Redacción / La Voz
ESPAÑA | 24 DE AGOSTO DE 2013
La central nuclear de
Fukushima vive su peor crisis después del accidente provocado por el terremoto
y posterior tsunami ocurrido hace dos años y medio, que desembocó en el
accidente nuclear más grave de la historia junto con el de Chernóbil. Lejos de
estar controlada la situación, la compañía eléctrica Tepco, la operadora del
complejo, es incapaz de ofrecer una solución al problema y las fugas
radiactivas no solo se han contenido, sino que continuarán.
El último episodio
que ha desatado la alarma, que fue clasificado con el nivel 3 en la escala
Ines, lo que significa que es «muy grave», fue la fuga de 300 toneladas de agua
muy contaminada procedente de una de las 300 cisternas del mismo tipo que se
emplean para refrigerar los reactores. Es una filtración muy radiactiva, pero,
en realidad, y aunque es la más grave hasta la fecha, no deja de ser una más de
las que se han repetido en los últimos dos años.
Peligro en los sótanos
Existe otro problema aún
más importante: la enorme cantidad de agua que inunda los sótanos de los
edificios que acogen los reactores. Esta acumulación, según informa la agencia
Efe, se produce porque el líquido utilizado para refrigerar los reactores se
filtra en parte a los sótanos, al tiempo que las aguas naturales del subsuelo
procedentes de zonas colindantes penetran también en los edificios. Esta
situación provoca que la central vierta unas 300 toneladas diarias de agua
contaminada al Océano Pacífico, lo que viene haciendo no desde hace unas
semanas, sino prácticamente desde hace dos años.
La propia operadora de la
central, Tepco, reconoce ahora que desde mayo del 2011 se ha vertido al mar
agua que contenía 30 billones de becquereles (unidad de radiación) de material
radiactivo, mucho más de lo estimado anteriormente. Diez millones son de
estroncio y otros veinte de cesio, que han ido a parar al Pacífico. Esta cifra
es decenas de veces superior a las cantidades permitidas por el Gobierno nipón
en caso de accidente, incluso teniendo en cuenta que el cálculo se realizó
excluyendo los dos primeros meses de la crisis nuclear, cuando se liberó la
mayor cantidad de agua contaminada.
«Mucho peor»
«La cantidad de agua que
se está tratando es absolutamente enorme», explicó a la BBC Mycle Schneider, el
autor principal de los informes sobre la industria nuclear en el mundo. «Hay
pérdidas de agua por todas partes, no solo de los tanques, sino que también
está goteando desde los sótanos, se está filtrando por las grietas a todas
partes. Nadie puede medir eso», añadió. A su juicio, la situación es «mucho
peor de lo que se nos ha hecho creer, mucho peor».
Aunque no tan alarmista, el
responsable de la autoridad nuclear de Japón, Shunichi Tanaka, tampoco ocultaba
su preocupación. «Tenemos que asumir que lo que ha ocurrido puede volver a
suceder y prepararnos para más. Estamos en una situación en la que no hay
tiempo que perder», dijo. Una delegación del organismo regulador visitó ayer la
planta y se mostró muy crítica con la gestión de Tepco, a la que acusó de no
vigilar adecuadamente los tanques que almacenan el agua contaminada. «No
tomaron medidas que preveían los riesgos de posibles fugas», explicó Toyoshi
Fuketa, uno de los miembros de la comisión.
Fukushima sigue sin
control.
Fuente: La Voz de Galicia
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