Cuando un vínculo sentimental se hace muy fuerte, se puede llegar a hacer
cualquier cosa por otra persona... o animal. Si primero eran un macaco y una
paloma los que sorprendían a propios y
a extraños con una relación entrañable, ahora son el perro Oscar
y el gato con el que convivía los que se llevan todas las
miradas. Oscar es un perro de Manchester (Inglaterra) que tenía por
amigo a Arthur, un gato de mayor tamaño que él, que solía ayudarle a
subir al sofá y con el que compartía horas y horas de juegos. Sin embargo, Arthur falleció recientemente y los dueños le enterraron en el jardín,
según publica BBC Mundo. Entonces
Oscar, sin entender muy bien lo que estaba ocurriendo, esperó hasta la
noche, desenterró a su amigo y llevó el cadáver de vuelta a casa. Introdujo a Arthur
por la gatera y lo lamió para quitarle
la tierra adherida a su cuerpo. Cuando los dueños contemplaron lo que
había ocurrido, tuvieron que enterrar al gato nuevamente, pero esta vez no
dejaron que Oscar presenciara la ceremonia y compraron otro gato para
que le hiciera compañía.
Fuente: 20 Minutos
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