MADRID | 24 DE AGOSTO DE 2013
Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos
de la Tierra denunciaron el "oscurantismo" y la
"ineficacia" con que el gobierno nipón y TEPCO, la compañía operadora
de la central nuclear de Fukushima, están gestionando los vertidos radiactivos,
y alertan sobre los efectos "imprevisibles" al medio y a la salud
humana de todo el planeta si la fuga "altamente contaminante"
anunciada la semana pasada llegase al Pacífico.
En declaraciones a Europa
Press, el experto en energía nuclear de Ecologistas, Francisco
Castejón, considera que las consecuencias de la entrada en contacto de las
partículas radiadas con las especies marinas y las corrientes oceánicas es
clara ya que la propagación de la contaminación sería total y llegaría no sólo
a los japoneses sino a todas las personas del mundo a través del alimento. "Del
placton al plato", sentencia.
La OMS "sin credibilidad"
En este sentido, ha
señalado que esta amenaza "justificaría de sobra" que se comenzaran a
hacer estudios epidemiológicos a nivel mundial para "caracterizar un
fenómeno que no se había producido antes y así poder protegerse". Aunque
lo ve "complicado" porque prácticamente la única institución con
capacidad para acometer un análisis "tan complejo y tan global" --en
referencia a la Organización Mundial de la Salud (OMS)-- "no tiene credibilidad"
desde que, en su opinión, firmó un protocolo con la Organización Internacional
de la Energía Atómica (IAEA, en sus siglas en inglés) por el que "todos
sus informes deben ir consensuados por ambos organismos".
Por su parte, el
responsable de energía y cambio climático de Amigos de la Tierra, Héctor de
Prado, también denuncia esta "poderosa" influencia del lobby de las
industrias nucleares sobre otras instituciones como el gobierno de Japón donde
"la transparencia brilla por su ausencia" pues considera, que hasta
ahora, sólo ha desvelado los dos episodios de derrames "presionado por la
opinión pública y los medios".
Considera De Prado que
este "oscurantismo" y "desinformación" no sólo pretende
minimizar la alarma social y disminuir las pérdidas económicas niponas (sector
pesquero, turismo...) sino que también pretende evitar el contagio de una
corriente de "desnuclearización" que ya ha empezado a extenderse en
países como Alemania o Dinamarca. "Desde luego no es que estos derrames
hayan ocurrido misteriosamente dos años después del accidente en la central de
Fukushima, es que nos hemos enterado ahora", comenta en la misma línea el
portavoz de energía de Greenpeace, Julio Barea. "¡Qué no habrá
pasado antes y que no sabemos!".
Test de estrés, "insuficientes"
En relación al riesgo que
representan los ocho reactores de las seis centrales nucleares que hay en
España, Barea considera que suponen un "riesgo" que no se minimiza
con haber superado "unos test de estrés insuficientes", ni con unas
mejoras que "ni siquiera han comenzado a ejecutarse" y que, además,
no está claro de dónde va a salir el dinero para acometerlas --valorado en 750
millones de euros por la Comisión europea--.
Desde Ecologistas
en Acción, Castejón añade que no hay que olvidar que el reactor 1 de
Fukushima, responsable de las fugas radiactivas, es idéntico al de Garoña, al
tiempo que recuerda que en los planes de emergencia de las centrales españolas
--actualmente en revisión--, se fijan perímetros de seguridad alrededor de
ellas "extremadamente" reducidos "que no protegen a la
población" y que, además, no consideran que todos los cursos de agua,
cerca de los que necesitan estar para refrigerarse, son potenciales vectores de
expansión de la radiación en caso de catástrofe.
Fuente: La
Voz Libre
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