EE UU. • 5 DE ABRIL DE 2010
Un equipo de investigadores de
la Escuela de Medicina de la Universidad Washington en San Luis ha examinado
detenidamente el ojo del pollo, encontrando una obra maestra de la naturaleza.
Los científicos mapearon cinco tipos de receptores de luz en el ojo del pollo.
Descubrieron que los receptores están distribuidos en mosaicos entrelazados que
maximizan la capacidad del pollo para ver muchos colores en cualquier parte
de la retina, la estructura fotosensible en el fondo del ojo.
Sobre la base de este análisis,
se deduce que las aves nos superan claramente a los humanos en varios
aspectos de la visión a color. La organización de los receptores de color
en la retina del pollo supera ampliamente a la observada en muchas otras
retinas, incluidas las de mamíferos. Joseph C. Corbo, del equipo de
investigación, planea efectuar estudios de seguimiento sobre cómo se establece
esta organización, convencido de que ese conocimiento podría ser de utilidad a
los científicos que buscan utilizar células madre y otras técnicas nuevas para
tratar los aproximadamente 200 trastornos genéticos involucrados en diversas
formas de ceguera.
Según Corbo, la superior visión
a color de las aves probablemente se deba a que, salvo en los casos de unas
pocas especies, no han tenido hábitos nocturnos en ningún periodo de su
historia evolutiva. Las aves, reptiles y mamíferos descienden de un ancestro
común, pero durante la era de los dinosaurios, la mayoría de los mamíferos se
volvieron nocturnos y mantuvieron esa característica durante millones de años.
La visión proviene de las
células fotorreceptoras sensibles a la luz en la retina. La visión nocturna se
basa en receptores llamados bastoncillos, que florecieron en el ojo de los
mamíferos durante la era de los dinosaurios. La visión diurna se basa en
receptores diferentes, conocidos como conos, que son menos ventajosos cuando un
organismo es de hábitos nocturnos. Las aves, reconocidas mayoritariamente como
descendientes de los dinosaurios, nunca pasaron por un período similar de vida
principalmente nocturna. Como resultado, poseen más tipos de conos que los
mamíferos. Por ejemplo, la retina aviar tiene un cono que puede detectar
algunas longitudes de onda ultravioleta, y un receptor especializado, llamado
doble cono, que, según creen los científicos, les ayuda a detectar el
movimiento.
Fuente: Noticias de Ciencia y Tecnología
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