CIUDAD DE
MÉXICO | 26 DE ENERO
DE 2013
El ruido submarino provocado por la exploración petrolera perjudica el
comportamiento de los animales, principalmente ballenas, delfines y marsopas,
que debido a una larga exposición al sonido han presentado daños irreversibles
en el sistema auditivo, el sentido que más usan para sobrevivir en su hábitat. El
doctor en acústica submarina Jonathan Vallarta subrayó que las ondas
expansivas que envían esos niveles de ruido generados por la acción del hombre
en la búsqueda de petróleo, el uso de embarcaciones o la perforación del suelo
debajo del mar para construir cimientos de muelles y puentes también afectan a
morsas y focas.
Durante la conferencia "Impacto
ambiental del ruido submarino. Predicción, medición y mitigación",
organizada por la Universidad Iberoamericana, explicó que el daño en esos
mamíferos se genera porque al lastimarse su sistema auditivo empiezan a tener
problemas para trazar sus rutas migratorias y encontrar alimento. Explicó que
esas actividades las realizan con su sonar activo cuando están saludables, un
sistema de ecolocación (ubicación y localización por sonido) que funciona por
medio de la emisión de sonidos propios y la escucha de ellos, cuando retornan
con la información que buscan.
El egresado de Ingeniería Electrónica y de Comunicaciones de la
Universidad Iberoamericana planteó, según un comunicado, que en las
profundidades donde viven esos animales la luz no es un medio que les ayude a
guiarse mediante la vista. Por ese motivo, al basarse principalmente en la
acústica, han perfeccionado su oído, al grado de que una ballena cachalote
puede "tener una visión de una muestra de sonido" y detectar si hay
comida o no, qué tan alejada está de la superficie o si hay cerca un obstáculo
que evitar.
Años de investigación han permitido a Jonathan Vallarta observar que el
ruido submarino afecta la conducta de los animales mencionados, quienes llegan
a cambiar sus rutas migratorias para alejarse de la fuente sonora que genera el
ruido, lo que dispersa la comunidad de ballenas, orcas y cachalotes, que
usualmente nadan en grupo. Con el fin de generar algoritmos matemáticos para la
detección, clasificación y localización de cetáceos, el especialista estudia la
información de estudios acústicos que realiza la empresa canadiense en la que
trabaja, para la cual ha estudiado la migración de la ballena boreal en el
Ártico, en su calidad de proyectista científico. Para esa labor usa receptores
de sonido y mide el ruido submarino, que almacena en una tarjeta de memoria
digital para después reproducirlo acústicamente en una computadora o crear un
registro gráfico para su análisis visual y de esa manera conocer el límite del
umbral de exposición al ruido de los animales.
Fuente: Noticias
Terra
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