PARÏS | 11 DE JUNIO DE 2013
Cada vez hay más insectos
resistentes a la proteína Bt de las plantas genéticamente modificadas para
protegerlas de sus ataques, una resistencia que varía en función de las
prácticas agrícolas, asegura un estudio publicado el lunes.
Los autores de este
trabajo, publicado en la revista Nature Biotechnology, revisaron 77
estudios de conducta a partir de datos procedentes de cultivos con OGM,
principalmente de maíz y algodón. Las plantas son genéticamente modificadas
para desarrollar una proteína bacteriana (bacillus thuringiensis, Bt) que es
tóxica para estos atacantes. De los 13 tipos de atacantes estudiados, cinco
especies se habían hecho resistentes en 2011, contra uno solo en 2005. El
insecto atacante está considerado como resistente cuando más del 50% de los
insectos de una plantación ha desarrollado esta resistencia. De los cinco
insectos resistentes, tres atacan a los cultivos de algodón y dos a los de
maíz.
Tres de los cinco casos
de resistencia se han encontrado en Estados Unidos, que alberga la mitad de los
cultivos de OGM que producen la proteína Bt, los otros dos en Sudáfrica y en
India. Otro caso de resistencia se ha encontrado en Estados Unidos pero menos
del 50% de los insectos de la plantación son resistentes. En este contexto, los
científicos también demostraron que el plazo para que un insecto se vuelva
resistente varía de manera significativa en función de las prácticas agrícolas.
En el peor de los casos,
las señales de resistencia han aparecido al cabo de dos o tres años, mientras
que en otros casos las plantas OGM seguían siendo eficaces contra los insectos
atacantes 15 años después. La diferencia se produce cuando hay "zonas
refugio", es decir, parcelas de plantas que no son OGM plantadas al lado
de campos con OGM. Esta configuración reduce la probabilidad de que dos
insectos resistentes se reproduzcan transmitiendo a cada uno el gen de la
proteína Bt. Para que un insecto nazca resistente, es necesario que los dos
padres le transmitan el gen de la proteína. Los autores del estudio estiman que
una adaptación de los insectos a las plantas OGM Bt es inevitable pero que las
zonas refugio permiten frenarla. Desde mediados de los años 90, se han plantado
más de 420 millones de hectáreas en todo el mundo con plantas de OGM Bt.
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