MADRID |
18 DE AGOSTO DE 2014
Han pasado más de tres
años desde aquel fatídico terremoto que el 11 de marzo de 2011 destrozó la
central nuclear de Fukushima, en Japón, pero los efectos de la radiación
liberada apenas empiezan a conocerse, como prueban las conclusiones de varios
estudios publicados la semana pasada por la revista norteamericana Journal
of Heredity. Según dichos estudios la exposición crónica a la radiación ha
provocado daño genético y aumento de las tasas de mutación en las células
reproductivas y no reproductivas de varias especies del área colindante a la
planta.
El Dr. Timothy Mousseau y su gráfica (abajo) |
«Un número creciente de los resultados empíricos
de los estudios realizados sobre aves, monos, mariposas y otros insectos
sugiere que algunas especies se han visto afectados de manera significativa por
las emisiones radiactivas relacionadas con el desastre de Fukushima», según explicó el doctor
Timothy Mousseau, autor principal de uno de los estudios, a la agencia de
noticias científicas EurekAlert!.
Entre los resultados más impactantes de los
estudios, sobresale los efectos registrados de la radiación sobre la mariposa Pseudozizeeria
maha, que incluyen una reducción del tamaño, una desaceleración del
crecimiento, una alta mortalidad y la aparición de anormalidades morfológicas.
No obstante, el equipo que llevó a cabo el estudio también resalta que las
mariposas «podrían estar desarrollando una resistencia a la radiación».
Otro estudio se centró
en investigar los efectos de la radiación sobre el arroz, plantando semillas en
zonas contaminadas. Según los investigadores, en tan solo tres días las plantas
comenzaron a reaccionar a los efluvios radiactivos a nivel genético. Precisamente
este lunes las autoridades japonesas han confirmado que reanudarán las
exportaciones de arroz producido en la región de Fukushima, principalmente a
Singapur.
Además, los
investigadores también han comprobado cómo la radiación ha provocado grandes descensos
en las poblaciones de aves, mariposas y cigarras, así como cambios en el
plumaje de algunas aves. Pese a ello, los científicos admiten que todavía es
pronto para conocer en profundidad el impacto de las fugas radiactivas.
La contención de la
radiación que escapa de Fukushima ha sido una tarea prioritaria para el
Gobierno japonés tras el accidente. Sin embargo, aún hoy, y tras varios escapes
serios que incluso han afectado al arroz para consumo humano, no se han
conseguido resultados definitivos. El último proyecto para contener
definitivamente los escapes fue la construcción de un gigantesco muro de hielo
subterráneo que sirviera para cercar los restos de la central, una protección
que se prevé que esté terminada para el año 2015.
Fuente: ABC
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