RICHMOND
• 10 DE DICIEMBRE DE
2007
El quarterback Michael
Vick, de los Halcones de Atlanta, fue sentenciado a 23 meses de prisión por su responsabilidad
en la organización de peleas de perros. El jugador de la liga estadunidense
de futbol americano (NFL, por sus siglas en inglés), quien se había declarado
culpable el 24 de agosto por los cargos de conspiración en los combates de
perros, recibió la sentencia del juez de distrito Henry Hudson. La confesión
del delito ante la corte federal le permitió disminuir la condena, que podía
haber sido hasta de cinco años. Por el mismo delito de crueldad fueron
sancionados anteriormente Purnell Peace y Quanis Phillips, ambos colaboradores
de Vick, a 18 y 21 meses de cárcel, respectivamente.
“Usted necesita disculparse
con los millones de jóvenes que lo admiraban”, argumentó el juez
Hudson a Vick, quien respondió con un lacónico: “sí, señor”. Meses
atrás, Vick había rechazado su responsabilidad por el delito de organizar
peleas de perros, cuando agentes federales allanaron por segunda ocasión su
propiedad en la ciudad de Richmond, en el estado de Virginia, con el propósito
de encontrar pruebas relacionadas con las peleas caninas. “Me siento
culpable por todo lo que he hecho y he permitido que pase”, señaló el
mariscal de campo. “Estoy abochornado y tomo la responsabilidad por las
acciones y consecuencias”, dijo el jugador, al reconocer más tarde su
culpabilidad. Decenas de activistas en favor de los animales esperaron afuera
de la corte, con pancartas que mostraban canes heridos y las frases: “los
perros merecen justicia” y “denuncien a los que usan a los perros en peleas”.
Contribuyó con dinero
Vick
admitió en agosto que respaldaba los Bad News Kennels, una operación de peleas
de perros que se llevaban a cabo en su propiedad de 15 acres en el
sureste de Virginia, y también que contribuyó con dinero para apuestas. A los
encuentros asistían personas de Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Nueva
York, Texas, entre otros estados. Como resultado de las investigaciones, que
incluyeron una retroexcavadora para dragar un pozo de más de 10 pies, las
autoridades federales lograron acusar al jugador por sus vínculos con la peleas
clandestinas de los canes.
De
acuerdo con las pesquisas, los involucrados transportaban, entregaban y
recibían perros para el sádico espectáculo, que culminó con la incautación de
más de 40 perros Pit bulls, además de equipos, implementos y utensilios
relacionados con ese fin. La propiedad de Vick era la “sede principal de
albergue y entrenamiento para las peleas”, refiere el informe a la corte, que
precisa que “los combates se efectuaban en la tarde, noche o madrugada”, en las
cuales los espectadores apostaban “cientos de miles de dólares”, que también
ganaba el perro vencedor. Antes de los malsanos enfrentamientos, los canes eran
bañados para lavar cualquier veneno o narcótico que se hubiera aplicado en su
cuerpo, con el propósito de debilitar a los contrarios. Igualmente, señalan que
los dueños no alimentaban a los animales, para “incrementar su ferocidad a la
hora de morder al rival”. Las peleas finalizaban cuando un animal moría o se
rendía, resultado que en el segundo caso desembocaba en el fin de su vida por
diferentes métodos de sacrificio.
Fuente: La
Jornada
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