PERÚ • 2 DE DICIEMBRE DE 2012
Roald Amundsen alcanzó reconocimiento global en
1912, cuando se transformó en el primer humano en pisar el polo sur. Sin
embargo, una década antes, fue el primer hombre en conectar por barco el océano
Atlántico y el Pacífico bordeando Norteamérica a través del océano Artico, una
ruta bautizada Paso del Noroeste. Aunque el noruego confirmó la viabilidad
marítima del trayecto, por más de un siglo la ruta sólo ha sido cubierta
ocasionalmente por rompehielos, debido a la gran cantidad de agua congelada, la
que hace imposible la navegación de embarcaciones que no cuenten con un
blindaje para romper la banquisa.
Sin embargo, debido al calentamiento global, los
hielos árticos han sufrido un notorio retroceso y adelgazamiento, lo que ha
posibilitado ocasionales cruces marítimos. Como una manera de alertar sobre
este fenómeno, dos canadienses y un noruego lograron por primera vez en
noviembre pasado cruzar el Paso del Noroeste en un pequeño velero y siguiendo
un inédito trayecto. “Hemos planificado este viaje por muchos años, para ver el
ritmo de la declinación de la capa del hielo polar. Decidimos cubrir la ruta en
este velero para mostrar una prueba muy visible del cambio climático”, dice el
noruego Edvin Buregren a La Tercera, quien hizo la travesía junto a los
hermanos canadienses Nicolas y Morgan Nicolas Peissel. Los aventureros
comenzaron su travesía, la que llamaron Un pasadizo a través del hielo (A
Passage through Ice), en agosto pasado en Canadá (aunque antes cubrieron la
ruta Suecia-Groenlandia-Canadá a modo de ensayo) y sólo lo completaron a
principios de noviembre, cuando arribaron a Alaska.
Embarcación eólica
En su travesía usaron un velero de fibra de vidrio
de nueve metros de largo bautizado Belzebub II a través del estrecho de
McClure, la ruta más al norte del Paso del Noroeste, la primera vez que una
embarcación eólica usa este trayecto y la que antes sólo había sido completada
por un rompehielos ruso en 1991. Según Buregren, se trató de un trayecto
complejo, pues es “casi imposible predecir los movimientos del hielo y la ruta
podía convertirse rápidamente en una trampa de graves consecuencias”. Según
Buregren, a lo largo del recorrido pudieron constatar los efectos del cambio
climático. “Es muy triste que el hielo podría desaparecer en pocos años”,
reflexiona.
Según el Centro de Información de Hielos de EE.UU.,
en las dos primeras semanas de agosto los niveles de hielo en el Artico fueron
los más bajos desde 2007 y según el Centro de Información Climática de EE.UU.,
sólo entre 2005 y 2007, la cubierta de hielo ártico disminuyó 4,8 millones de
km2, descenso que incluso permitió que la zona fuera usada por barcos
comerciales. Buregren tiene la esperanza que su aventura haya servido para
sensibilizar a la gente sobre lo delicado de la situación. Asegura, que pese a
los peligros, volvería a hacer la travesía. Sin embargo, espera que nunca más
un velero pueda cruzar el Artico. Significará que los hielos han regresado.
Fuente:
La Tercera
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