sábado, 31 de agosto de 2013

Capacidad de los bosques para absorber CO2, es menor de lo que se piensa



EE UU | 29 DE AGOSTO DE 2013.
Los resultados de una investigación reciente, orientada a explorar cómo el creciente dióxido de carbono atmosférico podría alterar el contenido de carbono y el de nitrógeno de los ecosistemas, indican que los bosques tienen una capacidad de absorber el dióxido de carbono atmosférico más pequeña de lo que se venía asumiendo.
Durante 11 años, el equipo de Bruce Hungate, de la Universidad del Norte de Arizona, realizó mediciones y llevó a cabo pruebas en parcelas de bosque subtropical, y ha constatado que el nivel de absorción de carbono por el ecosistema no aumentó significativamente en respuesta al alto contenido de CO2 que se les aplicó a los vegetales, a diferencia de lo que se esperaba que ocurriera. Aunque los árboles y las plantas en general pasaron a contener más carbono cuando se aumentaron los niveles de CO2, el efecto quedó compensado por la pérdida de carbono que los suelos registraban debido a la descomposición microbiana.
Las pruebas confirmaron que, aunque los microorganismos del suelo son microscópicos, tienen tanto poder como la flora a la hora de determinar la capacidad de almacenamiento de carbono de los ecosistemas. "La naturaleza no puede "autoajustarse" por completo contra el cambio climático, y la comunidad científica ha estado sobrestimando el impacto de la flora y subvalorando la contribución de los microorganismos del suelo en cómo los ecosistemas absorben el CO2 e inciden finalmente sobre el calentamiento global", sentencia Hungate.
"Hay que someter los modelos de los ecosistemas terrestres a una revisión para que puedan representar de manera clara las reacciones microbianas". En otras palabras, los resultados del estudio indican que los modelos del ciclo del carbono ampliamente aceptados sobrestiman el papel de los ecosistemas en la absorción del carbono de la atmósfera porque no representan las respuestas de los microorganismos terrestres correctamente.
En la investigación también han trabajado Paul Dijkstra de la Universidad del Norte de Arizona, Zhuoting Wu del USGS (el servicio estadounidense de prospección geológica), Benjamin D. Duval del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento estadounidense de Agricultura (USDA-ARS), Jay L. Garland de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, Frank Day y Alisha Brown de la Universidad de Old Dominion en Norfolk, Virginia, Dale W. Johnson de la Universidad de Nevada en Reno, y J. Patrick Megonigal del Centro de Investigación Medioambiental adscrito al Instituto Smithsoniano, en Edgewater, Maryland, todas estas instituciones en Estados Unidos.

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