SAN FRANCISCO | 31 DE MAYO DE 2013
Los buques de gran calado
que se dirijan a los puertos de la costa de California comenzarán a utilizar
rutas especialmente trazadas a fin de proteger a las ballenas e impedir que
choquen con ellas. Los nuevos carriles marítimos cambian los trayectos
ordinarios que utilizan los barcos que navegan por la bahía de San Francisco,
el Canal Santa Bárbara y los puertos de Los Angeles y Long Beach, en un
esfuerzo por alejar los barcos de los lugares donde se reúnen las ballenas.
Las ballenas jorobadas,
azules y de aleta chocan con cierta frecuencia con los barcos cuando llegan a
los litorales de California, donde hay abundancia de kril, su alimento. Las
tres especies se encuentran en peligro de extinción. "Nuestro objetivo es
un equilibrio entre el tránsito seguro de los barcos comerciales hacia nuestros
puertos dinámicos y la protección de las poblaciones de ballenas en peligro en
zonas dentro y adyacentes a refugios marítimos nacionales", dijo en un
comunicado William Douros, de la Administración Nacional de los Océanos y la
Atmósfera.
Las ballenas azules, los
animales más grandes en la tierra, pueden alcanzar hasta 27 metros (90 pies) de
largo, pero son pequeñas en comparación con los enormes barcos cargueros que
miden lo de cuatro canchas de fútbol. Se cree que existen 2.000 ballenas azules
en el Pacífico nororiental, donde también hay unas 2.000 ballenas de aleta y
unas 2.500 ballenas jorobadas.
Debido al incremento de
colisiones en las que murieron las ballenas, las autoridades marítimas
federales trabajaron con la industria naviera y los ambientalistas para un
estudio de dos años dirigido a encontrar formas de reducir la muerte de esas
especies. Las nuevas rutas, a la par de estudios aéreos y avistamientos de
ballenas en rumbo de colisión con algún barco, todos son nuevos esfuerzos
dirigidos a reducir la muerte de cetáceos. El científico John Calambokidis, con
sede en Olympia, Washington, quien ha estudiado durante décadas las colisiones
de ballenas con barcos y participó en la adopción de la medida, dijo que las
rutas especiales son un primer paso bueno, pero no la panacea.
Fuente: El
Nuevo Herald
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