BARCELONA • 04 DE
MARZO DE 2010
El catedrático de
Filosofía del Derecho Francisco Javier de Lucas ha asegurado que el daño que se
causa a los toros bravos en las corridas "es inadmisible" desde un
punto de vista de jerarquía jurídica, y sin negar que esta tradición pueda ser
considerada cultura o arte, la ha calificado también de tortura. De Lucas, que
ha comparecido hoy ante la comisión de Medio Ambiente del Parlament de
Catalunya, donde se debate la prohibición de las corridas de toros en esta
comunidad, ha manifestado que la ley autonómica de protección de defensa de los
animales no puede mantener la actual excepción que posibilita las corridas por
el daño "injustificable" que padecen los toros durante la lidia.
"No dudo que pueda resultar bello para algunos, pero no es asumible",
ha afirmado el catedrático, que considera que un espectáculo que "extrae
su belleza de un elemento de tortura" no puede fomentar una sociedad menos
cruel. De Lucas ha señalado que el debate no debe centrarse en si se deben
prohibir o no las corridas, "sino cuánto tiempo retrasaremos una decisión
que es la única razonable" porque "no causar daño es una necesidad
básica, pero el poder acudir a un espectáculo que a uno le gusta no lo
es". En este sentido, ha expresado que la iniciativa legislativa popular
presentada por Prou para prohibir las corridas en Catalunya "defiende un
bien jurídico superior".
"Incompatibles con la moral"
Por su parte, el filósofo
y catedrático de la Universidad de Barcelona Norbert Bilbeny ha manifestado que
las emociones de los taurinos aunque puedan ser comprensibles "no valen
tanto como la dignidad de la vida" y ha remarcado que no todas las
emociones pueden tener "amparo legal", sobre todo si éstas son
"incompatibles con la moral" como, a su juicio, ocurre con las
corridas. Bilbeny ha remarcado que no quería criminalizar a los taurinos, a
quien, no obstante, ha animado a que se quiten "la venda de los ojos"
para comprobar "el dolor que conlleva este espectáculo" y les ha
advertido de que "el negacionismo" es el último recurso de lo
inaceptable, "aunque sea de un orden menor" y no sea comparable
"ni de lejos", ha puntualizado, al del holocausto o de los malos
tratos. Este filósofo ha citado a un cordobés, pero no al torero, sino a Séneca,
y ha aludido a la "responsabilidad" que ha de imperar en la sociedad,
pero no sólo sobre los hombres sino también con los animales, "porque no
podemos abusar de la superioridad humana", ha matizado.
Los toros pueden perder de 3 a 7 litros de sangre
El vicepresidente de la
Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia, José Enrique
Zaldívar, ha descrito de forma pormenorizada los daños que las distintas artes
de la lidia provocan en un toro bravo, y ha puesto como ejemplo que una res de 500
kilos puede llegar a perder de 3 a 7 litros de sangre con los puyazos, o como
el estoque provoca que el animal se ahogue en su propia sangre que acaba
vomitando: "el toro siempre muere por asfixia". Zaldívar, que ha
tenido que aclarar su conocimiento de la agonía del toro a pesar de no ser
veterinario bovino, ha apuntado que no es cierto que la puntilla provoque la
muerte inmediata del toro, y ha recordado que esta herramienta está prohibida
en los mataderos europeos por su crueldad. Además, este veterinario, que ha
ilustrado su comparecencia con unas imágenes de las suertes de la lidia, ha
informado de que el análisis de 32 parámetros sanguíneos de toros que habían
sido lidiados, mostraban alteraciones patológicas hepáticas, renales y
hormonales, que le provocan una agonía lenta de acidosis metabólica. Asimismo,
ha indicado que según otro estudio, el 60% de los cráneos de los toros que
habían pasado por la arena presentaban fracturas como consecuencia de la acción
del picador, y que la mayor parte de la reses sufrieron también lesiones de
córnea y en los ojos. Zaldívar ha recalcado que aunque las endorfinas que
segregan los toros pueden resultar analgésicas "no tienen poderes mágicos
y mucho menos pueden equipar el dolor al placer", y ante este tipo de argumentos
utilizados por los defensores de las corridas, el veterinario ha finalizado su
intervención afirmando que "una mentira nunca vive hasta hacerse
vieja".
Fuente: La
Vanguardia
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