MADRID • 12 DE NOVIEMBRE DE 2007
Un equipo de científicos ha descubierto que las
gaviotas patiamarillas que crecieron en la zona del vertido del buque Prestige
presentaban daños en sus órganos vitales, y que las crías que nacieron un año
después de la catástrofe, tenían una alta concentración de hidrocarburos en
sangre. Según ha informado hoy el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), el equipo de científicos, formado también por
investigadores de la Universidad de Vigo y de la Universidad de Santiago de
Compostela, ha detectado en las gaviotas que se criaron en las zonas
contaminadas por el vertido, una concentración de hidrocarburos
policíclicos aromáticos en sangre mayor que en aquéllas que lo
hicieron en zonas limpias.
Los resultados de la investigación, que se publican en
las revistas 'Environment International'
y 'Aquatic Toxicology', revelan que
las gaviotas de zonas contaminadas presentaban un año y medio después del
hundimiento del petrolero, además de daños en órganos como el hígado y
los riñones, un descenso de glucosa y de fósforo inorgánico en plasma. Para
ello, los investigadores realizaron diversos análisis bioquímicos en las
poblaciones criadas en la zona en donde, en noviembre de 2002, se produjo el
vertido del Prestige, y compararon estos resultados con análisis realizados en
otras colonias de aves en áreas no afectadas por el desastre. Asimismo, los
científicos comprobaron, tras analizar concentraciones de 16 tipos de
hidrocarburos policíclicos aromáticos en la sangre de las gaviotas
patiamarillas ('Larus michahellis') de zonas contaminadas, que la respuesta a
la contaminación por fuel de algunas enzimas transaminasasdepende
del tipo de individuo, del sexo del ave y del periodo de exposición al fuel.
En sus conclusiones, los autores consideran que los
resultados son "preocupantes", dado que, un año y medio después del
vertido, "el petróleo se mantiene en la cadena alimenticia", y
existe contaminación de hidrocarburos policíclicos aromáticos en la sangre de
los pollos de gaviota no expuestos al vertido de manera directa porque nacieron
un año después. Asimismo, advierten de que hay riesgo de
subestimar el impacto de los vertidos de fuel en las poblaciones de
las zonas contaminadas, si se ignoran los efectos a largo plazo que se derivan
de una exposición crónica.
Fuente:
El
Mundo
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