MADRID | 21 DE AGOSTO DE 2014
1998 fue el año más
caluroso de la historia. Culminaba entonces una subida media de un grado desde
alrededor de 1850, cuando el ser humano comenzó a emitir masivamente gases de
efecto invernadero con la Revolución Industrial. Pero, en los últimos 15 años,
el aumento de la temperatura atmosférica se ha ralentizado. En lugar de
continuar subiendo a buen ritmo, la gráfica de la temperatura del planeta
parece aplanarse.
Los científicos llevan
una década en busca de este calor desaparecido, que debería estar en alguna
parte, porque las emisiones de CO2 a la atmósfera no han dejado de batir
récords año tras año. Y si hay más CO2, la temperatura atmosférica debería
dispararse. Pero el hecho es que se mantiene relativamente estable desde 1998.
La comunidad científica ha intentado explicar este fenómeno con más de una
docena de teorías diferentes, como los cambios en la actividad del Sol, el
aumento de la contaminación procedente de China e incluso las erupciones
volcánicas.
Mientras, los
negacionistas han esgrimido esta supuesta “pausa” en el calentamiento global
del planeta para negar su relación con la actividad humana. Como ejemplo, una
célebre columna publicada en el diario británico The Telegraph por un
geólogo escéptico: “Hay un problema con el calentamiento global… que se detuvo
en 1998”.
Pero ahora, una nueva
investigación, realizada por expertos de la Universidad de Washington (en Estados
Unidos) y que se acaba de publicar en la revista 'Science', muestra que
ésta ausencia de calor se puede estar sumiendo en las profundidades del
norte y el sur del Océano Atlántico y sería parte de un ciclo natural.
“El calentamiento global
NO se ha detenido y podemos ver que toda la columna del océano se está
calentando de manera ininterrumpida”, explica Ka-Kit Tung, profesor de la
Universidad de Washington. Según sus datos, el calor que debería estar en la
atmósfera pulverizando los récords de temperatura ha viajado de manera masiva
desde las aguas superficiales hasta las profundidades de los océanos Atlántico
y Antártico. Detrás de este fenómeno se encontraría la llamada “cinta
transportadora oceánica”, una corriente que lleva agua salada desde los
trópicos hasta el Atlántico Norte, donde se hunde junto al calor que almacena.
La corriente cíclica del Atlántico
Imagen tomada del sitio Tech
Times
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Relación entre salinidad y calor sumergido
Tung y el coautor Xianyao
Chen, de la Universidad del Océano de China, utilizaron observaciones recientes
de temperaturas de aguas profundas de boyas Argo, que muestran el estado del
agua a 2.000 metros de profundidad. Estos datos presentan un aumento de la disipación
del calor hacia el año 1999, cuando se detuvo el rápido calentamiento del siglo
XX. En su estudio, ambos investigadores exponen que durante el “hiato”, como
llaman los expertos al fenómeno para evitar la confusa palabra “pausa”, el
Atlántico ha almacenado más energía que el resto de océanos juntos. Este calor
se encuentra a profundidades a partir de los 300 metros.
Corte que muestra el calor
descendiendo al fondo de las aguas.
Imagen tomade del sitio sciencemag.org
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"Cuando llega el
agua pesada a la parte superior de agua ligera, se sumerge muy rápidamente
llevándose calor", resume Tung. Observaciones recientes en la superficie
del Atlántico Norte muestran salinidad récord, según Tung, mientras que, al
mismo tiempo, el agua más profunda en el Atlántico Norte exhibe un aumento de
las cantidades de calor.
Los autores desenterraron
datos históricos para demostrar que el enfriamiento en las tres décadas entre
1945 a 1975, que hicieron a la gente preocuparse por un posible comienzo de una
edad de hielo, fue durante una fase de enfriamiento. Las oscilaciones de
temperatura tienen un interruptor natural, de forma que durante el periodo de
calentamiento, las rápidas corrientes provocan que agua más tropical se
desplace hacia el Atlántico Norte, calentando la superficie y las aguas
profundas. En la superficie, este calentamiento derrite el hielo, lo que, a la
larga hace que el agua superior sea menos densa y, después de algunas décadas,
pone freno a la circulación, lo que desencadena una fase de enfriamiento de 30
años. Esta explicación implica que la actual desaceleración en el calentamiento
global podría durar otra década, o más, y luego volverá un rápido
calentamiento.
Otro científico tiene una teoría diferente
No todos los expertos
comparten las conclusiones de Tung y Chen. El climatólogo neozelandés Kevin
Trenberth, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, en Boulder (EEUU),
publicó hace cuatro días un estudio que señala al Pacífico como el verdadero
ladrón del calor atmosférico. En su opinión, el trabajo que hoy se publica en
la revista Science es “bastante deficiente” y con datos “no tan nuevos
como ellos dicen”.
El estudio de Trenberth,
publicado en la revista especializada Nature Climate Change, sostiene
que los ciclos naturales del océano Pacífico explicarían más de la mitad del
calor desaparecido desde 1998. Según sus conclusiones, el fenómeno conocido
como Oscilación Decenal del Pacífico, que cambia cada 20 o 30 años, está
provocando un afloramiento de agua fría en este océano, desencadenando un
descenso de las temperaturas.
Para Ka-Kit Tung, “el
doctor Trenberth ha mantenido durante mucho tiempo su punto de vista
Pacífico-céntrico, pero no ha ofrecido ninguna prueba, más allá de simulaciones
informáticas que dicen que el calor se almacena principalmente en el Pacífico”.
Según Tung, además, estos modelos son “deficientes”.
Más allá de la pelea
entre laboratorios, los últimos estudios dejan claro que el cambio climático no
se ha detenido en absoluto, sino que, más bien, se ha escondido. Tanto Tung
como Trenberth coinciden en la misma frase: “El calentamiento global
continúa”.
Fuentes: esmateria
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