Por: Martha Gutiérrez
Periodista
y Presidenta de ADDA
ARGENTINA |
15 DE ENERO DE 2013
"Exhibiciones, espectáculos y
películas que involucren a animales
tienen que respetar su dignidad y no deben incluir violencia alguna."
Art.5º - Declaración Universal de los Derechos del Animal
tienen que respetar su dignidad y no deben incluir violencia alguna."
Art.5º - Declaración Universal de los Derechos del Animal
Hay tradiciones
maravillosas que nos ligan a nuestro pasado con orgullo, pero hay otras que
avergüenzan a más de la mitad de la población de nuestro país. Este es el caso
de las jineteadas, espectáculo violento donde participan caballos y
jinetes, durante el cual los animales sufren todo tipo de castigos:
tironeo de las riendas y el freno que les rompe las comisuras de la boca,
golpes a destajo con la fusta y presión de las espuelas que se clavan en los
ijares del animal. Toda esta brutalidad se pone de manifiesto tan sólo como
espectáculo.
Pero aún hay más, he
podido ver que actualmente se estaría tratando de que mediante el tironeo de
las riendas hacia atrás en extremo, el caballo tenga que quedar vertical sobre
las patas traseras y termine cayendo de lomo, para que el jinete tenga la
oportunidad de saltar fuera del radio de la caída, luciéndose como acróbata,
pero exponiendo al animal a la fractura de cráneo y a la muerte. Han muerto dos
caballos en un mismo espectáculo y no es para menos. La brutalidad tiene a los
caballos como víctimas y estos espectáculos violentos no pueden continuar.
El ser humano es el
miembro del reino animal que podría discernir entre lo que está bien y lo que
está mal y hacer padecer a un animal en virtud de un espectáculo, esta mal. Las
tradiciones deben revisarse a la luz de la ética, tomando en cuenta pautas de
una civilización que nos ha permitido encontrar caminos más piadosos para el
trato hacia los animales. Excediéndose en sus impiadosas libertades, el ser
humano sojuzga permanentemente a los caballos.
Detrás del gran título
“Tradición” hay áreas comerciales interesadas en que los animales sigan
en el plano de objetos de espectáculo en que hoy aún están, sin límites para lo
cruel que resultan ciertas maniobras y castigos. Ante la frecuencia de
espectáculos tradicionales cargados de crueldad y de agregados novedosos en la
misma línea, la comunidad tendrá que manifestarse, para poner límites a este
salvajismo que no representa más que a una parte pequeña de la población. No
queremos que nuestros niños crezcan engañados, venerando tradiciones en base a
crueldades hacia seres tan indefensos como los animales. Vamos Argentina, un
país no puede crecer si no revisa sus tradiciones.
Fuente: El
Clarín
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