EE UU • 25 DE NOVIEMBRE DE 2012
El carbón, el más sucio y más contaminante de los
principales combustibles fósiles, está de regreso. A pesar de los estrictos
objetivos de emisiones de carbono en Europa destinados a reducir el
calentamiento global y la gran inversión en energías renovables en China, la
demanda de esta antigua fuente de energía es mayor que nunca. De hecho, el
carbón fue la fuente de energía que más creció -sin contar las energías
renovables- el año pasado. La producción aumentó hasta un 6% en 2010, el doble
que el gas y más de cuatro veces más que el petróleo. Los datos de consumo
presentan un panorama similar, mientras que las cifras de este año reflejan la
misma tendencia. Hay algunos responsables del resurgimiento del carbón. Muchos
pueden durar poco, mientras que otros impulsarán la demanda cada vez más en las
próximas décadas.
Alternativa
barata
El consumo de carbón en Europa, donde los gobiernos
intentan estar a la vanguardia en la cruzada para reducir las emisiones de
dióxido de carbono, aumentó considerablemente en los últimos años. ¿Por qué?
Porque es barato, y cada vez más. Debido a la crisis económica, se ha producido
lo que Paul McConnell, analista de energía del grupo Wood Mackenzie, describe
como un "colapso en la demanda industrial de energía". Esto ha dado
lugar a un exceso de oferta de carbón, empujando el precio hacia abajo. También
ha dado lugar a un exceso masivo de permisos de emisión de CO2, lo que se
traduce en una reducción del precio del carbono, y por lo tanto del costo de
producción de carbón. De igual importancia es el hecho de que ha habido una
gran afluencia de carbón barato de Estados Unidos, donde el descubrimiento de
gas de esquisto -también conocido como gas pizarra- ha proporcionado una fuente
de energía alternativa incluso más barata.
El carbón tiene que ir a alguna parte, así que se
exporta a Europa. Por último, los altos precios del gas natural están haciendo
que el carbón sea visto como una alternativa atractiva. Como explica Laszlo
Varro, jefe de mercado de gas, carbón y energía de la Agencia Internacional de
Energía, "todos los parámetros favorecen al carbón". Tanto es así que
el "carbón [ahora] se quema como combustible de base en la mayor parte de
Europa", afirma Gareth Carpenter, editor de la consultora de energía
Platts. Y la decisión de Alemania de interrumpir toda su energía nuclear y
construir más centrales de energía de carbón no hará sino aumentar aún más la
producción.
Cuánto durará este resurgimiento del carbón
dependerá en cierta medida de la recuperación económica global y de la
capacidad de los gobiernos de implementar un sistema que finalmente ofrezca un
buen precio del carbono. Pero, mientras tanto, la legislación aprobada hace más
de una década va a limitar seriamente la producción de carbón en los próximos
años, según Varro. El impacto total de la directiva sobre grandes plantas de
combustión de la Unión Europea, diseñada para reducir los contaminantes del
aire, pero no el dióxido de carbono, está a punto de dar sus resultados. Por lo
tanto, cierta cantidad de plantas de carbón ineficientes serán sacadas de
circulación. Como resultado, en cinco años, la capacidad de producción de
carbón "será considerablemente más baja que en la actualidad", dice
Varro. La directiva no hará nada, por supuesto, para restringir las
importaciones baratas procedentes de Estados Unidos.
Explosión
de la demanda
Pero pase lo que pase con la producción de carbón y
el consumo en Europa, la demanda de energía no para de crecer en Asia, en
particular en China. Esto garantiza que la producción de carbón seguirá
aumentando considerablemente en las próximas décadas. El crecimiento
demográfico y la explosión de las clases medias se encargarán de ello: sólo en
China, la demanda de energía se triplicará para el año 2030, según Wood
Mackenzie. China, en particular, está gastando enormes cantidades de dinero en
proyectos de energía renovable de una escala que el mundo nunca ha visto: hay
planes para superar casi 10 veces la capacidad eólica de Alemania, por ejemplo.
Pero ni siquiera eso va a servir para seguirle el ritmo de la demanda, es
decir, los combustibles fósiles seguirán constituyendo la mayor parte del menú
energético global en un futuro previsible.
Y si se trata de combustibles fósiles, el carbón es
el ganador absoluto: por lo general es fácil y barato extraerlo, y más fácil de
transportar, utilizando la infraestructura existente, como carreteras y
ferrocarriles, que el petróleo o el gas. Su precio también es relativamente
estable, ya que, como señala Carpenter, "las minas de carbón en su
conjunto se encuentran en países relativamente estables sin grandes conflictos
geopolíticos". Por todas estas razones, Wood Mackenzie pronostica que la
producción de carbón en Indonesia, en la actualidad el cuarto productor más
grande de carbón, aumentará un 60% en 2020, mientras que China importará más de
mil millones de toneladas en 2030, casi cinco veces más que los niveles
actuales. Para ese año, se espera que la demanda mundial de carbón importado se
duplique, lo que ayudará a que la proporción de combustible fósil utilizada en
el mundo sea aún mayor de lo que es hoy.
Captura
de carbono
La energía barata es, por supuesto, un ingrediente
vital para el continuo crecimiento económico de los países en desarrollo, pero
las consecuencias de la creciente producción de carbón en las emisiones de CO2
y el calentamiento global son profundas. Mientras que China está ejecutando
actualmente seis proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus
siglas en inglés) - cuyo objetivo es capturar las emisiones de CO2 de las
centrales de carbón y sepultarlas bajo tierra - la tecnología está muy lejos de
ser viable comercialmente. Como dice Carpenter, a pesar de todo el bombo
"parece muy poco probable que la tecnología CCS se use de manera extendida
en los próximos 10 años".
El resultado final inevitable es el aumento de las
emisiones de CO2. Según la AIE, las emisiones procedentes de combustibles
fósiles alcanzaron un nivel récord el año pasado, mientras que se estima que el
total de emisiones relacionadas con la energía aumentará más de un 20% en 2035.
"Por qué no estamos desarrollando más CCS es un misterio para mí",
dice el profesor Myles Allen de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de la
Universidad de Oxford. "Se la ve como una más entre varias soluciones,
pero es crucial. Sin ella, no hay más nada". Y los CCS se prestan
perfectamente al carbón, precisamente porque se trata de una fuente de energía
barata. Es necesario y urgente el desarrollo de CCS a nivel mundial, además de
lograr más avances en la capacidad de potenciar las energías renovables, pero
la creciente dependencia de Europa de del carbón sin capturar las emisiones
está socavando su imagen de líder en energías limpias, y por lo tanto en
globales para reducir las emisiones de CO2.
Fuente:
Noticias Terra
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