ESPAÑA | 23 DE MARZO DE 2014
Los científicos alertaron
de que pasaría y al final ha sucedido: un insecto que ocasiona una de las
mayores plagas en el maíz ha desarrollado resistencia a plantas transgénicas
que originalmente fueron diseñadas para ser inmunes a su ataque.
Un estudio realizado por
Aaron Gassmann, de la Universidad Estatal de Iowa, en EEUU, ha demostrado que
el coleóptero conocido como gusano de la raíz (Diabrotica virgifera virgifera)
ha desarrollado inmunidad a dos de las tres toxinas que segregan diferentes
variantes de maíz transgénico conocido como Bt.
En EEUU, el 75% de todo
el maíz plantado es Bt. En Europa, el único transgénico permitido para
plantación es el MON810, un maíz Bt fabricado por la multinacional
estadounidense Monsanto y que en España se planta en unas 137.000 hectáreas.
El maíz Bt lleva
introducido un gen de una bacteria que le permite segregar toxinas letales para
algunos insectos, incluido el taladro y el gusano de la raíz. La capacidad de
producir esas toxinas hace al maíz resistente a las plagas, lo que reduce
significativamente el uso de pesticidas y por tanto la contaminación indeseada
que estos llevan consigo. Pero el uso de maíces resistentes no lo es todo y, si
no se implementan medidas complementarias, como mantener parte de la plantación
con maíz normal, los insectos pueden desarrollar inmunidad a las toxinas e
invadir otras plantaciones.
El equipo de Gassmann ya
había detectado resistencia en 2011 en otros estados de EEUU, aunque esta es
la primera vez que un mismo insecto parece inmune a dos toxinas a la vez.
El gusano de la raíz es endémico de EEUU y supone un serio problema en ese
continente. En Europa la principal
plaga que evita el maíz transgénico es el taladro, aunque la presencia del
diabrotica en 9 países supone “una amenaza seria”, según la UE.
Se reducen los supuestos beneficios
Esta
resistencia, totalmente predecible desde el punto de vista biológico, puede
suponer un importante tiro en el pie. Muchos agricultores no dejarán de plantar
maíz transgénico a pesar de la resistencia, sino que acabarán usando
insecticidas contra los gusanos, lo que supondrá perder el terreno ganado en
costes e impacto medioambiental gracias
al uso de variantes transgénicas, ha explicado Gassmann a Wired.
Este investigador ha
recibido financiación de Monsanto para este trabajo y también del Departamento
de Agricultura de EEUU. Pero la solución que propone en su estudio no pasa por
introducir nuevas variantes de transgénicos sino otras que no gustan a la
industria. Gassmann propone soluciones tradicionales como la simple rotación de
cultivos o el establecimiento de refugios, es decir, partes de la plantación en
la que crece maíz normal y que permite reducir las posibilidades de que los
insectos resistentes consigan prosperar.
Según Wired, hace más de
10 años, un panel de científicos asesores del Gobierno de EEUU propuso
establecer refugios de talla considerable (50%) en cada plantación, pero a ella
se opusieron las empresas comercializadoras de semillas, el negocio en el que
trabaja Monsanto.
Fuente: esmateria
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