MÉXICO | 25 DE MAYO DE 2013
Reducción de la
biodiversidad, sobreexplotación del agua, deforestación y el posible aumento de
las emisiones de bióxido de carbono son algunas de las consecuencias que podría
tener la utilización de la biomasa como fuente de energía, advirtió el especialista
Bjorn Lomborg.
Algunos ambientalistas han lanzado una campaña para reducir el
uso de combustibles fósiles, que implicaría la tala y quema masiva de bosques y
matorrales, por lo que el autor del libro “El ecologista escéptico”, detalló en
un artículo publicado en un diario de circulación nacional, la composición y
características de este material. Lomborg explicó que las fuentes renovables de
energía van más allá de paneles solares y turbinas eólicas, ya que éstas
representan menos del siete por ciento del total, la hidráulica aporta 17 por
ciento, mientras que la biomasa -materia orgánica- es una de las más utilizadas
y es el combustible más antiguo de la humanidad.
La biomasa comprende el 76 por
ciento de las fuentes renovables de energía y 10 por ciento de la energía
total. Dicha materia orgánica se compone de leña, ramitas y estiércol y es
utilizada por casi tres mil millones de personas que no tienen acceso a
combustibles modernos, señaló el profesor adjunto de la Escuela de
Administración de Empresas de Copenhague.
Bjorn Lomborg |
Según algunas hipótesis,
la biomasa es considerada neutral en términos de emisión de bióxido de carbono
(CO2), pues la combustión de la madera libera la misma cantidad de este
compuesto que absorbió a lo largo de su crecimiento, de modo que el efecto
sobre el clima es nulo. Sin embargo, la producción de biomasa está haciendo que
en los países que la emplean como fuente de energía, los cultivos desplazados
simplemente se trasladen a otra parte, lo cual resulta sumamente costoso,
además de provocar la emisión de más gases, en lugar de reducirlos. En Alemania
se gastan más de tres mil millones de dólares al año en la utilización de este
material, más de 37 veces el costo que supone la reducción de emisiones dentro
del Sistema de Intercambio de Emisiones de la Unión Europea.
Por otro lado, Estados
Unidos y la Unión Europea hace una década utilizaron los biocombustibles para
combatir el calentamiento global; en el país americano, hoy, 40 por ciento de
la producción de maíz se convierte en bioetanol para autos. La consecuencia de
dicha decisión: costos más altos en los alimentos y aumento del hambre para
grandes sectores de la población, deforestación agrícola en otras partes del
mundo y finalmente la producción de más emisiones de CO2 que las que ahorra el
bioetanol. Con la biomasa sucederá algo similar, apuntó Lomborg, pues al hacer
que esta sea una fuente de energía prioritaria, se reduciría la biodiversidad,
habría sobreexplotación del agua, encarecimiento de los alimentos y grandes
gastos de dinero.
Fuente: NTR Zacatecas
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