ARGENTINA | 18 DE FEBRERO DE 2013
Los fármacos que acaban en las cañerías, ya sea a
través de la orina o porque se desechan por el inodoro, podrían convertirse en
un grave e inesperado problema ecológico en Europa. De acuerdo con una nueva
investigación realizada por científicos de la Universidad de Umea (Suecia), a
pesar de ser tratadas en plantas de depuración estas aguas fecales cargadas con
todo tipo de fármacos alteran gravemente el comportamiento de la fauna fluvial
que habita los cauces europeos.
En concreto, su estudio, recién publicado en la
revista 'Science', se centra en los
efectos de un conocido ansiolítico llamado Oxazepam sobre una especie de
perca europea ('Perca fluviatilis'). Y según los resultados obtenidos por el
equipo dirigido por el científico Tomas Brodin, la exposición a los niveles
reales de este ansiolítico detectados en los ríos de Suecia -aguas abajo de las
plantas de tratamiento de aguas- hace que los peces coman más rápido, se
vuelvan más intrépidos y tengan un comportamiento menos social. Esta droga
psiquiátrica se usa ampliamente para tratar la ansiedad en humanos. Pero los
residuos de Oxazepam casi siempre terminan en los sistemas acuáticos naturales,
incluso después de pasar por las depuradoras, donde se desconocen los efectos
de esta sustancia sobre los ecosistemas.
Ahora, los investigadores de la Universidad de Umea
acaban de demostrar que la exposición de estos peces a niveles incluso menores
a los encontrados en los ríos suecos altera de forma notable el comportamiento y
la alimentación de estos animales. "Cuando están en soledad, los peces que
fueron expuestos al Ozxazepam se atrevían a abandonar refugios seguros y a
entrar en áreas nuevas potencialmente peligrosas", explica Brodin.
"Por el contrario, los peces que no fueron expuestos permanecían en su
refugio".
Las percas que entraron en contacto con el
ansiolítico también devoraban su comida mucho más deprisa que los animales
libres de este fármaco. Este hecho, según los investigadores, podría
desencadenar problemas ecológicos, como provocar un incremento descontrolado de
algas, debido al desequilibrio creado en la cadena alimenticia de los ríos. "Además,
las percas expuestas a la droga perdían el interés por permanecer con el grupo,
y algunas incluso se alejaban quedándose a gran distancia de sus
congéneres", asegura Brodin.
Fuente:
Sitio
Andino
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