aunque anteriormente hayan sobrevivido cambios climáticos, los cambios de hoy están sucediendo a un paso demasiado acelerado para permitir que las ranas se adapten''. 

Las ranas, como todos los anfibios, ''son sensitivos indicadores de la calidad del agua porque absorben gases y químicos directamente a través de la piel''. Asimismo, los delicados embriones de las ranas están expuestos a niveles cada vez mayores de rayos ultravioletas que pueden causar dañinas mutaciones, muchas de las cuales ya hemos visto (ranas con más de seis patas, dos cabezas, etc.). 

La contaminación ambiental, las aguas contaminadas, la pérdida de hábitat, la destrucción de zonas pantanosas y otras áreas húmedas (como ha sucedido con largas extensiones de los Everglades y otras partes de la Florida y Nueva Orleans, por ejemplo) son algunos de los factores que están provocando la desaparición de las ranas. 

Si casualmente se encuentra con una, déjela vivir. Una sola ranita ingiere más de 4,000 mosquitos e insectos al año. 

(actualmente el link no se encuentra disponible)
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