Por:
Hugo Eberle
Contador Público
(UBA) y ex-funcionario de empresas internacionales de tecnología en México y
Brasil
ARGENTINA | 3 DE MARZO DE 2013
El calentamiento global es el origen productor de
los principales cambios en el planeta y es tan significativo que podríamos
decir que por sí solo, directa o indirectamente, obliga a cambiar todo en él,
comenzando por la disminución de las reservas de agua dulce por derretimiento
de glaciares y el consecuente aumento del nivel de los océanos a causa de ello.
El científico del Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente) Christian Lambrechts explica el cambio climático como un “círculo vicioso en el que más calor genera
menos nieve y hielo por lo que la tierra propiamente dicha y los océanos
absorben más luz solar aumentando más aún la temperatura del planeta”.
Para enfatizar este aspecto vamos a recurrir a
estudios realizados por científicos ingleses analizados por la conocida
periodista ambiental brasileña Cristina Amorin, de los que ella extrae que ya
en los últimos diez años el derretimiento de hielos árticos y de Groenlandia ha
producido un aumento de 3,5 centímetros en el nivel de los mares basados
en 15 años de estudios acerca del comportamiento de la masa de hielos referida.
Se calcula que la pérdida de hielos de esas dos regiones alcanza a 125.000
millones de toneladas de agua equivalentes a 300 kilómetros cuadrados por año
recordando que estos dos conglomerados, de dimensión continental, contienen
hoy más del 95% del agua limpia y potable del planeta en forma de hielo. Estos
estudios se hacen al mismo tiempo que otros realizados sobre glaciares ya en el
hemisferio sur como el Larsen B en la península Antártica que durante el año
2002 se partió en millones de pedazos como si fuera una galletita.
Sobre este asunto el científico, también brasileño,
Carlos Rocha Campus ha dicho que no debemos entender el calentamiento como un
fenómeno global sino regional, es decir que no afecta por igual a todos los
puntos de la Tierra y refiriéndose expresamente al continente antártico
afirma que ese calentamiento sólo ha involucrado la región occidental, que es
donde está la península antártica, la región más cercana al continente
americano. Allí, dice Rocha, la temperatura aumentó 3 grados en los últimos 50
años y eso justifica sobradamente la pérdida de hielos continentales. Afirmaciones
como éstas se confirmaron con la desintegración de la plataforma Wilkins también en la Antártida
occidental, hecho que comenzó a acontecer a partir del 28 de febrero de 2008 y
continuado hasta fines de marzo del mismo año, cuando definitivamente dio
evidencias de esta realidad irreversible de destrucción.
Según han publicado todos los periódicos del mundo
del 26 de marzo de 2008 una superficie de 414.000 kilómetros de hielo
antártico cuya existencia es calculada por los científicos de unos 1.500
años se ha desprendido del continente y ha quedado convertida en una
inmensa isla flotante de hielo que se perderá en el océano. Este hecho era
previsible pero no de tan rápida ocurrencia, sino que era esperado para
después de 2020. Pero, como todo cambio genera perjuicios y también
oportunidades, no faltan quienes ven estos fenómenos como generadores de nuevas
vías comerciales, especialmente en el ártico, con consecuencias importantes
para la política y la economía mundiales por cambios de rutas comerciales de
afectación al intercambio global. Esto es debido a que el Polo Norte no es un
continente sino un mar helado y allí, aunque aun no está debidamente explicada,
la disminución de la masa alcanza casi un 9% por década en verano. Por esto no
sería ilógico pensar que en menos de un siglo no existiera más el casco polar
ártico y sí en cambio el mar ártico abierto.
Para el caso de Groenlandia la nueva visión
contempla la eventual aparición de nuevas tierras cultivables, que podrían
emerger como consecuencia de fenómenos ya constatados como un simple aumento de
la temperatura del globo terrestre de 3 a 5 grados. Afortunadamente a nivel
mundial muchos científicos están activos en investigaciones tendientes a
encontrar mejores salidas a la incertidumbre que hoy tenemos a causa del
calentamiento global y cómo este fenómeno afecta la vida en la Tierra.
Así, volviendo al hemisferio sur, desde hace unos
años la oceanógrafa canadiense Corinne Le Quéré viene estudiando la pérdida de
capacidad del mar que rodea al continente antártico para absorber dióxido de
carbono, que es el componente más importante del complejo de gases llamado
efecto invernadero. Según la científica, el peligro está en que esto provoque
una elevación mayor de la temperatura del planeta. Se calcula que esa capacidad
de absorción disminuye 10% por década siendo hoy responsable de la captura del
15% del gas carbónico liberado en el mundo. Los mares antárticos, dice la científica,
tienen una vida marina muy rica en microorganismos que realizan fotosíntesis,
de igual forma que las plantas terrestres, retirando carbono del aire y
liberando oxígeno, de modo que, con la ayuda de los vientos fuertes de la
región y las corrientes marinas, el carbono retenido va a parar al fondo del
mar. Este es precisamente el proceso que se busca mantener y hasta
mejorar.
Fuente: Diario Los Andes
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