Por: Juan Manuel Mancebo Fuertes
ESPAÑA • 29 DE JULIO
DE 2010
Desde ayer, muchos ciudadanos del mundo y no solo
los que defienden los derechos de los animales, tienen un motivo mas para creer
en las utopías. Porque el logro que la sociedad civil ha conseguido al abolir
las corridas de toros, a través de una iniciativa popular que usando los
mecanismos legales y democráticos ha llegado al parlamento catalán, es un hecho
histórico, que alimenta la esperanza de otros muchos cambios pendientes. Si
ayer hablábamos sobre Monarquía o República, sobre las controvertidas
relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica, sobre el poder de los
Mercados sobre los gobiernos en medio mundo, en términos de logros
inalcanzables, hoy podemos pensar que no hay batallas imposibles de ganar y que
entre todos podemos cambiar el mundo.
Hoy, tras haber conseguido que un parlamento elimine
la posibilidad legal de hacer negocio con un espectáculo de maltrato,
sufrimiento y muerte de los animales. (esto es la tauromaquia), la sociedad
civil debe estar de enhorabuena y tener un motivo más para creer que, como dice
la consigna que escribió por primera vez el profesor Ignacio Ramonet, y que mas
tarde adoptaron los movimientos antiglobalización y el foro social mundial:
"otro mundo es posible". Y es nuestra labor, hacer lo que esté en
nuestras manos, promoviendo, participando o apoyando movimientos sociales que
pretendan hacer un mundo mas justo, mas libre y mas respetuoso con los derechos
de todos sus habitantes, como dice otra consigna antiglobalizacion"
Pensando globalmente y actuando localmente".
Así, cuando una asociación
ecologista, nos solicite firmar para proteger el medio natural, cuando un grupo
de vecinos se organice para gestionar una barriada, urbanización o municipio,
cuando un colectivo reclame su derecho a expresarse, o relacionarse según su
voluntad y respetando a los demás, cuando alguien nos pida apoyo para criticar
cualquier actuación injusta en cualquier lugar del mundo, debemos prestar
nuestro apoyo, pensando que nuestra firma, nuestro voto, nuestra voz es un arma
que en manos del David de turno puede vencer al poderoso Goliat tarde o
temprano.
Fuente: Alhaurin.com
(link no disponible)
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