EE UU |
8 DE MARZO DE 2013
Los investigadores han analizado durante mucho
tiempo cómo los animales se huelen intensamente unos a otros cuando
interactúan. Ahora, Daniel W. Wesson, neurocientífico de la Case
Western Reserve University School of Medicine de Estados Unidos, ha
descubierto que, además, las ratas se huelen unas a otras para marcar una
jerarquía social y prevenir el comportamiento agresivo. Los resultados de su
investigación han sido publicados en la revista Current Biology. El
estudio de Wesson se basó en trabajos anteriores en los que se usaron métodos
de observación de ratas interactuando, con los que se demostró que, de forma
similar a los seres humanos, los roedores forman de manera natural complejas
jerarquías sociales.
El científico ha constatado además que, cuando dos ratas se aproximan, se comunican una con otra de la siguiente forma: la que olfatea con mayor frecuencia indica una posición de dominio, mientras que la que olfatea menos indica su propia subordinación a la otra. Por otra parte, Wesson descubrió que si la rata ‘inferior’ no olfateaba en menor grado, había más probabilidades de que la rata dominante fuese agresiva con ella. El científico cree que, con este ‘idioma’, la rata dominante muestra una "señal de evitación de conflictos", de manera similar a como un gran simio se golpea el pecho imponiendo su dominio. Como respuesta, el animal subordinado puede encogerse y apartar la mirada o, en el caso de las ratas, disminuir su olfateo.
El científico ha constatado además que, cuando dos ratas se aproximan, se comunican una con otra de la siguiente forma: la que olfatea con mayor frecuencia indica una posición de dominio, mientras que la que olfatea menos indica su propia subordinación a la otra. Por otra parte, Wesson descubrió que si la rata ‘inferior’ no olfateaba en menor grado, había más probabilidades de que la rata dominante fuese agresiva con ella. El científico cree que, con este ‘idioma’, la rata dominante muestra una "señal de evitación de conflictos", de manera similar a como un gran simio se golpea el pecho imponiendo su dominio. Como respuesta, el animal subordinado puede encogerse y apartar la mirada o, en el caso de las ratas, disminuir su olfateo.
Socialización
de ratas y humanos
"Estos nuevos hallazgos son emocionantes porque
muestran la importancia del modo de olfateo en las redes sociales de estos
animales", explica Wesson en un comunicado de la Case Western Reserve
University School of Medicine emitido a través de Newswise. "Este
comportamiento podría reflejar un mecanismo común de comportamiento comunicativo
extensible a otros muchos tipos de animales y a una variedad de contextos
sociales. Es muy probable que nuestras mascotas utilicen estrategias de
comunicación similares ante nuestros propios ojos a diario, pero como nosotros
no usamos esos mismos mecanismos no los reconocemos como ‘sistemas de
comunicación’”, añade el investigador.
Los hallazgos de Wesson suponen el primer
descubrimiento de una forma nueva de comunicación entre ratas, desde que en la
década de 1970 se descubrió que estos animales se comunican a través de sonidos
ultrasónicos. La investigación proporciona asimismo una base para la
comprensión sobre cómo los trastornos neurológicos pueden afectar a la
capacidad del cerebro para llevar a cabo conductas sociales normales y
adecuadas. La esperanza es que esta nueva forma de comunicación ayude a
explicar cómo el cerebro controla los comportamientos sociales complejos, y
cómo algunos trastornos en determinados centros neuronales procesan –bien o
mal- las señales sociales. En esta dirección se encaminarán a partir de ahora
las investigaciones de Daniel Wesson y sus colaboradores.
Fuente:
Tendencias
Científicas
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