Por:
César Daniel González Madruga
Diputado
de la ALDF Presidente de la Comisión de Turismo
CIUDAD
DE MÉXICO | 12 DE ENERO
DE 2013
El 28 de diciembre del 2012 se aprobó en la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal reformas al código penal por el cual se
sanciona a todo aquel que maltrate o torture a algún animal no humano como
respuesta a una sociedad cada vez más consciente y sensible a la vida en
todas sus manifestaciones.
Un hecho histórico que marca el inicio de una
revolución de conciencia que nos impacta a todos. Antes de esta reforma los
animales eran tratados en nuestras leyes como cosas u objetos y
ahora en nuestro código penal, un animal no humano es tratado como víctima.
Una víctima en el derecho penal podría definirse como “la persona
física o jurídica que sufre un daño provocado por un delito”, en consecuencia
esta nueva modificación a la ley nos reconoce ya en cuanto a la tortura y
maltrato a las personas y a los animales como iguales en donde se hace honor a
la conciencia humana, pues se enaltece el valor de la palabra cuando un ser
humano habla por quien no tiene voz a oídos que lo puedan escuchar y actuar
juntos por él.
Cabe destacar también que derrumba dogmas
preestablecidos, pues vivimos bajo un sistema de creencias:
políticas, económicas, sociales, culturales, etc. que forman el paradigma de
vida que hemos adoptado, un modelo donde la pérdida de valores va en aumento,
devorador del ambiente, egoísta, en pocas palabras; un modelo en decadencia.
Ésta a su vez formado en sus bases por su conjunto de
leyes, reglas y normas, por ende en este esfuerzo creciente de recobrar lo más
esencial de la humanidad, también las leyes y normas se van modificando y al
hacerlo es natural que se generen colapsos, enfrentamientos y quienes
renieguen a esos cambios. Prueba de ello es lo ocurrido en todo el proceso del
caso de los perros de Iztapalapa.
Si bien es cierto que el crecimiento de perros
callejeros en la ciudad de México se convierte en un reto, no es más que el
reflejo de nosotros mismos. Las ciudades en general van en crecimiento y con
ello la población, mientras que en el mundo se extinguen especies día con día,
la nuestra por el contrario ha llegado a su máximo histórico, siete mil millones
de personas en todo el mundo. Es como si fuese un gran tumor que está
invadiendo toda la Tierra, y junto al ser humano, siempre leal el perro, el
mejor amigo del hombre. El perro callejero se ha adaptado a sobrevivir con los
desechos de los hogares; hogares que en algún momento los destinaron a la calle
para convertirla en su hábitat, o lo que científicamente se conoce como especie
introducida, es decir, llega a determinado ecosistema por la intervención del
hombre.
Ahora bien, una reforma que movió el esquema de
creencias en torno a nuestras leyes, y que reitero, es sólo el inicio,
hallo respuesta inmediata, cuando se culpó a veintiséis perros en Iztapalapa de
brutales asesinatos. De inmediato la máxime de “lo que siembras cosechas” se hizo presente cuando en redes
sociales y población en general bajo la incredulidad de dicha versión,
compararon esa versión con la tomada de pelo del “chupacabras” o brujas que
resolvían los grandes casos de las procuradurías como lo fue “la paca”.
Es de resaltar la madurez con la que ahora
entendemos mejor la verdad por mucha desinformación o engaños que a todas luces
son visibles. Y que tras las evidencias hubo la necesidad de cambiar la
información contradictoria de la noche a la mañana, para que la verdad saliera
a flote y como diría Joaquín Sabina “que las mentiras, parezcan mentiras”.
Éste debe ser un mensaje para que las autoridades,
mejor se vayan adaptando a esta nueva evolución de conciencia de la
población e ir aplicando medidas y políticas efectivas y dejar atrás las
intentonas de artimañas para no moverle a lo establecido. Debe ser también un
llamado a todos los movimientos defensores de la vida para unificarse así como
canta León Gieco “ruego a usted tome partido para intentar una solución que
bien podría ser la unión de los que aún estamos vivos, para torcer nuestro
destino”.
Se avecinan grandes retos como lo son que estas
reformas alcancen la ley de espectáculos y esto sea también una realidad para
animales como los toros y los que están en circos, así como para la defensa de
los derechos de la Tierra que han empujando ya campesinos, indígenas,
ambientalistas, intelectuales, políticos y humanistas en general. Así pues no
caigamos en distractores, los criminales del Cerro de la Estrella deben ser
aprehendidos, dar vida digna a los perros, ya sea que sean adoptados o
salvaguardados, y pongamos todo nuestro empeño para que la justicia prevalezca
y que esta generación esté a la altura de las circunstancias por todas aquellas
que vendrán.
cesardanielgonzalezm@hotmail.com
cesardanielgonzalezm@hotmail.com
Fuente:
La Crónica de Hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario