Por: Patricia Moreno
ESPAÑA | 7 DE JUNIO DE 2013
Son
personas aparentemente normales, tienen familia, amigos y nada podría, a
primera vista, hacer pensar de lo que son capaces de hacer llegado el mes de
junio. Pero a veces, por desgracia, las grandes atrocidades están
protagonizadas por la gente más corriente. Llega el verano y como si de un
virus se tratase, individuos de a pie se transforman en auténticos energúmenos
bajo el amparo de ayuntamientos sin escrúpulos. Ayuntamientos que mantienen en
los programas festivos tradiciones arcaicas e irracionales basadas en la tortura
animal.
Este
es el caso de Coria, un municipio de Cáceres que del 23 al 29 de junio celebra
las fiestas de San Juan con la crueldad animal como eje central de las
celebraciones. “El animal es obligado a recorrer las calles empedradas del
pueblo, por las que resbalando se cae y se fractura en ocasiones las patas,
mientras es acosado, asustado y golpeado por los mozos, que en alguna ocasión
le han lanzado hasta petardos”, explican desde el Observatorio Justicia y
Defensa Animal. Antes del 2009 se les permitía incluso a los vecinos lanzar
dardos al toro con una cerbatana. “Los dardos se quedaban clavados en el cuerpo
del animal allá donde cayeran, muchas veces en los testículos o en el rostro,
en un calvario de sufrimiento inenarrable para el toro”, aseguran desde el
Observatorio.
Cuando
los participantes de esta “fiesta” ya se han cansado de torturar al toro es el
turno de dar fin al animal pegándole un tiro en la cabeza. El animal cae muerto
en la calle bajo la atenta mirada de bestias sedientas de sangre que no dudan
en inculcar a sus hijos el amor por el maltrato animal. “El hecho de ver vídeos
y fotografías en las que niños menores de 10 años patean un animal muerto,
denota una la falta de respeto a los seres vivos absoluta”, afirman desde la
Asociación Cacereña para la Protección y Defensa de los Animales (ACPDA)
Por
desgracia, el caso de Coria no es un caso aislado ya que en nuestro país cada
año son maltratados más de 60.000 animales en fiestas patronales. Una cifra que
nos lleva a algunos a la desazón más absoluta y ha preguntarnos ¿Qué disfrute
puede obtener un ser humano con la tortura y muerte de otro ser vivo? ¿Es
lógico que la diversión de unos pocos valga más que la vida de más de 60.000
animales inocentes al año? Preguntas que nunca obtendrán respuesta pero que
todos los veranos, cuando llegan estas fechas, los amantes de los animales
quieren que reflexionemos con el objetivo de que entre todos, estas fiestas
dejen de ser consideradas tradiciones para convertirse en historia.
Fuente: Ahora
Valencia
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