EE UU | 4 DE NOVIEMBRE DE 2013
La acidificación del
Océano Ártico está ocurriendo con mayor celeridad de lo pronosticado, según los
resultados de un nuevo estudio. Esta inesperada rapidez parece deberse al
aumento de la tasa de fusión de hielo marino ártico, un proceso que puede tener
importantes consecuencias para la salud de los ecosistemas típicos de esta
región.
La acidificación oceánica es el proceso mediante el cual disminuyen los
niveles de pH del agua de los mares debido a las mayores cantidades de dióxido
de carbono atmosférico que son absorbidas por ellos. Actualmente los océanos
absorben cerca de una cuarta parte de la masa de gases de efecto invernadero.
Cuanto más bajo es el nivel de pH, más ácida es el agua.
Los estudios de
laboratorio han mostrado que a mayor acidez del agua, menor es el nivel de
calcificación en muchos organismos que necesitan crearse una concha caparazón o
exoesqueleto, mermando ello su capacidad de construirse uno, y sus
probabilidades de sobrevivir. Estos cambios, en especies que van desde corales
hasta camarones, tienen el potencial de causar estragos en casi toda la cadena
alimentaria.
El equipo de la oceanógrafa Lisa Robbins, del USGS (el servicio
estadounidense de prospección geológica), y el geólogo Jonathan Wynn, de la
Universidad del Sur de Florida en Estados Unidos, ha comprobado que la
disminución de la masa de hielo marino durante el verano ártico tiene un impacto
considerable para la capa más superficial del Océano Ártico.
A medida que dicha
cubierta de hielo mengua hasta niveles récord, como sucedió a finales del
verano de 2012, el agua de mar bajo ella queda expuesta al dióxido de carbono,
que es el principal motor del proceso de la acidificación oceánica. Además, el
agua dulce resultante de la fusión del hielo se diluye en el agua de mar,
bajando los niveles del pH y reduciendo las concentraciones de calcio y
carbonatos, que son los ingredientes principales de un mineral llamado
aragonita.
La aragonita y otros minerales de su clase son los que le dan dureza
a los esqueletos y conchas de muchos organismos marinos. Además, este descenso
de las concentraciones de calcio y carbonato dificulta indirectamente el crecimiento
de muchas otras especies que se alimentan de esos organismos con concha o
estructuras similares.
La nueva investigación muestra que la acidificación en
las aguas superficiales del Océano Ártico se está expandiendo rápidamente hacia
zonas que antes estaban aisladas del contacto con la atmósfera debido a la
cubierta de hielo que pocos años antes estaba sobre ellas.
Fuente: Noticias
de la Ciencia
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