Por: Anna Bolena Meléndez
CIUDAD DE MÉXICO | 2 DE DICIEMBRE DE 2013
De verdad que las
personas no dejan de sorprenderme, comenzando por el secretario de Seguridad
Pública del DF, Jesús Rodríguez, que aparentemente funge, de la mano con el
procurador de Justicia del DF, Rodolfo Ríos, como títeres de la señora Laura
Bozzo.
¡Qué vergüenza!
Miren que incautar, de la manera en que las fuentes
narran que se hizo, a 143 perros para meterlos en el antirrábico a que sean
sometidos a las peores formas de tortura, es inaudito.
No voy a hablar del
personaje que encarna Bozzo, porque suficiente lo hace la opinión pública y sus
propias redes sociales, pero sí voy a preguntar en voz alta ¡¿qué carajos pasa
con la ley de nuestro país?!
Yo puedo comprender que 143 perros en hacinamiento
pueden generar problemas de salud a los vecinos, el ruido, el olor… lo
comprendo ampliamente, pero no podemos cerrar los ojos ante la realidad, y es
que la protectora Olga Andrade salvó a esos 143 animales de estar en la calle,
los alimentó, los protegió y ahora la tratan como si fuera una delincuente.
Me
pregunto en qué momento, en aras de que una televisora y un programa tengan
rating, dejamos la humanidad a un lado. Y es que un payaso como la señora Bozzo
tiene derecho a hacer lo que se le de la gana en su set, pero de ahí a que las
autoridades de nuestra ciudad se alíen con ella, es más de quinta categoría que
el mismo programa de TV.
¿Ahora qué va a pasar?
Porque es bien sabido que los antirrábicos son la antesala del infierno, que
bañan a los perros a manguerazos con agua fría, que mueren de pulmonía, de
hambre, en peleas con otros perros, que los electrocutan y matan a golpes, que
son centros de matanza a mansalva. Con todo y eso, se atreven a desalojarlos
del hogar de alguien que los estaba protegiendo.
¿Cómo habría sido un correcto
proceder? ¿Un proceder de personas con un poco de corazón y no títeres y
payasos en su acto del terror?
Eso habría sido distinto, se habría podido
negociar con la señora, ayudarle por medio de otras asociaciones a dar en
adopción a los animales, darle tiempo de reubicarlos en otros albergues, darle
un tiempo límite y ayudar a una persona que estaba ayudando.
No se vale que
lleguen en camiones de volteo a llevarse a esas criaturas a enfrentar la muerte
como, seguramente, mientras golpeo estas teclas sucede, así como también
duermen tranquilos el payaso y sus títeres, con su rating en el techo y sus
credenciales bien expuestas.
¡No se vale!
Tenía la idea de que
nuestro jefe de Gobierno, Miguel Mancera, era una persona con humanidad,
alguien que jamás vendería su gobierno, por medio de sus funcionarios, a las
manos de una simple conductora que ya es persona no grata para nuestra sociedad
mexicana.
Seguramente, este caso, como toda noticia en nuestro país, tendrá una
expiración en su virulencia; quizás esos pobres angelitos morirán en los
cuestionables antirrábicos que nuestros mismo funcionarios no se han dado a la
tarea de modificar para que no sean centros de muerte, sino centros de
esperanza para la vida de estos animales.
Son la negligencia y tacañería de las
autoridades las que han llevado a la sobrepoblación canina y, ahora, tan fácil
como electrocutarlos a todos en un piso mojado, se deshacen de ellos como si
esa fuera la solución.
¡Qué vergüenza!
Si alguien está interesado en salvar a
uno de estos angelitos, por favor escriban a properroac@gmail.com, que es la
protectora encargada de salvaguardar lo que queda de vida en estos seres.
Fuente: Excelsior
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