SYDNEY | 24 DE MAYO DE 2013
Las autoridades del norte
de Australia han autorizado el sacrificio de unos 10.000 caballos salvajes
famélicos y sedientos a los que consideran una amenaza para el medioambiente de
la zona desértica que habitan.
La medida ha sido adoptada por el Consejo
Central de Tierras del Territorio del Norte, el organismo que gestiona un área
aborigen de una extensión de 771.747 kilómetros cuadrados, y estará vigente
hasta mediados de junio próximo. Como resulta difícil acceder por vía terrestre
a la zona llamada Tempe Downs, situada a unos 300 kilómetros al suroeste de la
ciudad de Alice Springs, el consejo ha dado permiso para perseguir a las
manadas de caballos con helicópteros y dispararles con rifles desde el aire.
Los
helicópteros se han utilizado anteriormente en Australia para controlar la
población de camellos en las zonas más remotas del país. Los caballos, al igual
que otros animales salvajes introducidos por los primeros colonos como los
camellos y burros, se han multiplicado de forma descontrolada y vagan por los
inhóspitos territorios de la región central de Australia. En esta árida región,
cada año muchos equinos mueren por falta de comida y agua. El director del
Consejo Central de Tierras,
David Ross, señaló a principios de mayo que no
había sido fácil adoptar la decisión de sacrificar a los caballos, pero
consideró que era la mejor solución. "Nadie quiere ver sufrir (a los
caballos), especialmente los dueños tradicionales de la tierra que aman a los
caballos, pero ellos son conscientes de las consecuencias derivadas de un
descontrol de su población", señaló el jefe del consejo. Ross ha argumentado
que el matadero convencional más cercano se encuentra a unos 1.500 kilómetros
de distancia y tampoco existe "un mercado que pueda absorber estos
caballos", la mayoría escuálidos y con un peso por debajo de los 250
kilos.
Las organizaciones de defensa
de los animales consideran que una matanza a esta escala es una acción inhumana
y aseguran que el método elegido para matar a los caballos causará el
sufrimiento por muerte lenta de todos aquellos ejemplares que resulten heridos
por los disparos realizados desde los helicópteros. También a estas
organizaciones les preocupa que la dispersión de los cadáveres provoque efectos
como la proliferación de animales depredadores, entre ellos los perros y gatos
salvajes que ya ahora son un peligro para el ganado y las especies nativas.
La
Sociedad Ecuestre cree que los caballos de la región de Tempe Down son de la
raza Waler, descendientes de los ejemplares traídos al continente australiano
por la primera flota de barcos británicos, hacia el año 1788. Estos equinos
desempeñaron un papel destacado en la exploración y la colonización de lo que
hoy es Australia y fueron empleados por los militares durante la Primera Guerra
Mundial, explicó la presidenta de la Sociedad de Caballos Waler de Australia,
Elizabeth Jennings.
Según datos oficiales, la población de caballos salvajes en
1830 era de 14.000 ejemplares y dos décadas después había aumentado hasta los
160.000. La fauna autóctona australiana es en general de tamaño reducido e
incluye a muy pocos animales carnívoros: gatos nativos, el demonio de tasmania,
el dingo (perro salvaje nativo) y algunas águilas. Al contrario que en Tempe
Down,, en el vecino estado de Queensland, en el noreste de Australia, las
autoridades prevén abrir varios parques y reservas naturales para intentar
alimentar a cerca de 250.000 cabezas ganado que padecen hambre y sed debido a
la sequía que se registra en esta región.
Fuente: El
Nuevo Diario
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