RUSIA |
24 DE AGOSTO DE 2014
Los reactores de la
central nuclear japonesa de Fukushima son una amenaza eterna para la humanidad.
Son tan peligrosos que las personas que todavía trabajan en la central las
contrata la mafia japonesa, cuenta la premio nobel de la paz 1985. Helen
Caldicott, médico y activista antinuclear.
Los tres núcleos
fundidos de la planta de Fukushima, cada uno con un peso de 100 toneladas, son
tan radiactivos que nadie puede acercarse a ellos, ni siquiera los robots, pues
se derriten al acto. "Y nadie se acercará. La contaminación continuará
durante cientos de años", dijo Caldicott a RIA Novosti citando a los
mejores físicos de la actualidad.
Por sorprendente que
parezca, la empresa operadora de Fukushima, TEPCO, no está asesorándose con
nadie, dice la experta, ni con Rusia o Ucrania, que vivieron la catástrofe de
Chernobyl, ni con la empresa de ingeniería Bechtel, que opera 150 centrales
nucleares en EE.UU. Según Caldicott, TEPCO "quiere ahorrar dinero, incluso
utiliza papel procedente de refugios para desamparados", mientras que las
personas que desempeñan distintos trabajos en las instalaciones de la central son
contratadas por la mafia japonesa, la 'yakuza'.
La ganadora del Premio
Nobel de la Paz precisa que el mundo está presenciando una catástrofe absoluta:
entre 300 y 400 toneladas de agua radiactiva son vertidas diariamente al
Pacífico. Esto ha estado ocurriendo desde hace más de tres años. Según ha
reconocido TEPCO, en el periodo entre mayo de 2011 y agosto de 2013 se han
derramado al océano Pacífico sustancias que representan un total de 20
billones de 'becquerel' de cesio 137, 10 billones de 'becquerel' de estroncio
90 y 40 billones de 'becquerel' de tritio.
En 2011 un terremoto
de magnitud 9,0 y un posterior tsunami dañaron seriamente la central nuclear.
La catástrofe dejó más de 18.000 muertos y desaparecidos y causó graves daños
materiales, ya que alrededor de 380.000 edificios quedaron destruidos.
Fuente: RT Noticias
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