AUSTRIA | 14 DE AGOSTO DE 2013
Los perros domésticos han
estado estrechamente asociados con los seres humanos durante unos 15.000 años,
quizá incluso más. Estos animales están tan bien adaptados a vivir con nosotros
que, en muchos casos, la persona o familia con la que convive el perro se
convierte para éste en un grupo social con el que tiene lazos más fuertes que
con sus congéneres caninos.
El Ser Humano tiene una
necesidad innata de establecer relaciones estrechas con sus congéneres. Esta
misma necesidad también está presente en muchas otras especies de animales. Para
los animales domésticos, la situación es más compleja, ya que muchos de ellos
pueden haberse criado entre humanos desde cachorros, sin haber tenido más
contacto con sus congéneres caninos que cuando se encuentran a algunos por la
calle al sacarles a pasear sus dueños. Debido a esto, no es raro que los perros
desarrollen vínculos estrechos con los humanos junto a quienes han vivido desde
su infancia.
Es sabido que a menudo
las personas adultas tratan a sus perros de un modo bastante parecido a como se
trata a niños humanos pequeños. Ahora, Lisa Horn de la Universidad de
Medicina Veterinaria de Viena, en Austria, y sus colaboradores, han
investigado esa relación desde el otro lado, y han hecho un hallazgo, sobre un
aspecto de la psicología canina, que da a los perros que conviven con los
humanos una similitud con los niños humanos en un rasgo de conducta.
El estudio
Un aspecto de los
vínculos entre humanos y perros es lo que se conoce como "efecto de
base segura". Este efecto también está presente en la relación
entre padres e hijos: los niños humanos usan a su madre y a su padre como una
base segura cuando se trata de interactuar con el ambiente. Hasta hace poco, el
efecto de base segura no había sido bien estudiado en los perros.
El equipo de
Lisa Horn, Ludwig Huber y Friederike Range decidió, por tanto, hace un examen
más detallado del comportamiento de los perros y sus dueños en ese aspecto
específico.
Se examinó cómo
reaccionaban los perros bajo tres situaciones diferentes:
con el dueño ausente,
con el dueño presente pero callado,
y con el dueño presente y animando al perro.
con el dueño presente pero callado,
y con el dueño presente y animando al perro.
Los perros podían ganar
como premio un alimento sabroso, si manipulaban del modo adecuado juguetes
interactivos para perros.
Se comprobó que los
perros parecían mucho menos dispuestos a aventurarse a manipular los objetos,
pese a la recompensa, cuando sus cuidadores no estaban presentes que cuando sí
estaban. En cambio, la diferencia era muy pequeña entre cuando el dueño
permanecía callado y cuando animaba a su perro. Es decir que lo importante
para el perro era la presencia de su dueño. No fue posible reproducir el
efecto de la presencia de éste recurriendo a una persona desconocida para el
perro, que intentase asumir el papel del dueño del animal.
Este estudio proporciona
la primera evidencia de la similitud entre el "efecto de base
segura" existente en la relación amo-perro y el que se da en la
relación progenitor-retoño en seres humanos. Este paralelismo se seguirá
investigado en estudios comparativos directos sobre perros y sobre niños
pequeños.
Como Horn dice, una de
las cosas más llamativas constatadas en esta investigación es que en el aspecto
descrito del efecto de base segura los perros adultos se comportan con sus
dueños como los niños humanos lo hacen con su madre o su padre. Sería
interesante averiguar en investigaciones futuras cómo surgió esta conducta
canina en la evolución de la relación entre el perro y el Ser Humano.
Fuente: Noticias
de Ciencia y Tecnología
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