martes, 23 de octubre de 2012

Los tiempos cambian



Por: Mónica Velasco Ariza
CHETUMAL  •  10 DE ABRIL DE 2007
De niña soñaba con haber vivido en el siglo XVI en París, Francia, cuando se usaban grandes vestido, o aquellos del medioevo, como hubiera usado la reina Guenevere, esbeltos y de talle bajo. Pero ahora, cuando pienso como era la vida real de entonces, me doy de santos que no me tocó padecerlos. Además de la incomodidad del corsé, pelucas, etcétera, me hubiera sido particularmente difícil presenciar algunos de los espectáculos de entretenimiento, entre otras cosas. 
Leía ayer el último artículo escrito por Steven Pinker, evolucionista e investigador en cognición y lenguaje, y profesor del Departamento de Psicología en Harvard. El artículo se titula Historia de la violencia y explica que, a pesar del Darfur y el Irak de nuestra época, como especie los humanos somos menos violentos ahora que en el pasado. No suena lógico cuando vemos las noticias, pero según explica el doctor Pinker, si revisamos los eventos no sólo de los últimos años sino décadas, cientos y hasta miles de años atrás, la modernidad nos ha hecho menos violentos; y es una tendencia, aunque no homogénea, que empieza en el Occidente, sobre todo en Inglaterra y Holanda, y que parece haberse empezado a desatar con el comienzo de la Era de la Razón, a principios de Siglo XVII.
Aunque a la mayoría de la gente en México, Latinoamérica y obviamente España, le parece de lo más normal que a las corridas de toros se les considere un deporte (para llevar a los niños en domingo), y a las peleas de gallos sano entretenimiento, lo más probable es que a todos por igual nos horrorizaría un espectáculo del París de los vestidos en el siglo XVI, en el que el público –incluyendo reyes y reinas- reía a carcajadas ante los chillidos de un gato colgado de un hasta, puesta en un adornado escenario, y al que iban bajando lentamente a las llamas, chicoteándose en alaridos hasta morir carbonizado. A nadie le quedaría duda de calificarlo como sadismo, y sin embargo no debe haber sido mal visto en esa época, afortunadamente del pasado muy pasado.
En este artículo que menciono, el autor enlista otras vergüenzas de la humanidad como la esclavitud, que aunque fue en su época parte fundamental del progreso de la civilización como mano de obra más que barata, ahora nuestra razón nos hace verlo claramente como inaceptable. Épocas en las que un buen gobernante era un genocida que arrasaría con pueblos enteros para reclamar el territorio. Tiempos en los que la tortura y mutilación eran castigo común para faltas menores. Aún en los libros sagrados en los que se basan los principios morales de las mayorías, se incluyen celebraciones de genocidio y se acepta el homicidio como castigo a la homosexualidad, o adulterio, o diferencia de opinión. 
Esta es la realidad de la mayor parte de la historia de la humanidad. Sin duda hay en la actualidad masacres de minorías, y continúan habiendo mutilaciones como castigo, aún a niños. Pero son mucho menos comunes que antes y hoy son actos vistos con horror por el resto del mundo. Un indicador de la violencia en la historia de la humanidad es el trato a los seres dependientes, o indefensos: mujeres, niños y ancianos, y los animales. En la evolución de la humanidad, hemos ido aprendiendo a tener mayor empatía por los demás humanos, y aún por los animales. Algunos pensamos que estos últimos son parte fundamental de esa evolución hacia la paz y el respeto. 
A un protector de animales de Estados Unidos alguien le preguntó (la típica) por qué se dedicaba a proteger animales habiendo tantos niños que lo necesitan, a lo que él respondió: "Yo trabajo con las bases”. 
Fuente: Novenet


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