ESPAÑA | 5 DE FEBRERO DE 2014
El Comité de las Naciones
Unidas de los Derechos del Niño va a recomendar a los países miembros que
revisen si sus legislaciones sobre tauromaquia cumplen o no con la Convención
de los Derechos del Niño.
Portugal, el primer país evaluado, ha recibido dos severas
advertencias: que aumente la edad mínima de 12 años para ingresar en las
escuelas de tauromaquia y para participar en las corridas, y que incremente la
edad mínima de 6 años para asistir como espectadores. El Comité,
"preocupado" por la salud física y mental de los niños expuestos
"a la violencia del toreo", urge al Gobierno portugués a
"emprender investigaciones que determinen el impacto en la infancia del
alcance de la violencia física y mental de la tauromaquia".
Este informe de la ONU
para Portugal es sólo el principio. España también será
examinada y se prevé una advertencia en la misma línea. La Fundación Franz
Weber impulsa la campaña Infancia sin violencia y ha asesorado al Comité de los
Derechos del Niño con respecto a la tauromaquia, asegurando que "las
condiciones de inseguridad en las que se realiza el trabajo de los niños
toreros bastarían para declarar la tauromaquia culpable de contravención de la
Declaración de los Derechos del Niño".
Aunque la observación de
la ONU va dirigida a Portugal, para Vera Weber, vicepresidenta de esta
fundación en defensa de los animales, "el mismo principio rige desde hoy
para todos los otros Estados, pues la convención tiene como objetivo ofrecer
los mismos derechos a todos, y esto se aplica a todos los niños".
Para Sergio Caetano, de
la Fundación Franz Weber en Portugal, "en las escuelas, lecciones o
eventos taurinos en que participan niños, estos tienen que herir violentamente
a los toros con elementos cortopunzantes y agarrarse al animal sin protección
hasta dominarlo, siendo muchas veces víctimas de accidentes".
Niños toreros
En España existen 43
escuelas taurinas. La mayoría de ellas (21) están en Andalucía. Siete hay en
Castilla-La Mancha, cuatro en Valencia y otras cuatro en Madrid. El resto están
salpicadas por la geografía de la península: dos en Murcia, dos en Castilla y
León, una en Cataluña, una en Cantabria y una en Extremadura. Una de las cuatro
de Madrid, la Escuela Marcial Lalanda, es de titularidad pública. El
Ayuntamiento le va a destinar este año 61.200 euros. La escuela informa que,
aunque en otros tiempos llegaron a tener hasta 100, este año son 49 los alumnos
matriculados –entre ellos, sólo dos son mujeres– y que su normativa reduce la
edad para inscribirse a los mayores de 12 años cumplidos y los menores de 18
(sin cumplir).
"Es necesario un
consentimiento notarial de los padres para que el alumno pueda ponerse delante
de una vaca o cualquier otro animal", explican. El Real Decreto de 1996 no
permite que los menores de 14 años puedan hacer prácticas con reses. En la
Comunidad de Madrid, con 16 años ya se puede participar en espectáculos
taurinos. "Un niño torero es
un trabajador, ya que recibe un dinero pactado con anterioridad para participar
del espectáculo, sólo que estos contratos son pactados entre empresarios y
apoderados sin que el niño participe de este tipo de negociaciones.
Para el
mundo taurino, el niño está preparado para enfrentarse a la muerte o para
matar, pero no para decidir por cuánto dinero quiere hacerlo", explica la
Fundación Franz Weber en su campaña. "Esto nos da la referencia –precisan–
de que estamos hablando de una forma de explotación infantil, muchas veces por
parte de sus propias familias, ya que en la gran mayoría de los casos son los
padres quienes cumplen las funciones de representante o apoderado del niño
torero".
El otro objetivo de la
ONU es que los menores no sufran violencia como espectadores, lo que incluye la
asistencia a las plazas y la televisión. No hay un reglamento estatal que
marque la edad mínima para los asistentes a los espectáculos taurinos: lo
deciden las autonomías, y tampoco está reglado. Durante el debate el pasado
octubre en la Comisión de Cultura del Congreso de la proposición de ley para
regular la tauromaquia como patrimonio cultural, Chesús Yuste, de Izquierda
Plural, propuso impedir el acceso a los menores de edad a las plazas y la
prohibición de emitir corridas en los medios audiovisuales públicos y privados
durante el horario protegido para la infancia: "No es una película de
ficción, es un acto cruel que está ocurriendo realmente".
El Partido Animalista
puso una denuncia en el Ministerio de Industria por las retransmisiones en RTVE
en horario infantil, que con el Gobierno del Partido Popular la cadena pública
ha reincorporado a su programación. El presidente de la corporación contestó al
respecto que se trata de "un espectáculo cultural que debe ser tratado con
normalidad" y que, según su propio comité de autorregulación, es apto para
los niños mayores de siete años.
Desaprender la violencia
En cambio, un estudio muy
aludido, realizado en 2004 por psicólogos de la Universidad Complutense de
Madrid y la Universidad de Swansea en Gales [PDF en inglés], concluye que los
mensajes verbales que acompañan la retransmisión de una corrida de toros tienen
consecuencias significativas en la agresividad, la ansiedad y los niveles de
impacto emocional de los niños y niñas de entre 8 y 12 años. Más entre los
niños varones que entre las niñas. También, que los niños están más mediatizados
por la interpretación cognitiva de lo que está sucediendo que por la
espectacularización de la violencia y la crueldad.
El propio estudio
recuerda que la carencia de un discurso público sobre el maltrato animal y de
información en la escuela, la familia u otras fuentes, hace que los jóvenes
espectadores se identifiquen fácilmente con el perpetrador de la violencia. En
ese sentido, Yuste, que forma parte de la Asociación Parlamentaria en Defensa
de los Animales, pide que "se establezca la promoción, en todos los
niveles de la enseñanza, del fomento del respeto a los animales, excluyendo
expresamente las corridas de toros como tales de los contenidos
educativos".
Fuente: El Diario.es
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