Por: Montserrat Arqué
CIUDAD DE MEXICO • 17 DE FEBRERO DE 2012
Todos sabemos que el
primer ser vivo que viajó al espacio no fue precisamente un ser humano y que en
realidad se trató de una perrita llamada Laika,
quien el 3 de noviembre de 1957 fue colocada en el Sputnik 2, la nave soviética
cuya misión era orbitar la Tierra. Laika,
palabra de origen ruso que en español significa "que ladra", se volvió en uno de los caninos más famosos del
mundo y de la historia, al asentar un gran precedente en el mundo de la
aeronáutica espacial. Pero, ¿conoces la vida de este cuadrúpedo?
Esta perrita, mezcla de
husky siberiano y de samoyedo, era callejera y habitaba en las calles de Moscú.
No tenía nombre, ni casa, ni dueño al cual obedecer. A principios de los años
50, los encargados de llevar a cabo los programas de la carrera espacial de la
Unión Soviética se lanzaron a la calle para ir en búsqueda de perros que serían
utilizados para programas experimentales. Tras el éxito obtenido con el
lanzamiento del Sptunik 1, los soviéticos decidieron construir el Sputnik 3,
una nave con más avances que la primera, los cuales ayudarían a hacer una mejor
exploración del espacio exterior.
Para poder ponerla en
órbita era necesario hacer pruebas con un artefacto similar, así que los
técnicos en no más de un mes construyeron al Sputnik 2, con el cual harían todas las pruebas y además, llevarían
al exterior por primera vez a un ser vivo y qué mejor que éste fuera un perro. Deperros.org indica que los
investigadores crearon un tipo de campo de concentración canino, en donde
vivirían y prepararían a los perros que cumplieran con las siguientes
características: no pesar más de seis kilos, medir no más de 40 centímetros y
sobretodo, que fueran callejeros, ya que los expertos creyeron que éstos
soportarían mejor los entrenamientos, dado a que seguramente tendrían un
sentido más desarrollado de la supervivencia.
Tras varios días en que
los perros se sometieron a pruebas de gravedad, de adaptación a espacios
sumamente pequeños y de estrés causado por ruidos y vibraciones, sólo tres
especimenes lograron pasarlas de buena manera, la propia Laika, Mushka y Albina, pero
Oleg Gazenko, el director del proyecto, escogió a la primera por su edad (tenía
dos años) y por su temperamento sumamente tranquilo, señala
tejiendoelmundo.wordpress.com.
El 3 de noviembre de 1957
fue lanzada esta cápsula espacial. Laika,
como dice la-perrita-laika-blogspot.com,
fue colocada en una cabina especial, en donde había comida y agua suficiente
para los días del viaje, y le fueron conectados diversos cables para monitorear
sus signos vitales y las variaciones que pudiera registrar fuera de la
atmósfera terrestre. En un principio se dijo que Laika volvería al planeta por medio de un paracaídas; sin
embargo, la historia sería muy distinta, pues los encargados del Sptunik 2 sabían perfectamente que ella
no regresaría con vida e incluso, días después se supo que la ración de
alimento del séptimo día contenía veneno para que ella muriera al instante y así
no sufriría de posibles radiaciones.
Los encargados del
experimentos recurrieron a una serie de mentiras para no ser mal juzgados por
la sociedad soviética para quienes Laika
había dejado de ser un perro común y corriente y se había convertido en todo un
icono social y que posiblemente no soportaría que fuera sacrificada por bien de
la carrera espacial. En aquellos años se dijo que Laika había muerto varios días después del lanzamiento por
falta de oxígeno y aseguraron que había sido un deceso sin dolor y señalaron
que les extrañó mucho el hecho, ya que habían registrado sus signos vitales
durante días. Pero como dice noticiasinteresantes.blogcindario.com,
en 2002, Dmitri Maláshenko, reveló el gran secreto en torno a la muerte de
Laika: en realidad había muerto cinco o seis horas después de haber sido puesta
en órbita y lo más seguro es que las causas de su fallecimiento habían sido el
pánico que sintió, pues su corazón latía tres veces más rápido de lo normal, y
por el exceso de calor al interior de la cápsula. "Mientras más tiempo
pasa, más arrepentido me siento. No debimos haberlo hecho... No aprendimos lo
suficiente de esta misión como para justificar la muerte de la perra",
aseguró Malashenko.
Laika no sólo se convirtió
en un símbolo del progreso en tecnología aeroespacial, también su vida y muerte
hizo que la gente hiciera conciencia y se difundiera la protección de los
animales, en particular de aquellos que supuestamente son utilizados y
sacrificados "a favor de la ciencia".
Fuente: De10.mx
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