El
Consejo de Estado espera tener listo su dictamen sobre la norma que permitirá
abrir la central de Santa María de Garoña (Burgos) el próximo mes de enero. El
Real Decreto para la gestión responsable y segura del combustible nuclear
gastado y los residuos radiactivos, que llegó a este órgano el pasado 21
noviembre, será devuelto al Ministerio de Industria, Energía y Turismo que lo
podrá incluir de inmediato en el Consejo de Ministros, según publica Diario de
Burgos y recoge Ical.
En
ese sentido, esta normativa permitirá a las centrales nucleares que hayan
cesado su actividad por motivos distintos a los de seguridad, como es el caso
de Garoña, solicitar una nueva autorización de explotación en el plazo de un
año desde que se produjera su cese. Tres entidades interesadas en el contenido
del Real Decreto han solicitado audiencia ante el Consejo de Estado con la
finalidad de presentar alegaciones. Una vez estudiadas, llegará el dictamen
definitivo a una norma a la que el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)
ya le dio un informe favorable el pasado 31 de julio.
Todo
apunta a que Nuclenor aprovechará esta oportunidad y solicitará una nueva
autorización, que podría ser para un mínimo de diez años con el fin de
rentabilizar las importantes inversiones que exigirá el CSN en caso de informar
favorablemente la autorización de explotación. Nuclenor siempre ha postulado
que no renuncia a la continuidad, si se dan las condiciones adecuadas para
ello.
Uno
de los hechos que lo demuestran es que negocia con los representantes
sindicales de su plantilla “un convenio de continuidad”. En la mañana de ayer
se celebró la segunda reunión de la mesa negociadora, dado que el vigente
concluye el próximo día 31, y sobre la mesa están las condiciones de trabajo
para la plantilla de Nuclenor durante “los próximos tres o cuatro años”, según
indican las mismas fuentes.
Como
ya admitió Nuclenor, la empresa quiere adaptar las condiciones laborales de sus
287 trabajadores a la actual situación económica y de crisis, pero también a
las circunstancias de la central, parada desde hace un año y, por tanto, sin
ningún tipo de ingreso económico. Fuentes cercanas a la negociación aseguran
que el comité de empresa está “dispuesto a hacer un esfuerzo en cuanto a
disponiblidad de horario y condiciones económicas mientras dure la situación de
parada”, aunque también espera compensaciones futuras.
En
caso de que el CSN informe favorablemente la autorización de explotación de la
planta, los trabajadores de Garoña deberían iniciar una auténtica carrera
contrarreloj para adaptar las instalaciones a las nuevas obligaciones técnicas
en el menor tiempo posible y así poder minorar las pérdidas de la empresa.
En
el caso de que las condiciones que plantease el CSN no pudieran ser asumidas
por Nuclenor, empresa y comité retomarían las condiciones ya pactadas para la
salida ordenada de los 287 trabajadores en forma de prejubilaciones,
recolocaciones o continuidad en los trabajos de predesmantelamiento de la
central.
Fuente: ABC
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