MÉXICO | 16 DE MARZO DE 2013
El suelo de las ciudades de
Mérida, Guadalajara, Morelia, Distrito Federal, Montevideo, Bogotá y Bilbao,
presentan concentraciones de plomo y en menor cantidad de níquel, cromo y
cobre, metales pesados que han aumentado en los últimos tres años debido a
actividades industriales y al tráfico vehicular. Así lo demuestran estudios
realizados por investigadores del Centro de Investigaciones en Geografía
Ambiental (CIGA) de la UNAM. El grupo de científicos también ha
detectado que el uso de fuego en suelos agrícolas degrada los minerales de la
tierra y genera contaminación en los cuerpos de agua. Aunado a esto, señaló
Francisco Bautista Zúñiga, investigador del CIGA, toda la información
edafológica –datos obre suelos- obtenida hasta el momento servirá para crear
los primeros mapas magnéticos del país.
¿Por qué nos interesan
los metales pesados y generar los mapas?, se pregunta el investigador y
responde: porque son causales de cáncer y en los últimos años los casos han
aumentado en todo el mundo, entonces queremos indagar si los metales pueden ser
los causantes, es decir, saber qué tanto afectan y cuáles son los más dañinos. Para
determinar la cantidad y qué partículas magnéticas están en constante contacto
con el humano citadino, dijo, utilizan tres tipos de muestras: los suelos, los
polvos urbanos posan sobre baquetas y pavimento, y las hojas de los árboles de
ornato. “La importancia de estudiar el suelo y no directamente la atmósfera, es
que en los suelos encontramos la contaminación histórica pues tienen la
capacidad de atrapar los metales pesados”, explicó. Francisco Bautista Zúñiga
comentó que dichos metales en los polvos urbanos representan la contaminación
de corto plazo, es decir, del día o de la semana, dependiendo del lapso en que
se barren las superficies. Y aquellos absorbidos por las plantas, indican la
contaminación atmosférica. “En ambos casos los contaminantes están disponibles
y se respiran, por ende, vamos a llegar a un punto en que diremos que los
polvos urbanos son residuos peligrosos”, aseveró.
Muestras
Las ciudades que ya
fueron estudiadas por el equipo de 60 investigadores de la UNAM, de España,
Colombia, Francia y Uruguay, son: Mérida, Guadalajara, Morelia, Montevideo,
Bogotá y Bilbao. Actualmente se encuentran sacando muestras en el Distrito
Federal, Ensenada, Baja California, Toluca y en un futuro analizarán Mexicali
–la más contaminada del país de acuerdo a bibliografía previa–, Villa Hermosa,
Cozumel y Tuxtla Gutiérrez. Los primeros resultados indican que Morelia tiene
contaminación por cobre, cromo, níquel, estroncio y magnetita, este último
elemento también está presente en Guadalajara. Mientras que en Mérida, los
estudios demuestran la presencia de titanio, plomo y zinc. Sobre el Distrito
Federal, indicó el también edafólogo del CIGA, que el 70% de la ciudad está
contaminada. “Si tomamos la norma oficial de que 400 miligramos de plomo en
un kilogramo de tierra representa el límite de concentración del metal,
encontramos ese nivel de contaminación en algunas delegaciones, pero si
comparamos entre una muestra control no contaminada con las demás muestras
contaminadas, tenemos una contaminación que va del 70% y 80%”, detalló.
Fuego
La técnica de cultivo
conocida como de “roza, tumba y quema” es un sistema utilizado en suelos
agrícolas para hacer más eficiente la cosecha que consiste en talar la zona,
dejarla secar y posteriormente quemarla. “El uso del fuego con fines agrícola
es una práctica ancestral en México y en todo el mundo, e incluso se dice que
en la península de Yucatán un millón y medio de campesinos viven de eso”,
apuntó Francisco Bautista Zúñiga. El especialista explicó que se encuentran
observando cómo afecta la quema en los diferentes suelos: delgados, profundos o
fértiles. “Hay que considerar la diversidad y la temperatura alcanzada, porque
temperaturas de 500 grados destruyen los minerales del suelo que son
importantes para la fertilidad, en cambio, quemas de 300 grados, no deterioran
y liberan nutrimentos para que las plantas crezcan mejor”. El mineral más
afectado por esta práctica es la arcilla, el cual tarda cientos de años en
formarse y su importancia radica en la fertilidad porque de éste las raíces
retienen los nutrimentos. “Entonces si no tenemos arcilla y fertilizamos, buena
cantidad de fertilizante aplicado se perderá en los cuerpos de agua”. Sobre los mapas magnéticos, comentó, servirán
para conocer la biodiversidad de los suelos del país y en el próximo año
contarán con el Campeche, Yucatán y Michoacán, los cuáles se sumarán a
los cinco únicos mapas de este tipo en el mundo.
Fuente: La Crónica de Hoy
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