LA PAZ, BOLIVIA • 10 DE FEBRERO DE 2010
El uso de plaguicidas se ha incrementado considerablemente a lo largo de
los últimos años, alcanzando tasas de crecimiento del 4 al 5.4 por ciento en
algunas regiones. Hacia una década atrás se apreció una disminución
considerable del uso de plaguicidas en países como Francia, Alemania,
Dinamarca, Holanda y el Reino Unido. En contraste, el uso de plaguicidas
continúa aumentando en la mayoría de los países en vías de desarrollo, donde
los agricultores no cuentan con la capacitación técnica adecuada para su uso y
manejo.
La agricultura que hace un uso intensivo e irracional de químicos,
además de constituirse en un riesgo potencial para la salud humana, degrada el
suelo y destruye los recursos que son fundamentales para la fijación de
carbono, como los bosques y el resto de ecosistemas contribuyendo de esta
manera al cambio climático, tal cual se expone en el informe "Agricultura
y Cambio Climático: impactos climáticos de la agricultura y potencial
mitigación" escrito por el profesor Pete Smith de la Universidad de
Aberdeen.
En el mencionado informe se cita que la contribución total de la
agricultura al cambio climático, incluyendo la deforestación y otros cambios de
uso del suelo, se estima en 8.5 a 16.5 mil millones de toneladas de dióxido de
carbono (CO2) equivalente (entre 17 y 32% de todas las emisiones de GEI
producidas por el ser humano).
Según PLAGBOL insecticidas, herbicidas, fungicidas y muchos otros
plaguicidas se aplican intensamente en muchos países, tanto desarrollados como
en vías de desarrollo, lo que provoca la contaminación del agua, aire, suelo y
alimentos con compuestos que pueden llegar a afectar al ser humano y a muchas
formas de vida silvestre.
La contaminación por plaguicidas se produce cuando
éstos se utilizan en mayor cantidad de la que pueden absorber los cultivos, o
también cuando los residuos de estos tóxicos se eliminan con la ayuda del agua
o del viento al ser arrastrados de la superficie del suelo antes de que puedan
ser absorbidos. También se puede llegar a producir la contaminación de los
alimentos cuando quedan residuos de plaguicidas en los mismos por el uso de
agrotóxicos persistentes o por no haber respetado el período de carencia, es
decir, el tiempo mínimo que debe transcurrir entre la última aplicación y la
cosecha para poder lograr la degradación del producto.
Fuente: La Razón
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