BRUSELAS | 25 DE FEBRERO DE 2014
El Parlamento Europeo
aprobó ayer la normativa más severa del mundo contra las emisiones de dióxido
de carbono (CO2) originadas por automóviles. Los turismos nuevos fabricados más
allá del año 2020 tendrán que emitir un máximo de 95 gramos de CO2 por
kilómetro, un 25% menos que los 130 que fija el límite actual (para 2015).
Pese
a la aparente ambición de la norma aprobada, las presiones de Alemania han
obligado a la Eurocámara a rebajar las expectativas de la propuesta salida de
la Comisión Europea, tanto en el plazo de aplicación como en los incentivos a
los fabricantes por la producción de vehículos más limpios.
El nuevo objetivo
ratificado ayer fue cerrado en noviembre por los 28 Estados miembros, el
Parlamento y la Comisión, y representa una reducción absoluta de 50 millones de
toneladas de emisiones de CO2 por año, según cálculos hechos públicos por el
ponente de la medida, el democristiano alemán Thomas Ulmer.
Presiones de Alemania
La UE ya había
acordado hace seis años que el límite al CO2 de los coches para 2020 fuera de
95 gramos, pero entonces no detalló medidas concretas para lograr ese objetivo.
Las presiones de Alemania, cuyo poderoso lobby automovilístico empujaron al
Gobierno de Angela Merkel a solicitar una ampliación en el plazo de aplicación
de la medida hasta 2024, han logrado que la resolución final aprobada ayer
introduzca ciertas concesiones.
En primer lugar, la nueva normativa incluirá un
generoso marco de incentivos para la producción de vehículos menos
contaminantes —los denominados supercréditos—. En concreto, por cada turismo
producido que emita menos de 50 gramos de CO2 por kilómetro, el fabricante
conseguirá una reducción en el cupo total de emisiones de su flota, compensando
las emisiones de los vehículos más contaminantes que produzca con las de los
más limpios. En la práctica, este límite solo lo cumplen los vehículos
eléctricos y los híbridos.
En segundo lugar, la normativa contempla un margen
adicional de un año (hasta 2021) para que entre en vigor para el 100% de los
coches nuevos, frente a los cuatro que pedía el Gobierno germano. Fuentes
comunitarias admiten que la normativa es “más flexible” que el texto que el
Ejecutivo comunitario remitió al Parlamento, pero muestran su satisfacción por
un acuerdo que califican de “bueno y ambicioso”.
División de opiniones entre ambientalistas
Los ecologistas se dividen
entre los que ven “insuficiente” la medida, como Franziska Achterberg, de
Greenpeace, y los que tildan el acuerdo de “positivo” pese a las presiones de
los fabricantes alemanes, como Greg Archer de Transport & Enviroment, la
asociación europea en la que está representada la española Ecologistas en
Acción. Los diputados verdes rechazaron el texto en la votación de la Eurocámara.
El texto, que aún ha de ser ratificado por el Consejo de Ministros de la UE,
prevé futuras reducciones adicionales después de 2020 y la introducción de
nuevas pruebas que reflejen mejor el nivel de emisiones bajo condiciones reales
de conducción. Las empresas que no logren cumplir el nuevo objetivo deberán
pagar por cada gramo por kilómetro que exceda el límite. Los fabricantes que
produzcan menos de 1.000 unidades estarán exentos de cumplir la norma.
Actualmente, la quinta parte de las emisiones de CO2 en Europa tiene origen en
los coches particulares que, entre 1990 y 2008, aumentaron un 26%.
Fuente: El
País
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