ESPAÑA | 21
DE ENERO DE 2010
La
revista Nature, considerada
junto a Science como la
'Biblia' de la comunidad científica, se ha lanzado a la arena de la batalla
ideológica sobre el clima. Su último número, que aparece hoy, es una respuesta
directa al escándalo de
los correos electrónicos robados por unos hackers a la
Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña. Cuando esos e-mails salieron a la
luz, en noviembre pasado, justo antes de la Cumbre de Copenhague, se organizó una
sonora polémica a la que se bautizó 'Climategate'. Para los detractores de
las tesis del cambio climático, los correos demostraban que los científicos
hacen piña para desdeñar a quienes rechazan sus conclusiones e, incluso,
maquillan datos para hacerlos compatibles con las teorías.
Ahora,
'Nature' sale a la palestra para desmentir que haya algo en los correos que
ponga en duda la existencia del cambio climático o muestre falta de escrúpulo profesional
en quienes los escribieron. Pero ésta es la parte menor del alegato. Porque lo
relevante es que la revista lanza un órdago general al escepticismo y
lo hace con una atrevida estrategia: reconociendo que sí existen dudas sobre el
calentamiento global. Pero esas incertidumbres, aclara 'Nature', no son
precisamente aquéllas en las que insisten los escépticos, sino otras. Además,
aclaran los editores de la revista de referencia de la comunidad científica,
esos aspectos poco conocidos del calentamiento global, aun siendo importantes,
no invalidan la conclusión de que la atmósfera se está calentando por
los gases de efecto invernadero. Y ni siquiera se han ocultado nunca las
incertidumbres. Nature recuerda que el último informe del panel de expertos de la
ONU, de 2007, señalaba que había «54 incertidumbres clave que complican la
ciencia del clima».
En su
edición, 'Nature' engloba esas 54 dudas en cuatro grupos y las airea con la
intención de que se pueda hablar de ellas abiertamente sin padecer ese «clima
de sospecha» que entorpece el avance de la investigación. Las críticas
a la ciencia del clima, tienen cada vez una motivación más ideológica que
técnica, afirma el editorial de la revista. Estas son las verdaderas dudas
sobre el clima para 'Nature'.
Predicción
regional
Los
modelos de predicción climática son eficientes para calcular tendencias de
temperatura en el futuro, pero sólo a escalas geográficas amplias. Cuando se
desciende al detalle, no son tan fiables. Nature reconoce que los gestores
políticos necesitarían predicciones a nivel de comarca para tomar decisiones,
pero la ciencia sólo ofrece datos para áreas geográficas que tengan al menos
100-300 kilómetros de lado.
Precipitaciones
El
aumento global de las temperaturas aumenta la evaporación de agua y acelerará
el ciclo hidrológico. Pero los programas de simulación no son certeros para
predecir cómo afectará eso a las lluvias. Según Nature, la ciencia actual es
especialmente torpe para saber qué va a pasar con las lluvias invernales y con
las sequías subtropicales, aunque sí está claro que van a cambiar.
Aerosoles
Los
aerosoles son partículas presentes en la atmósfera como el vapor de agua, el
hollín o el polvo, cuyo efecto sobre el clima aún no está bien valorado porque
unos reflejan la luz del Sol y tienen un efecto de enfriamiento y otros la
capturan y generan calentamiento. También hay que estudiar mejor la interacción
de los aerosoles en la formación de nubes y los nuevos satélites ayudarán a
hacerlo.
Clima
antiguo
Para
conocer las temperaturas de los últimos siglos se usan multitud de indicios,
como los anillos de crecimiento de los árboles. Pero estas evidencias dan
problemas. En parte del Hemisferio Norte, el crecimiento de los anillos
reciente no va acorde con las mediciones de los termómetros. Este método está
en entredicho, pero puede sustituirse por otras formas de deducción de
temperaturas pasadas.
Discusión
sobre el Himalaya
Al
mismo tiempo que la revista 'Nature' lanzaba su ofensiva en defensa de la
investigación del clima, se generaba un nuevo episodio de confusión en torno al
cambio climático. Esta vez ha estado envuelto en él el Panel
Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU, el IPCC, que ha
decidido rectificar una afirmación de su informe de 2007 que decía que los
glaciares del Himalaya podían derretirse en 2035. Ese dato provenía de la
«declaración de un experto» y no de un artículo científico publicado en una
revista de referencia y que hubiera sido revisado por otro experto, como exige
el modo de funcionamiento del IPCC. No se puede asegurar si el Himalaya se quedará
sin hielo en fecha tan temprana, pero sí que lo está perdiendo.
Fuente: El
Mundo
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