BARCELONA | 17 DE JUNIO DE 2013
Por primera vez, los
científicos han observado la influencia del calor sobre la composición genética
de una especie. En concreto, investigadores de la Universitat Autònoma de
Barcelona acaban de demostrar que las moscas actuales Drosophila subobscura,
que monitorizan desde hace 37 años, son más tolerantes al calor que las de la
pasada década de los 70 porque la ola de calor de 2011 provocó una remarcable
alteración en su composición genética a causa de la rápida proliferación de
genotipos más tolerantes a los altos valores, como publican en Biology letters.
Otro reciente estudio del CRESIB, el centro de investigación de ISGlobal,
también advierte de que los seres vivos ectotermos, que dependen de fuentes
externas para obtener calor como reptiles y artrópodos, son especialmente
vulnerables al calentamiento global ya que están expuestos a las fluctuaciones
diarias de temperatura de su hábitat. Empleando el mosquito Anopheles stephensi
como organismo modelo, los resultados –publicados en Global Change Biology-
revelan que la fluctuación térmica reduce el ratio de los procesos (se
incrementan en condiciones de frío).
Fuente: Diario Levante
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