MADRID |
18 DE JUNIO DE 2014
Muchas personas apenas
se preocupan de la forma en la que los peces son capturados o cuidados en una
pecera, como si no pudieran sentir dolor y, simplemente, fueran seres
insensibles destinados a convertirse en alimentos o mascotas.
Nada más lejos de
la realidad.
Culum Brown, de la
Universidad Macquarie, en Australia, señala que la cognición de los peces y su
percepción sensorial están por lo general a la par con la de otros animales.
Por lo tanto, Brown sostiene que se debería dar más consideración al bienestar
de los peces e intentar evitar la crueldad.
Los peces están en segundo lugar
después de los ratones en cuanto a ejemplares utilizados en investigación
científica, y las más de 32.000 especies conocidas supera con mucho la
diversidad de todos los demás vertebrados. Sin embargo, Brown cree que existe
muy poca preocupación pública acerca de su bienestar. A su juicio, esto se
relaciona con las percepciones erróneas acerca de la inteligencia de los peces,
y en última instancia de si son conscientes. En estas actitudes también influye
el hecho de que los seres humanos rara vez entran en contacto con los peces en
sus ambientes naturales.
El estudio de Brown se
centra especialmente en los peces óseos. Sugiere que son, de hecho, mucho más
inteligentes de lo que muchos creían. Los peces tienen muy buena memoria, viven
en comunidades sociales complejas en las que hacen un seguimiento de los
individuos, y pueden aprender unos de otros. Esto ayuda a desarrollar
tradiciones culturales estables. Los peces incluso se reconocen a sí mismos
y a los demás. También cooperan entre sí y muestran señales de
inteligencia maquiavélica, como la cooperación y la reconciliación. Construyen
estructuras complejas, son capaces de utilizar herramientas, y utilizan
los mismos métodos para reconocer cantidades que los humanos. En su mayor
parte, los sentidos primarios de los peces son tan buenos, y en muchos casos,
mejores, que los de los seres humanos. Su comportamiento es muy similar al de
los primates, excepto que no tienen la capacidad de imitar.
Complejidad mental
El nivel de
complejidad mental de los peces está a la par con la mayoría de los
vertebrados, y hay pruebas de que pueden sentir dolor de una manera similar
a los humanos. Aunque que el cerebro de los peces se diferencia del de
otros vertebrados, tienen muchas estructuras análogas que realizan funciones
similares. Brown llega a la conclusión de que si los animales son sensibles,
los peces deben ser considerados igual.
«A pesar de que los científicos no pueden dar una
respuesta definitiva sobre el nivel de conciencia de cualquier vertebrado no
humano, la amplia evidencia de la sofisticación y la percepción del dolor
conductual y cognitivo de los peces sugiere que la mejor práctica sería la de
prestar a los peces el mismo nivel de protección que a cualquier otro
vertebrado»,
explica Brown, quien reconoce que esta medida tiene implicaciones para la
industria de la pesca, entre otros ámbitos. «Deberíamos incluir a los peces
en nuestro 'círculo moral' y darles la protección que merecen», concluye.
Fuente: ABC
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