MADRID • 9 DE DICIEMBRE DE 2008
El ser humano no es el único
animal que sufre en sus carnes el azote emocional de la envidia, cuando
descubre que sus semejantes tienen más fortuna que él. Según acaba de comprobar
un fascinante experimento realizado en Austria, el mejor amigo del hombre
también conoce perfectamente este sentimiento.
Según las observaciones de
Friederike Range, un experto en psicología animal de la Universidad de
Viena, los perros pueden sentirse ninguneados si se dan cuenta de que sus
congéneres reciben un trato preferente, y sentir una emoción parecida a la
envidia. Para llegar a esta conclusión, publicada en la revista Proceedings
of the National Academy of Sciences, los científicos enseñaron a un grupo
de perros de diversas razas a 'dar la mano', sacando la pata para que un
investigador se la cogiera y le saludara. Cada vez que hacían bien este gesto,
se les daba una recompensa (un pedacito de pan o salchicha).
Sin embargo, en un momento dado
los investigadores empezaron a tratar a algunos de los perros con mayor
generosidad que a otros: a algunos de ellos se les seguía dando comida cada vez
que daban la mano, mientras que otros dejaron de recibir esta recompensa. El experimento dejó muy claro que los perros que eran maltratados de esta
manera eran perfectamente conscientes de la injusticia, y empezaban a
mostrar enfado y resentimiento por recibir menos que los demás. Cuando veían
que otros recibían una recompensa que se les negaba a ellos, empezaban a
lamerse y a rascarse, una señal de que estaban sintiendo estrés. Además, a su
manera se rebelaron contra esta maltrato poniéndose en huelga, al negarse a
seguir dando la pata al investigador cuando se les requería que repitieran este
gesto. "La reacción de los animales se debía claramente al reparto injusto
de recompensas", explica Range. "Esto demuestra que sentían una
emoción compleja que normalmente no solemos a atribuir a otras especies",
agrega este científico.
Anteriores experimentos con primates han revelado
que algunas especies, como los monos capuchinos, también pueden expresar
resentimiento ante un reparto injusto de recompensas por la realización de una
misma tarea, y rebelarse contra lo que consideran una remuneración inferior a
la que reciben otros. Estas
investigaciones están revelando que emociones humanas como la envidia tienen
profundas raíces evolutivas y ya no pueden considerarse una capacidad exclusiva
del 'Homo sapiens'. "Nuestros resultados sugieren que otras especies,
además de los primates, son capaces de mostrar como mínimo una versión
primitiva de la aversión a la desigualdad", concluyen los autores del experimento.
Y en su opinión, la reacciones mostradas por los perros podrían ser
comportamientos "precursores" de emociones humanas como la envida y
el resentimiento ante un trata injusto.
Fuente: El
Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario