Por: Rosa Montero
Periodista y Escritora
MADRID • 16 DE OCTUBRE DE 2007
Guillermo Vargas Habacuc es un costarricense que
dice ser artista. En agosto hizo una exposición en una galería de Managua y,
tras atar a un perro a una pared, lo dejó morir de hambre. Según él, esa
sádica, bárbara y necia obviedad era una manifestación artística. En Internet
pueden verse fotos estremecedoras del pobre animal. La noticia ha llegado
ahora hasta mis manos empujada por una campaña internacional de recogida de
firmas para evitar que ese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana
de Honduras (puedes firmar en http://www.petitiononline.com/13031953/).
El repugnante montaje de Habacuc reabre la cuestión
de los límites del arte, o cómo bajo la excusa del hecho artístico se pueden
cometer todo tipo de tropelías que en realidad sólo buscan llamar la atención y
sólo son puro narcisismo patológico. Hace dos años, una exposición del
Reina Sofía de Madrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a
martillazos a una vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes
Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de "la libertad creativa".
Qué triste que, justamente aquellos que deberían
estar reflexionando sobre el arte, sobre su sentido y sus fronteras morales,
prefirieran abdicar del pensamiento y cultivar el corporativismo y el lugar
común. ¿Pero qué demonios es la libertad creativa? ¿Les parecerá creativo
matar de hambre a un perro? Y entonces, ¿por qué no hacer arte de atormentar a
un niño, por ejemplo? Aterrorizar a un crío durante horas, ¿no revelaría muy
creativamente el sustrato referencial del miedo arquetípico y otras
mentecateces semejantes?
El caso Habacuc roza una cuestión aún más esencial,
una de las fronteras de la civilidad del siglo XXI: la comprensión de nuestra
continuidad orgánica con el resto de los animales, y la certidumbre de que no
seremos capaces de respetarnos a nosotros mismos si no respetamos a los demás
seres vivos (igual que, tras la Revolución Francesa, hubo que aprender que la
libertad del hombre sólo se podía conseguir si también englobaba a la
mujer). Pasado mañana, Los Verdes españoles organizarán una jornada parlamentaria
en apoyo de la postergada Ley Nacional de Protección Animal. Necesitamos esa
ley: por los animales y por nosotros.
Fuente:
El
País
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