MOSCÚ | 10 DE OCTUBRE DE 2013
Los 30 miembros de
Greenpeace que hace 16 días fueron detenidos por "piratería" en Rusia
durante un acto de protesta del buque Arctic Sunrise contra las prospecciones
de petróleo en el Ártico podrían ser acusados ahora de narcotráfico, según ha
anunciado Vladímir Markin, portavoz del Comité de Instrucción (policía federal
rusa).
"Durante la
inspección del barco, se encontraron sustancias narcóticas (presuntamente
opiáceas y morfina). Se estudia el origen de estas sustancias y qué uso se les
daba", señaló Markin, en declaraciones recogidas por la agencia de
noticias RIA Novosti. El portavoz afirmó también que los investigadores han
examinado "los documentos, objetos y equipos requisados" del buque y
"ya se ha establecido que parte de los equipos confiscados tiene una doble
función y podría usarse no solo para la protección del medio ambiente".
Los 30 activistas detenidos
estarán en prisión preventiva hasta el 24 de noviembre bajo acusación de
piratería, delito que se castiga en Rusia país con 15 años de prisión. La
justicia rusa ha denegado ya cuatro de los recursos de apelación presentados
por Greenpeace. A partir de estas
investigaciones, el responsable del Comité de Instrucción ya adelantó que
"se prevé corregir los cargos ya presentados (a los activistas) y para los
investigadores es evidente que a varios de los imputados se les presentarán acusaciones
por delitos más graves".
Embarcación en manos "desconocidas"
La organización
ecologista se mostró incrédula inmediatamente después de conocerse el supuesto
hallazgo, y el abogado de Greenpeace en Rusia, Mijaíl Kreindlin, recordó
que "el barco se encuentra desde hace mucho tiempo sin tripulación y bajo
control de gente desconocida. No quiero acusar a nadie, pero allí se
podría encontrar cualquier cosa", agregó, en alusión a que alguien podía
haber colocado las sustancias.
La propia Greenpeace
Rusia, en su cuenta de Twitter, se pregunta "qué más pudieron haber
colocado en el barco", ya que el rompehielos se encuentra sin sus
tripulantes desde el 24 de septiembre pasado, cuando, una vez remolcado hasta
el puerto ártico de Múrmansk, los activistas fueron trasladados a tierra y
detenidos. "Nuestras normas internas prohíben cualquier uso de sustancias
narcóticas", dijo el abogado.
Greenpeace también ha subrayado que el buque fue "exhaustivamente
examinado" por las autoridades noruegas, incluso con perros, antes de
salir de ese país nórdico en dirección al Ártico ruso, donde el 19 de
septiembre varios de los tripulantes del rompehielos trataron de encadenarse a
una plataforma petrolera del gigante energético Gazprom. "En el barco no
había nada", señaló la ONG, que también aclaró que las supuestas drogas
debían referirse a los medicamentos que están obligados por ley a llevar en el
botiquín de a bordo.
Piden reunión con presidente ruso
El director de Greenpeace
Internacional, Kumi Naidoo, ha pedido una reunión urgente con el presidente
ruso, Vladímir Putin, para intentar la liberación de los activistas. Naidoo se
ofrece viajar a Rusia y actuar como garante de la buena conducta de los
activistas, si son liberados bajo fianza. Los tripulantes del
'Arctic Sunrise' proceden de Rusia, EEUU, Argentina, Reino Unido, Canadá,
Italia, Ucrania, Nueva Zelanda, Holanda, Dinamarca, Australia, Brasil,
República Checa, Polonia, Turquía, Finlandia, Suecia y Francia.
Le
Monde critica excesos del gobierno ruso
La desproporcionada
reacción de Rusia hacia Greenpeace muestra la febrilidad de un régimen
gangrenado por clanes y corrupción, y se explica porque el Ártico representa
las fantasías de poder petrolero y militar de los dirigentes rusos, opinó hoy Le
Monde.
El diario francés criticó este miércoles a Moscú por el asunto de
los activistas de la organización ambientalista, a quienes mantiene arrestados
por "piratería" desde finales del mes pasado, luego de que intentaron
subir a una plataforma de la petrolera rusa Gazprom.
"No importa en cuál
país racional, la operación de Greenpeace contra una plataforma de extracción
petrolera habría terminado con arrestos, fuertes multas o, en el peor de los
casos, con unos días de prisión. Excepto en Rusia", indicó. La justicia
rusa rechazó la víspera liberar bajo caución a los activistas de Greenpeace
inculpados de piratería por haber colgado una bandera en la cubierta de una
plataforma, ubicada en el Ártico, cargo por el que enfrentarían hasta 15 años
de prisión, refirió.
Justicia "del látigo"
Al parecer la élite rusa
militar y de seguridad "cree en las verdades del látigo", pues las
autoridades están haciendo todo lo posible para meter a los activistas en el
sistema penitenciario del país, indicó. Señaló que "las cárceles de
Murmansk son a imagen de la Rusia de (presidente ruso) Vladimir Putin: feudales
-muchos reclusos no tienen acceso a agua limpia- y terriblemente moderna
-videovigilancia de los prisioneros hasta en los baños-".
Con ironía, Le Monde
lamentó que el presidente ruso "no pueda hacer nada" para aliviar la
difícil situación de los activistas, ya que en Rusia "el poder judicial es
independiente del Ejecutivo", según declaró el portavoz del Palacio del
Kremlin. En efecto, estimó el periódico, Putin no tuvo nada que ver con la
operación contra el Artic Sunrise, la embarcación de Greenpeace involucrada
que, por cierto, se encontraba fuera de las aguas territoriales en el Ártico
ruso.
Sin embargo, el comando
que detuvo a los activistas e incautó el barco depende de los servicios de
seguridad rusos, directamente bajo la autoridad de Putin, apuntó el rotativo en
su editorial "El látigo contra Greenpeace, una Rusia de otra época". La
plataforma es propiedad de Gazprom, el gigante de gas ruso, "un verdadero
Estado en el Estado", pero además es un asunto de familia, ya que Jorrit
Joost Faassen, "hijo holandés de Putin", es directivo de una de las
filiales de la petrolera, comentó.
Otro punto importante es
que el Ártico se encuentra en el corazón de las "fantasías de poder"
de los dirigentes de Rusia, ya que representa grandes proyectos (como
extracción de hidrocarburos y la apertura de la Ruta del Mar del Norte), así
como ambiciones militares.
Fuentes: El
Periódico de Aragón
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