EE UU | 29 DE AGOSTO DE 2013.
Los resultados de una
investigación reciente, orientada a explorar cómo el creciente dióxido de
carbono atmosférico podría alterar el contenido de carbono y el de nitrógeno de
los ecosistemas, indican que los bosques tienen una capacidad de absorber el
dióxido de carbono atmosférico más pequeña de lo que se venía asumiendo.
Durante 11 años, el
equipo de Bruce Hungate, de la Universidad del Norte de Arizona, realizó
mediciones y llevó a cabo pruebas en parcelas de bosque subtropical, y ha
constatado que el nivel de absorción de carbono por el ecosistema no aumentó
significativamente en respuesta al alto contenido de CO2 que se les aplicó a
los vegetales, a diferencia de lo que se esperaba que ocurriera. Aunque los
árboles y las plantas en general pasaron a contener más carbono cuando se
aumentaron los niveles de CO2, el efecto quedó compensado por la pérdida de
carbono que los suelos registraban debido a la descomposición microbiana.
Las pruebas confirmaron
que, aunque los microorganismos del suelo son microscópicos, tienen tanto poder
como la flora a la hora de determinar la capacidad de almacenamiento de carbono
de los ecosistemas. "La naturaleza no puede "autoajustarse"
por completo contra el cambio climático, y la comunidad científica ha estado
sobrestimando el impacto de la flora y subvalorando la contribución de los
microorganismos del suelo en cómo los ecosistemas absorben el CO2 e inciden
finalmente sobre el calentamiento global", sentencia Hungate.
"Hay que someter los modelos de los ecosistemas
terrestres a una revisión para que puedan representar de manera clara las
reacciones microbianas". En otras palabras, los resultados del estudio indican que los modelos
del ciclo del carbono ampliamente aceptados sobrestiman el papel de los
ecosistemas en la absorción del carbono de la atmósfera porque no representan
las respuestas de los microorganismos terrestres correctamente.
En la investigación
también han trabajado Paul Dijkstra de la Universidad del Norte de Arizona,
Zhuoting Wu del USGS (el servicio estadounidense de prospección geológica), Benjamin
D. Duval del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento estadounidense
de Agricultura (USDA-ARS), Jay L. Garland de la Agencia de Protección Ambiental
(EPA) de Estados Unidos, Frank Day y Alisha Brown de la Universidad de Old
Dominion en Norfolk, Virginia, Dale W. Johnson de la Universidad de Nevada en
Reno, y J. Patrick Megonigal del Centro de Investigación Medioambiental
adscrito al Instituto Smithsoniano, en Edgewater, Maryland, todas estas
instituciones en Estados Unidos.
Fuente: Noticias
de Ciencia y Tecnología
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