viernes, 16 de noviembre de 2012

Cuando el público pide Circo



Por: Ernesto Murillo Estrada *
LA PAZ, BOLIVIA    2 DE FEBRERO DE 2010
Miguelito, un niño torero de 12 años fue brutalmente corneado en una corrida taurina en Colombia el pasado fin de semana, mientras que en Copenhague, Dinamarca, la nueva sensación del fútbol es Alexander Jacobsen, más conocido como el pequeño Ronaldinho. Tiene 14 años y varios empresarios han puesto los ojos en él. 
Michelito Lagravere es un pequeño de origen mexicano y había sido invitado a una corrida en la plaza de toros de Cañaveralejo en Cali, donde su espectáculo era uno de los más esperados. Seguramente, el  público no era infantil, sino personas mayores ansiosos de vivir emociones. Es que el morbo que llevamos dentro nos orienta hacia caminos errados. No contento con las experiencias ingratas de la semana, el hombre de hoy ha encontrado en el deporte y en particular en los estadios y ruedos, el ambiente propicio para descargar sus instintos atávicos y deleitarse con las amarguras ajenas. 
Esta tendencia obsesiva, hacia lo desagradable, lo cruel y lo prohibido es  una enfermedad que provoca en el hombre una atracción hacia los acontecimientos desagradables. “Cómo es que se puedan alegrar por la patada que le dio ese jugador al otro y sin balón, porque se alegra el público”, protestaba una señora en el estadio, mientras su marido, que en algún momento ensayó una sonrisa intentó corregir la postura ante el reclamo. El proverbio romano “panem et circum”, pan y circo para saciar el ansia de la multitud amorfa que brama por ver sangre, es el peor ejemplo para compararlo con el deporte, cuya filosofía parte de otros principios más nobles y apunta a la construcción del ser humano íntegro. El mandar esclavos al ruedo para que expiren en la arena, no dista mucho de la angurria de empresarios y malos progenitores que permiten que sus hijos salten al ruedo o a las canchas, cuando no disponen aún de los medios físicos para defenderse. 
Que el padre de familia permita que su hijo empiece a ganarse la vida a los 14 años porque le pega bien el balón o el otro permita que su ser querido entre al ruedo, para solaz de la multitud, muestra una mente enfermiza de quienes ven el dinero por encima de los otros valores. De estos ejemplos también los hemos tenido en el fútbol nacional, y hasta no faltó quienes lo mostraron como hazaña. Ningún médico ni dirigente se opusieron en aquel momento y hasta parecía que estaban de acuerdo con el circo.
* Comunicador Social y Filósofo
Publicado en: Radio FM Bolivia


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...