Por: Miguel Ángel Ocaña Reyes
PUERTO VALLARTA • 8 DE JUNIO DE 2008
El medio día del pasado miércoles, una manifestación
muy particular se realizó en la avenida de ingreso Francisco Medina Ascencio
frente a las instalaciones del hotel Sheraton Buganvillas de esta ciudad,
mientras se llevaba a cabo la toma de protesta del nuevo Comité Directivo
Municipal del Partido Revolucionario Institucional. Un grupo de personas defensores de los animales y
civiles, expusieron cartulinas en las que señalaban al hoy Presidente del PRI,
Javier Guizar Macías como “mataperros” por un sucedo acaecido hace algunas
semanas cuando en una fiesta infantil un can se abalanzó juguetonamente sobre
su hijo, lo cual provocó que el ex diputado reaccionara violentamente
disparando al cuadrúpedo hasta matarlo.
Las manifestaciones de indignación no se hicieron
esperar, y tanto en la prensa como en Internet surgieron expresiones de rechazo
a la impulsiva acción del político, expresando diversos calificativos al ex
legislador, que en el caso de Puerto Vallarta se le presentaron sin que él
apareciera u ofreciera explicación alguna.
Personalmente me surgen varias dudas respecto a este
asunto, primero que nada el hecho de que un legislador tenga un arma y la
utilice en una fiesta infantil con el riesgo de lastimar a un ser humano y no
solamente al animal en cuestión, por otra parte, aunque no tengo el
conocimiento del tipo de arma que usó, ¿hasta cuándo es legal tener un arma y
dispararla en una reunión?, y finalmente si esto está penado, ¿goza de fuero
común el actual líder del PRI para actuar de manera?
Aunque es grave que este tipo de sucesos, lo más
alarmante es que una persona con supuesta calidad moral y ejemplo para los
ciudadanos y más aún presidiendo una organización tan importante, reaccione con
tal violencia, y no es que no se justifique el hecho de que al sentir en
peligro la integridad de su hijo lo defienda, sino que el tener un arma y más
aún el hecho de dispararla, exponen al escrutinio público la personalidad de un
político que se supone debería tener habilidad para tratar los asuntos sin
necesidad de violencia.
Es lamentable, que este tipo de políticos sigan
ostentando cargos de representación, porque no todas las personas en el
organismo partidista tienen esa personalidad torcida de reacción violenta,
sería necesario que en los partidos políticos antes de permitir el acceso a
cargos importantes, se les hicieran exámenes psicológicos para determinar el
estado de su salud mental y no arriesgar a otros seres vivos que ninguna culpa
tienen de las frustraciones, traumas o desordenes mentales del animal más
“inteligente” de la tierra.
Fuente: Vallarta
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