Por: Jaime Fernández Garrido
ESPAÑA
| 17 DE MAYO DE 2013
A
la conocida actriz Marilyn Monroe, casi siempre se la veía con un perro de
compañía. “Me gustan los animales, cuando hablas con un perro, nunca dice que
te calles, saben escuchar”, dijo una vez.
En mi tierra, Galicia, se conoce la
historia de un perro llamado “Calcetines” que permaneció años enteros dentro de
un cementerio porque había visto como a su dueño le dejaban allí… Sólo la
bondad de algunas personas del pueblo posibilitó que no muriese de hambre,
porque le traían comida todos los días, viendo que el perro no abandonaba a su
dueño incluso después de muerto.
Muchas cosas tendríamos que aprender de la
fidelidad y la amistad de algunos animales. De vez en cuando deberíamos darnos
una vuelta por la sensibilidad de la naturaleza para comprobar la delicadeza
con la que Dios trata a sus criaturas. Dios ama a los animales, y se preocupa
cuando nosotros somos crueles con ellos. Ya sé que es complicado hablar de
esto, cuando miles de niños mueren de hambre, y muchos mayores sufren la
crueldad de muchas guerras... pero ¿no crees que dentro de nuestra culpa va el
habernos olvidado del cariño con el que deberíamos tratarnos unos a otros?
Observa
el ejemplo del Creador intentando enseñarnos que el amor debe ser la fuente de
todas nuestras acciones. Y de la misma manera y con la misma amabilidad que nos
tratamos a nosotros mismos (la mayoría de las veces) debemos tratar a todos los
demás, a los animales y a toda la naturaleza.
Es más, la Biblia narra la
historia de una ciudad corrupta hasta la médula, y llena de violencia y odio a
la que Dios perdonó por haberse dado cuenta de su propia destrucción y miseria.
Y nos impresiona escuchar el razonamiento del Creador después de haber aplicado
el perdón: "¿No he de tener piedad yo de Ninive, la gran ciudad, en la que
más de ciento veinte mil personas no saben distinguir entre su derecha y su
izquierda (niños) y también muchos animales?" (Jonás 4:11).
Si,
Dios se preocupa de los niños, de los animales, y de la naturaleza que creó
para que nosotros aprendiésemos a disfrutar de ella. Sin embargo, nosotros
hemos aprendido a destruir, matar, odiar… Incluso hay personas a las que les
encanta hacer sufrir a los animales y pagan por verlo. ¡Cuánto necesitamos
volver a nuestra relación con el Creador! ¡Qué importante sería que el mundo
entero aprendiese las lecciones de amor que Dios nos ha enseñado, en su palabra
y con Su propio comportamiento!
Por favor, no seas cruel. Con nadie. Ni
siquiera con los animales... "El justo sabe que sus animales sienten"
(Proverbios 12:10).
Fuente:
Protestante
Digital
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