MADRID | 7 DE DICIEMBRE DE 2013
Ratones
con tumores del tamaño de unas pelotas de ping-pong. Con estas imágenes, el
biólogo francés Gilles-Eric Seralini intentó convencer al mundo de los horrores
que podía provocar el consumo de maíz transgénico de Monsanto. Su investigación
se publicó en septiembre de 2012 en la revista «Food and Chemical Toxicology» y
levantó ampollas. No solo los animales desarrollaban tumores gigantes sino que
el 50 por ciento de los machos y el 70 por ciento de las hembras murieron
prematuramente.
El Dr. Seralini |
Numerosos
expertos criticaron el diseño de la investigación y hasta la Agencia Europea de
Seguridad Alimentaria (EFSA) manifestó públicamente la escasa validez
científica del trabajo. No había motivo para la alarma, aseguró la EFSA. Pero
el estudio se mantuvo y la polémica sobre la seguridad de los alimentos
transgénicos siguió alimentándose.
Ahora más de un año después de la aparición
de aquel inquietante trabajo, es la propia revista científica la que ha
decidido retirarlo. El editor, Wallace Hayes, ha enviado una carta al autor,
pidiéndole que lo retire y añade que si no está de acuerdo «será retractado»,
advierten a Seralini.
Alegan "errores de bulto"
La
publicación argumenta los mismos fallos y dudas que ya detectó la Agencia
Europea de Seguridad Alimentaria en el momento de su publicación. Errores que
se descubrían en una primera lectura del trabajo científico. Entre ellos el
tamaño del estudio, tan pequeño que es imposible establecer conclusiones.
Seralini
montó su trabajo con trampas o, por lo menos, con errores de bulto en un
estudio científico. Por ejemplo, utilizó un tipo de rata que es propensa a
desarrollar cáncer de manera natural y pocos animales en la investigación. De
manera, que resulta difícil distinguir si la aparición de un tumor es fortuito
o es el efecto directo de una alimentación con maíz transgénico. Tampoco había
un grupo importante de control, es decir animales que no recibían esa
alimentación para comparar los resultados.
El estudio francés también incumplía
los protocolos que recomiendan utilizar un mínimo de 50 ratas por cada grupo
que reciba una dosis diferente de transgénico. El grupo de Seralini solo
estudió a diez ratas por grupo.
Fuente: ABC
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